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Él nunca imaginó que su vida cambiaría al cruzar un umbral invisible, se ve arrastrado a una realidad donde las dimensiones se entrelazan y los encuentros no son casualidad.
Lo que comienza como una segunda oportunidad p...
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Aquino caminaba a oscuras, sintiendo cada paso como un error.
No sabía si haber vuelto y haber escuchado aquella voz en la grieta fue bueno, o si su mente finalmente estaba cediendo. Pero la frase seguía repitiéndose en su cabeza, cada vez que cerraba los ojos:
"Yo no llegué por gusto.. alguien, alguien que conoces, te utiliza."
Su propio reflejo, atrapado al otro lado, lo había mirado como si supiera algo que él aún no entendía.
En su camino de regreso solo podía reeplantearse todo, no tenía sentido alguno. ¿Como aquellos que tanto lo protegían le darían la espalda?
Miles de emociones cursaban su cabeza, si debía preguntar o solo irse ignorar esa molestia, si solo.. fuera capaz.
Decidió callarse aquello pero.. ¿por qué estaba dirigiéndose a la salida?
¿Por qué pensaba en romper las reglas? Farfa le había explicado múltiples veces que el horario estaba establecido para la seguridad de todos.
Solo decidió seguir el instinto de su cabeza y huir, al menos por esa noche.
Vio la seguridad y alarmas que habían establecido, eran básicas pero funcionales, por suerte solo servían para monstruos y jugadores comunes, no seres mágicos.
Murmuró un suave hechizo logrando abrir un pequeño hueco para escabullirse.
Al estar "libre" estaba expuesto, solo podía correr y correr llegando a una zona bastante lejana.
Y entonces lo escuchó:
—¿Otra vez huyendo sin saber de qué?
Aquino se detuvo en seco.
Andreh del equipo orfanato estaba en el techo de lo que parecía ser su base, en la penumbra de la noche, obrvándolo como si lo hubiera estado esperando.
Pero su expresión no era de burla, nunca lo había observado como tal
—¿Qué querés? —preguntó Aquino, la garganta tensa.
Andreh suspiró.
—No quiero que mueras cerca de nuestra base, ven.
Aquino no respondió, pero tampoco se resistió cuando Andreh comenzó a caminar al interior guiándolo sin decir palabra.
No sabía si confiar en él, ni siquiera sabía si quería hacerlo, podría ser tachado de mil formas.
