XII

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El sol apenas asomaba entre los árboles cuando la señora Kim bajó a la cocina, como siempre, la primera en levantarse. Preparaba el desayuno con movimientos automáticos hasta que, al abrir la nevera, notó algo extraño: no había ni un solo rastro de leche, cuando la noche anterior estaba llena.

—¿Pero qué…? —frunció el ceño.

Revisó la despensa: también faltaban galletas, jugo y hasta una bolsa de pan. La sospecha le revolvió el estómago.

Minutos después, la casa estaba en movimiento. El señor Kim exigía respuestas desde la mesa, Jin descendía adormilado con la bata puesta, y Taehyung, que apenas había logrado dormir, bajó con el corazón latiéndole fuerte.

—¿Dónde está Jungkook? —preguntó la señora Kim, con ese tono que helaba a cualquiera.

Los ojos de todos buscaron en el pasillo. Nadie respondió.

Taehyung tragó saliva, intentando parecer tranquilo, aunque sabía muy bien que la cama de Jungkook estaba vacía desde hacía horas.

—Quizá… está en el baño —dijo con una sonrisa nerviosa.

La madre lo miró fijo, sospechando al instante.

—No está —aseguró Jin—. Lo vi salir anoche.

Un silencio pesado cayó sobre la mesa. La señora Kim apretó los labios, mientras el señor Kim golpeaba la mesa con la palma abierta.

—¡Ese muchacho! ¿Cómo se atreve a desaparecer así?

Taehyung levantó las manos, nervioso.
—Seguro no es nada, solo… fue a caminar.

—¿A caminar? —repitió Jin, arqueando una ceja con ironía. —Sí, claro, con mochila y zapatillas en la mano —añadió Jin con sarcasmo.

El Alfa rascó su nuca, acorralado.
—Bueno… tal vez necesitaba aire.

El señor Kim lo miró con severidad, casi luciendo aterrador.
—Tú sabes algo.

El corazón de Taehyung dio un brinco.
—¿Yo? ¡No, no, no! —rió nervioso, levantándose tan rápido que casi tira la silla—. Yo solo… eh… fui por agua y lo escuché abrir la puerta. Pero pensé que volvería.

La señora Kim lo miró con los ojos entrecerrados.
—Si mientes, muchacho, lo sabremos.

Taehyung levantó un dedo dramáticamente.
—Palabra de hombre, no miento.

Pero en cuanto dijo eso, Jin soltó una risita irónica que nadie más captó. “Claro que miente”, pensó, recordando la cara de Taehyung en el pasillo la noche anterior.

El desayuno fue un desastre: la tensión podía cortarse con cuchillo. El padre de Jin decidió organizar una búsqueda, mientras la madre murmuraba preocupaciones y reproches. Jin se mantenía en silencio, observando de reojo a Taehyung, disfrutando un poco de verlo sudar con cada pregunta.

Para empeorar la situación, un vecino pasó saludando en bicicleta y cuando le preguntaron respondió con naturalidad:
—¡Ah, vi al jovencito de anoche! Conduciendo el coche hacia la ciudad, como a medianoche.

El silencio fue sepulcral.

Todos giraron hacia Taehyung. El joven tragó saliva, intentando improvisar.
—Ah… seguro… estaba probando si el motor funcionaba bien.

—¿A medianoche? —repitió Jin, con esa sonrisa que mezclaba burla y enojo.

El señor Kim casi se levantó de la silla de la furia.
—¡Taehyung!

El aludido se encogió, como niño atrapado con la mano en el tarro de galletas.

—Yo… es verdad, le ayudé a salir—admitió, al fin—. Me pidió ayuda y… bueno… no quise que se fuera solo.

~♡ TE QUIERO A TI ♡~ [Taejin]Where stories live. Discover now