Al día siguiente, contra cualquier expectativa, Gideon basicamente me obligó a llamar de nuevo a Frida para invitarla a venir a la Logia. La manera en la que me trataba muchas veces me hacía pensar en que trataba de compensar algo el problema era ¿qué?

El resto de la semana transcurrió de una manera bastante parecida pues lo único que hacía era tratar de aprobar los examenes, elapsar, tratar de descubrir mas cosas en el despacho de Gideon e inventar teorías con Frida, y a veces también incluso con Jonás.

Aquellos sueños en los que escuchaba voces y veía unas sombras se fueron incrementando con el paso de los días y había notado que con cada vez que me atacaban esos sueños las voces se volvían más claras y las sombras más y más definidas; el jueves por la noche aquel sueño se había vuelto casi opresor.

Aunque claro, los sueños, que a veces también me preseguían mientras estaba despierta (cosa que atribuía al cansancio y shock que me habían causado los viajes en el tiempo), no eran la única cosa que ocupaba mi mente. Diario iba a mi casa justo después de haber terminado el examen del día y era rodeada por la ola de nostalgia que había comenzado a sentir mi mamá incluso antes de que yo abandonara la ciudad; las noches y parte de las tardes las pasaba en la Logia, a veces acompañada por Frida, en donde me consumía en millones de preguntas que seguían rondando por mi cabeza y en pensamientos sobre Matthew, a pesar de que esos últimos tratara de evitarlos todo el tiempo que me fuera posible.

Pero, a pesar de todo, había avanzado increíblemente en mis indagaciones sobre el conde. Con ayuda de la creatividad de Frida, los datos y teorías que me proporcionaba Gideon y mi tendencia a ver muchas películas y leer libros, ahora teníamos un panorama un poco más general sobre lo que podía querer el conde.

-Paul nunca me reveló nada -había comenzado a decir Gideon la noche del miércoles durante una de las interminables sesiones de conspiración, como las llamabamos Frida y yo, que estaba teniendo lugar en la sala de estar (que ahora tenía cada centímetro de la habitación cubierto de papeles y libros) mientras Frida, Jonás (que por fin se nos había unido) y yo disertábamos sobre la piedra filosofal-. Pero he tenido varios años para tratar de descubrir algo por mi mismo, con las muestras de sangre y tratando de descifrar todas esas complicadas profecías...

-Esas profecías de las que hablas... están en la Logia, ¿cierto? -a pesar de la inicial reticencia de Jonás, ahora parecía llevarse muy bien con Gideon y estar muy interesado en el tema de los viajes en el tiempo- ¿En Londres?

La curiosidad de Jonás tampoco se debía solamente a el nuevo interés que había generado por el tema, sino también al plan que habíamos comenzado a trazar cuando él se nos unió y que llevaríamos acabo cuando estuviéramos en Londres; claro que decía «llevaríamos» solo porque no podía imaginarme todo el panorama sin mis amigos en él, porque en realidad la que tendría que arriesgarse era yo.

-Ajá. Pero son demasiado imprecisas, a menos que conozcas el contexto, excepto por las que había escondido el conde, sobre todo las últimas que hemos encontrado, son prácticamente imposibles de entender. Son demasiado subjetivas y utilizan más que ninguna otra términos alquímicos. Lo peor de eso es que podría explicar mejor que todas las profecías juntas al cronógrafo, el gen y el misterio de la piedra filosofal.

-Pero... ¿ya has encontrado algo sobre la piedra? -traté de ser cautelosa con las palabras que escogía, para no revelar nada que no debiera decir.

-Sí, un par de cosas. Aunque claro todas son conjeturas, y haga lo que haga Paul sigue insistiendo en que aun no es tiempo para que me revele todo lo demás, aunque eso nos condujera hacia el conde y sus planes -las últimas palabras las dijo con la mandíbula tensa y por un momento dudé en seguir preguntando.

Piedras Preciosas. Una nueva generación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora