En el mismo vestuario dos chicas atendían a la rubia, y solo por curiosidad le eché un vistazo. Su piel dorada y brillante resplandece, el vestido junto al tull está vez eran aún más extravagantes y pálidos, de una tela más fina. El cabello lo llevaba recogido con mechones rubios sueltos, una tiara se alzaba entre su melena, platinada y con un gran diamante incrustado en medio. Unas alas de plumas, aseguradas con dos cintas a cada lado de sus brazos. Un brazalete junto a un collar de diamantes blancos colgaban de su cuerpo. Su rostro impecable acompañado de una sonrisa alegre y contagiosa, genuina, y honesta. En verdad esté era su papel, era un ángel.
La obra empieza conmigo, bailando sola en medio de la pista o noche en el simulado bosque encima del escenario. Allí veo a un cazador que será Arath pero no nos acercamos, la bruja sólo lo ve. Se simula que pasan los días, saliendo el sol y la noche, y la bruja se sigue encontrando al cazador. Un día el cazador no vuelve, y la bruja que tanto anhela verlo, toma una posición y se convierte en linda, allí entra la rubia, que persigue a Arath, lo busca en el pueblo, y baila junto a él. Aunque Arath es poco lo que hace, lo hace perfecto. Justo al final, en el bosque bailan los cisnes en este caso las chicas vestidas de él, bailan alrededor de la bruja preciosa y el cazador. Y esa es la escena final.
Escucho los aplausos al finalizar la obra, los padres, los jefes de cada reino se levantan en una ferviente ola de aplausos. Veo a mi padre en medio de la realeza casi al final, supongo que está ubicado dependiendo de su posición, y lastimosamente me encuentro con los ojos de André VI. Está adelante, con dos guardias a sus lados, su reino debe ser grande. Le asiento a modo de saludo cuando nos tomamos de las manos y nos reverenciamos. Mis ojos siguen en André VI, observándolo con pudor, no noto a quién le tomo la mano del lado izquierdo, ni tampoco cómo aprieto las manos a cada lado. Hasta que la chica a mi derecha lo hace llamando mi atención. Cuando nos soltamos y marchamos de vuelta veo cómo la mano de Arath se despega de la mía.
Regresamos al salón, junto a la profesora.
—¡Lo hicieron excelente! ¡Gracias a mí, a mis impecables habilidades para enseñarles! ¡Muy bien! Pueden retirarse, pero primero dejen el disfraz en el vestuario después marchense—Veo cómo nos da la espalda, alejándose mientras se alaga a sí misma, a su vez Anabel lo hace a la par.
No pierdo el tiempo y me marcho al vestuario femenino, pero a mí par entran Arath y la rubia al masculino, en el cual no entrará más nadie, porque él es el único hombre en este baile. ¿La matará?
Tras de mí entran dos chicas parloteando. Allí empiezan a desvestirse al mismo tiempo que yo lo hago. Pero es un desafío total con la pintura en mi rostro, las chicas a punto de salir se marchan después de guardar su vestuario. Tras ellas entran dos pares más.
De un momento a otro comenzamos a oír cosas cayendo al piso, y suaves gritos, resonando fuertemente. Al echar un vistazo no hayamos nada en el suelo, ni tampoco algo que lo provoque. Entonces una de las chicas, rubia de ojos miel sonríe, mira a la otra chica y le susurra al oído, imperceptible para mí.
—¿Qué? ¿¡Arath... y Valery, juntos!?—La chica abre la boca y vuelve a cerrarla, con sorpresa excesiva. Sin poder creerlo. Camina a la pared y pega la oreja.
Pero la rubia de ojos miel, se ríe tapándose la boca y se acerca a ella.
—¿Que haces?—Le pregunta con el ceño fruncido.
—Escucha...
La rubia la imita. Y yo quiero hacerlo también, saber qué hacen Arath y Valery. ¿Hay otra cosa que Arath le pueda hacer a Valery aparte de matarla?
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A Я A T H
Mystère / ThrillerEn la Academia Real, las sonrisas son armas y los susurros, trampas. Entre salones de mármol y lecciones de traición, ella solo quería pasar desapercibida. Hasta que él cruzó su camino: un príncipe con ojos de tormenta y una elegancia que enmascara...
VII. Una soplona.
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