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Él nunca imaginó que su vida cambiaría al cruzar un umbral invisible, se ve arrastrado a una realidad donde las dimensiones se entrelazan y los encuentros no son casualidad.
Lo que comienza como una segunda oportunidad p...
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¿Qué había pasado? ¿Por qué todo era negro? ¿Dónde estaba?
No sentía el suelo bajo sus pies, ni escuchaba más que el eco de sus propios pensamientos. Flotaba en un vacío insondable, un espacio donde el tiempo parecía haberse detenido. Miró a su alrededor con desesperación, intentando encontrar algo —una figura, una voz, cualquier cosa que confirmara que no estaba completamente solo.
—¿Hay alguien aquí...? —preguntó, su voz reverberando como si la oscuridad misma la devolviera.
Había pasado años en soledad, pero esto era diferente, antes, al menos, había colores, formas... un mundo tangible, aunque vacío. Ahora era apenas una existencia suspendida, solo. Hasta que, de la nada, una tenue luz surgió detrás de él.
Se giró y la vio: una especie de pantalla translúcida flotando en el vacío. En ella, una proyección: él mismo, junto a Duxo, en un momento del pasado. Su mundo, su hogar… antes de que desapareciera. ¿Era un recuerdo? ¿Una ilusión?
No recordaba haber conjurado ningún hechizo capaz de mostrarle eso.
—Y no fuiste tú quien lo hizo —dijo una voz, profunda y sin origen claro.
Aquino se giró de nuevo, buscando el origen, pero no había nadie.
Antes de que pudiera responder, otra pantalla apareció. Esta mostraba una escena desconcertante: él junto a Spreen… caminando juntos, sonriendo. No discutían, no peleaban. Parecían incluso amigos. ¿Pero no era él quien había dicho que lo había matado? ¿Qué estaba viendo realmente?
—No te distraigas —ordenó la voz, más firme esta vez.
Una tercera pantalla emergió. Él, conversando con el híbrido conejo coqueto. Recordaba esas interacciones: piropos ocasionales, cumplidos inofensivos. No era exactamente coqueteo, pero sí algo... curioso. Algo cálido, distinto. ¿Confianza? ¿Afiliación? Aún era pronto para saberlo.
Pantalla tras pantalla comenzaron a aparecer, todas mostrando escenas en las que compartía momentos con diferentes personas: Farfadox, Shadoune, Serpias, Crisgreen… algunas eran rostros conocidos de presentaciones pasadas, otros compañeros de equipo. En varios universos parecían cercanos, incluso amigos íntimos.
Pero, ¿por qué se le mostraba todo eso? ¿Cuál era el propósito?
Una pantalla brilló más que las demás. En ella se veían varios jóvenes: uno de ojos verdes, dos con heterocromía, otros con características híbridas... y una chica de pie entre ellos. No sabía quiénes eran, pero algo en su pecho dolió al verlos. Algo dentro de él sabía que eran importantes.
—Necesito respuestas… —dijo al vacío, desesperado—. Sea quien seas, dime, ¿por qué me enseñas esto? ¿Son importantes para mí? ¿Debería saber quiénes son?
La voz, como si respondiera a su súplica, habló por última vez.
—La respuesta está frente a ti. Tu historia cae en tus manos… depende de cómo decidas vivirla.