Desde el pupitre del medio (DISPONIBLE EN PAPEL).

e n t r e v i s t a | s a r a.

─Cuando me gradué de educador nunca pensé que terminaría en esta situación ─ajusté mis anteojos, rasqué mi barba y miré a los cinco chicos que tenía en frente: todos parecían rondar por los quince o dieciséis años, aunque quizá mis cálculos no fueran correctos─. Dios, pero qué pasó con mis modales... ¡Damas y caballeros, estudiantes y estudiantas, sean todos bienvenidos a esta entrevista exclusiva! Me presento ante ustedes como el Profesor Buenorro, y me atrevo a decir que quizá ese sea algo más que mi apellido.

»Me han solicitado para ser el anfitrión de este capítulo especial, ¡y claramente no pude negarme! Nunca se es tarde para entrevistar a pubertos enamorados y en el proceso ─solté un suspiro dramático, pero me recompuse al instante─. Tengo a mi lado a la alumna número trece de la lista, aunque ya todos deben saber quién es. Démosle una fuerte bienvenida.

Esperé por la llegada de los aplausos, pero no recibí más que caras de confusión. A decir verdad, estaba acostumbrado a ello.

─¿Qué dicen? ¿No saben quién es la número trece? Y yo que me empeño todos los días pasando la asistencia... en fin, la primera invitada no es ni más ni menos que la señorita Sara Vergara.

Fui interrumpido por mi estudiante payaso.

─¿Cómo dice?

─Sebas, no empieces tan temprano... ─pude ver cómo Sara cerraba los ojos, me imagino que intuyendo qué seguía.

─¡¿Eres familia de Sofía Vergara y no me lo habías dicho?!

─No sabías mi apellido hasta ahora, ¿y eso es lo único que vas a preguntar?

─Bah, es que ya me había convencido de que eras Sara de Pons ─le dedicó una brillante sonrisa inocente, a lo que Sara rodó los ojos.

─Definitivamente no sé qué haré contigo.

─Puedo darte varias ideas...

─¡Eh, muchachos! Aguárdense hasta la hora de mi clase y déjenme iniciar con la entrevista, ¿sí?

Un asentimiento de cabeza por parte de ambos me dio a entender que habían captado.

─Como les decía, ¡Sara Vergara en directo! Esta chica, de mediana estatura, con largo cabello a rulos comúnmente amarrado en una cola de caballo y piel acaramelada, ojos color café y sonrisa...

─Eh, profesor, esto es algo incómodo ─se rascó la nuca la entrevistada, haciendo eco a sus palabras.

─¿Qué? ¡Pero si me han pedido que te describa físicamente! ─hojeé el cuaderno donde tenía las preguntas que dejaron los fans y ratifiqué el hecho─. Muchas personas, en realidad.

─Pero eso no quita que sea raro.

─Está bien, ¿prosigo? ─le quité importancia con un ademán─. Resulta que ésta adolescente, en lo que lleva de año escolar, se las ha empeñado en no prestar atención a mis clases por estar pasando notitas, más aun así lleva un registro de notas formidable. ¿Qué tiene para decir al respecto, joven Sara?

─¿Que mis papás están orgullosos? No lo sé, tampoco es que hable con Sebas toda la clase...

─Le informo que sí lo hace, señorita. Todo el tiempo.

─Pues... ¡siguiente pregunta!

─Lo dejaré pasar por esta vez, ¿bien? ¿Qué le impulsó a hacerle el favor a su compañero acá, Sebastián? ¿Y sin cobrar?

─¿D-de qué favor está hablando? ─se tensó ante la pregunta, aunque seguía sin entender la razón.

─El favor de pasarle una nota a la enamorada del muchacho, claro está.