♡El Dulce Aroma De Tu Piel 2♡NamJin♡[Omegaverse]♡

~°*{23}*°~

Pov. Autora.

La habitación del hospital olía a limpieza y medicinas, pero esa mañana estaba llena de risas y pasos apresurados. Leo había traído a los niños, y Jin permanecía junto a Namjoon, ajustando cuidadosamente las mantas mientras su corazón latía con fuerza, temeroso de cada reacción del alfa.

—Papá... —susurró Yoongi al entrar, y Namjoon sintió un tirón profundo en el pecho. Cada paso de los niños hacia él era un recordatorio de una vida que parecía lejana, pero que su cuerpo reconocía de inmediato.

El alfa lo miró, midiendo cada movimiento, cada gesto de los pequeños. Su respiración se volvió más lenta, controlada, mientras sus manos se movían automáticamente hacia ellos, como si supiera instintivamente cómo sostenerlos sin siquiera recordar.

Hoseok corrió hacia él, abrazándolo con fuerza. Tae y Jimin gatearon hacia su lado, y en un momento, la voz de Jimin cortó el aire:

—Appa...

El golpe en el pecho de Namjoon fue instantáneo. Su cuerpo se tensó, cada fibra vibrando con un calor intenso y doloroso. Su mano se movió automáticamente para sostener la de Jimin, su respiración se cortó por un instante, y un nudo en la garganta amenazó con romperlo. Cada latido recordaba algo que no debía, una mezcla de amor profundo y culpa devastadora.

—Sí... soy yo... —susurró, con la voz cargada y temblorosa, mientras sostenía al niño con cuidado, manteniendo la calma en su expresión pero ardiendo por dentro.

Jin lo observaba con ojos vidriosos, convencido de que la amnesia comenzaba a ceder. No veía la tormenta interna de Namjoon: el conflicto entre lo que sentía y lo que sabía.

—Mira, mira lo que traje —dijo Hoseok, mostrando un pequeño dibujo que había hecho en la guardería.

Namjoon inclinó la cabeza y lo miró con atención, intentando sonreír mientras sostenía a Jimin con cuidado.

—Está muy bonito —murmuró, y Jin vio cómo un destello de emoción cruzaba por sus ojos, aunque sutil, apenas perceptible.

Yoongi, siempre observador, se acercó y tomó la otra mano de Namjoon.

—Papá, ¿te acuerdas de nuestro parque? —preguntó, y Namjoon solo asintió levemente, sin palabras, con el corazón latiendo a mil por hora.

—Vamos a casa —dijo finalmente, y Jin tomó su mano, mientras los niños se acomodaban a su alrededor. La salida del hospital se convirtió en un desfile de risas contenidas, abrazos y pasos apresurados.

En el auto, Yoongi insistía en contar historias del día anterior, Hoseok interrumpía con preguntas, y Jimin se apoyaba en Namjoon murmurando "Appa" de vez en cuando, haciendo que el alfa sintiera cada palabra como un latigazo de emociones. Jin observaba todo, orgulloso y cauteloso, consciente de que Namjoon cargaba un peso invisible.

Al llegar a casa, los niños corrieron por el pasillo, saltando entre ellos y mostrando con entusiasmo sus juguetes. Namjoon los seguía, con cada gesto lleno de cuidado, abrazando, levantando a los mellizos cuando tropezaban, asegurándose de que nadie se cayera. Jin lo seguía de cerca, la tensión en su pecho aliviándose un poco al ver la naturalidad con la que el alfa interactuaba con sus hijos.

—Yeon-tan... —dijo Tae, señalando al pequeño Pomerania que corría hacia Namjoon.

Durante la tarde, se sentaron todos en el suelo del salón: construyeron torres de bloques, Yeontan corría entre ellos, y Jin se inclinó para enseñarle a Hoseok cómo colocar las piezas más altas sin que se cayeran. Namjoon imitó cada gesto, guiando a los niños con ternura, corrigiendo suavemente a Tae cuando intentaba alcanzar demasiado alto, y asegurándose de que Jimin no se lastimara.

Más tarde, Namjoon mostró a los mellizos cómo lanzar suavemente la pelota a Yeontan. Tae gritaba de emoción cada vez que Yeontan atrapaba el juguete, y Jimin reía, golpeando suavemente la cabeza del perro con cariño. Cada interacción, por mínima que fuera, era un hilo que tejía de nuevo la familia, un recordatorio silencioso de lo que habían perdido y de lo que aún podían conservar.

Yoongi y Hoseok organizaron pequeñas competencias: carreras por el pasillo, quién saltaba más alto o quién encontraba primero una pieza de construcción escondida. Namjoon se dejaba llevar por la risa de sus hijos, guiándolos, levantándolos cuando tropezaban y celebrando cada logro con abrazos y aplausos. Jin lo observaba, sintiendo que la distancia emocional que había entre ellos comenzaba a desvanecerse.

Mientras la tarde avanzaba, los mellizos se recostaron sobre el sofá, cansados pero felices, con Yeontan acurrucado a su lado. Yoongi y Hoseok continuaban con historias, y Namjoon se inclinó hacia Jin, tomando su mano y apretándola con suavidad, un gesto silencioso de complicidad y cariño. Jin lo sostuvo con fuerza, comprendiendo que, aunque la memoria parecía perdida, la conexión entre ellos no había desaparecido.

Aunque aún existía una distancia invisible, en esos momentos la familia se sentía completa, reconstruyéndose lentamente, con paciencia, amor y cuidado compartido. Cada pequeño gesto era un paso hacia la normalidad, hacia la intimidad que habían perdido, y Jin sentía que la luz comenzaba a filtrarse a través de la sombra de la amnesia.

Cuando finalmente la noche cayó y los niños fueron arropados, la casa quedó sumida en un silencio profundo. Solo se escuchaba la respiración tranquila de Yeontan y el leve crujir de la madera bajo los pasos de Namjoon y Jin.

Se sentaron juntos en el sofá, las manos entrelazadas, temblorosas, cada latido un recordatorio del tiempo perdido. Jin apoyó su frente contra la de Namjoon, buscando el calor que lo mantuviera anclado, aferrándose a cada exhalación compartida.

—Están... tan grandes —susurró Jin, con la voz cargada de amor y nostalgia.

Namjoon cerró los ojos un instante, dejando que el aroma de Jin, su calor y su cercanía lo envolvieran. Todo en él gritaba por quedarse, por rendirse a aquel refugio que tanto había añorado. Pero un nudo de culpa lo retuvo: sabía que aún podía herirlo, que cada momento cerca de Jin podía ser un veneno disfrazado de ternura.

El impulso venció la razón. Lentamente, sus labios rozaron los de Jin. Fue un contacto breve, eléctrico, un hilo de fuego que recorrió cada fibra de sus cuerpos. Jin sintió cómo su corazón se desbordaba, cómo cada pensamiento desaparecía ante la intensidad del momento.

—Nam... —Jin comenzó, pero la palabra murió en su garganta, reemplazada por la presión de los labios de Namjoon.

El beso duró un instante que pareció eterno: un suspiro suspendido entre la necesidad y el miedo, entre lo que podían sentir y lo que aún no podían permitirse. Jin cerró los ojos, aferrándose con fuerza a Namjoon, buscando sellar en ese instante todo lo que habían perdido.

Pero Namjoon se apartó lentamente, con la respiración entrecortada y la mirada cargada de lucha interna. Cada fibra de su ser deseaba quedarse, rendirse, dejar que la pasión y el amor lo consumieran, pero sabía que debía retroceder.

—Lo... siento, Jin —susurró, con la voz quebrada y temblorosa.

Jin abrió los ojos, herido, pero incapaz de apartarse. La tensión entre ellos era palpable, un hilo invisible que los conectaba, tembloroso y frágil, pero indestructible. Namjoon se levantó, manteniendo la distancia justa, pero sus ojos no podían ocultar la verdad de su amor: cada gesto, cada respiración contenía un "quédate conmigo" silencioso.

El beso quedó flotando en el aire, suspendido entre deseo y renuncia, recordándoles que estaban unidos, aunque la entrega total aún no fuera posible. Jin se quedó allí, con el corazón latiendo a mil, consciente de que ese instante era solo el primero de muchos choques entre pasión, miedo y amor.

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Holis hermos@s, aquí nueva actualización...

No lo puedo creer que tan rápido haya actualizado Pero no podía dejarlos así, necesito avanzar estoy emocionada jeje, más tarde o mañana actualizaré el próximo capítulo, como hoy no fui a trabajar aproveche a continuar con este capitulo y el próximo.

Estoy con ansias el próximo capítulo aunq ya estaríamos casi casi al final 🥺❤️‍🩹

Bueno nos leemos luego, babys

L@s amo mucho

Bye bye 😘😘😘