Capítulo 1

9.4K 463 43
                                    

Eran las 7:30 am, mi tren tenía un retraso de 20 minutos, lo cual indicaba que volvería a llegar tarde a clases. De Cristina no había ningún rastro. Si no se apresuraba iba a perder el tren.

El tren se aproximó y al frenar se escuchó un horrible chillido que me lastimó los oídos. Por lo que me tapé las orejas y esperé a que parase. Las puertas se abrieron y de ellas bajaron algunas personas. Cuando terminaron de bajar, fue nuestro turno de abordar el tren, pero como yo fui la última en llegar me tocó subir al final.

Ya arriba oí el sonido que indica que el tren estaba a punto de arrancar, pero segundos después los gritos de alguien taparon el ruido. Así que me asomé curiosa por ver quién era por la ventana y me encontré con Cristina corriendo lo mas rápido que podía en dirección al tren.

-¡Detengan el tren!- gritó y yo sólo la miré con una gran sonrisa, porque siempre que corre parece una jirafa. Con esas piernas tan largas y con su gran tamaño no se me ocurre nada mas que una jirafa. ¡Sin mencionar que es rubia.

Cristina subió al tren y me buscó con la mirada. Una vez me vió, se acercó a mi y se dejó caer en el asiento de al lado. Noté que todo su pelo dorado le caía en la cara y estaba sudando. ¿Tanto se canso? Cristina tenía mucho mejor condición física que yo, así que debió de haber corrido desde su casa hasta la estación.

Empezó a acomodar su pelo, dejándome ver sus hermosos ojos azules. Una vez que medio se arregló me miró de manera resentida.

- ¿Qué?- Le pregunté. No había hacho nada malo que yo recordara.

-¡¿Por qué no me esperaste afuera del tren como siempre?!- La miré de manera incrédula

-Tal vez porque tu no llegabas y el tren tenía 20 minutos ¡20 minutos! de retraso. Ademas de que yo no quiero tener otra falta. Ya tengo una porque el otro día si te esperé afuera del tren y lo perdí por ti. Porque te debía de esperar porque siempre nos vamos juntas. ¿Y para qué? Para que luego me llamases y dijeses que estabas enferma e ibas a faltar.

Cristina abrió por unos segundos la boca intentando decir algo pero luego la cerró y desvío la mirada. Se que lo hizo porque supo que tenía la razón y no le gustaba estar equivocada.

Por unos minutos permanecimos  calladas pero entonces miré por la ventana y vi el reflejo de un chico sentado en el asiento de al lado viéndome. Inmediatamente volteé a verlo y me sorprendí.

Era el chico mas lindo que haya visto en mi toda mi vida. Se parecía a los chicos que aparecen en las revistas de moda. ¿Cómo no me di cuenta de que alguien así de guapo estaba a mi lado?

Como si fuese el mejor regalo de navidad no lo pude dejar de ver. Tenía el pelo castaño claro y los ojos de un color verde intenso. Usaba un uniforme muy parecido al mío.

Esperen... ¡Era el de mi escuela!

¿Este chico estudia en nuestra escuela y no lo sabia?

En cuanto nuestras miradas se juntaron me sonrojé porque de verdad estaba muy guapo y pues yo era súper mala en eso de contener la mirada. Más si se trataba de algún chico lindo. Pero mientras que yo estaba toda sonrojada de que me había atrapado viéndolo, el más bien me miró con sorpresa. Como si no se esperara que lo descubriese. De inmediato después de cacharme viéndolo, mientras él me miraba , se levantó lo mas rápido posible de su asiento y desapareció a paso veloz de mi campo de vista.

La verdad era que no existían explicación lógica a eso qué pasó. ¿Tendría algo que hacer? Pero no creía eso. Era más bien como si me tuviese miedo o algo por el estilo.

¿En serio estoy tan fea?

-¿Que fue eso?- dije y volteé a ver a Cristina que al parecer no estaba atenta a lo que paso hace unos segundos.

-¿Qué cosa?- No podía creer que ella no notará nada.

-¿No viste que el chico mas lindo del mundo salió corriendo, como si fuera perseguido por un monstruo, en cuanto se dio cuenta de que lo estaba mirando?- Cristina me miró extrañada, como si estuviese diciendo una completa tontería.

-No y tal vez solo tenía algo muy importante que hacer. No le des tanta importancia. Estas sobre interpretando lo qué pasó. Acabarás creyendo mentiras si no aprendes que es real y que es falso.

-Aja... por cierto, el va en nuestra escuela.

-¿Cómo lo sabes? ¿Qué no salió corriendo en cuanto vió que lo mirabas?

-Si, pero traía el uniforme puesto.

-Pues entonces hay que hacerle una visita ¿no?- me dijo y guiñó un ojo. Ahora ella tenía una sonrisa en la boca bastante grande.

Sabía que estaba pensando en perseguirlo por toda la escuela para averiguar quien era y aunque me encantaba actuar como espía me negué. No quería parecer desesperada y mucho menos con un chico que prácticamente corrió para alejarse de mi.

-Oh ,no. ¡No gracias!- dije y negué con la cabeza. Pero ella siguió asintiendo.

-¡Si, si, si! Debes de hacerlo. Según tu el chico es todo un modelo y salió corriendo al verte. ¿No quieres saber por qué?- la verdad la idea era muy tentadora, pero debía de ser fuerte. No debería de importarme tanto lo que piense la gente.

-No- dije pero ella siguió insistiendo y supe que no pararía en un muy largo rato. Odiaba cuando ella se ponía tan insistente, pero era mi amiga y que se podía hacer, ¿no?

Espiando al chico del trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora