VII. Una soplona.

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Hoy es la obra de baile. Y no, no estoy muy entusiasmada, padre y mi prometido asistirán, así cómo los familiares de muchos de nosotros los príncipes y princesas.

Me preparo para mí ultimo ensayo con Anabel. Y creo que eso es lo único motivante de hoy, terminar mi práctica con ella. Ha sido humillante e indignante tenerla constantemente diciendo que soy pésima para bailar. Llegando a hacer que realmente lo crea.

Dejo el peine en una gaveta del tocador justo encima de la tabla falsa, en la cual guardo los dos libros. E inmediatamente recuerdo, cómo volví a encontrar los libros, con quién lo hice, y quién me dejó tirada en la biblioteca. Por suerte ya estaban saliendo los rayos del sol, y los espíritus habían desaparecido, pero mi miedo a regresar sola a la habitación, no.

Desde esa fatídica noche, no he vuelto a ver ni a cruzarme con Arath más allá de verlo divertirse en las prácticas con la rubia de ojos azules.

Hoy será el último día.

Después de recogerme el pelo en una coleta en la cual varios mechones destacan. Salgo del ala femenino con Antón siguiendo mis pasos. Voy directo a los vestuarios cambiándome, y yendo hasta dónde se encuentra Anabel con la profesora y el resto del grupo.

-... será perfecto.

—Ellos son los ideales para el final—Comenta una de las chicas que será cisne en la obra. Aplaudiendo si emitir sonido, encantada con quiénes protagonizarán a la pareja.

—¡Ahora comenzamos!—Alza la voz la profesora.

Anabel me jala del brazo y me empuja en medio del salón. ¿Ahora? Aún no he estirado. Entonces todos me quedan viendo. Comienzo la obra cómo la bruja fea, pero la rubia terminará cómo la bruja preciosa que conoció el amor.

El violín empieza a repartir notas de sonido al mismo tiempo en la cuál empiezo a fluir mi parte del baile. Siento la mirada de todos, observándome, buscando algún error. Giro un poco mis ojos hacía ellos sin dejar de moverme, pero él no me ve, no me ve cómo lo hacía antes.

Y mi parte termina. Salgo del centro, yendo junto a Anabel que se mantiene muy callada. Es el turno de los cisnes, y por último de Arath y la chica. La obra en sí, trata de cómo una bruja se enamora a primera vista, y él de ella. Son almas gemelas, y ella deja de ser la bruja malévola para convertirse en una bruja de luz gracias al amor que sintió a primera vista.

Es horrorosa. Pero amo bailar, no desperdiciaré esta oportunidad. Lo único preocupante es André VI y padre. No quiero que vengan, no sé ni cómo se enteraron. ¿Quién pudo decirles?

—¡Atmondran!—Brinco en mi lugar, giro la cabeza a la fuente de la voz y veo a la profesora fulminarme con la mirada.—¿Estás sorda? ¡Sigue practicando! ¡El resto también! ¡Todo debe ser perfecto está noche!

Mis ojos se desvían cayendo en Arath, está sonriendo. Y ella también, veo cómo le guiña un ojo fugazmente, los veo reírse en silencio, íntimamente, compartiendo un secreto. Espera, ¿Se ríen de mí? ¿Del comentario de la profesora?

No entiendo porqué, pero mi humor empieza a empeorar. Comenzando a cuestionarme si de verdad es necesario participar en esta obra. Le atribuyo mi bajada de humor a la indeseada llegada de mi padre y su acompañante.

***

Recibo pincelada tras pincelada, la chica encargada me parece que posee una gran agresividad, cada pincelada es más dura que la otra y su expresión más siniestra. Pero cuando logro mirarme al espejo después de tanta demora entiendo su reacción.

Estoy horrible, merecedora del nombre de bruja. Mi rostro que es ya de por sí pálido ahora parece muerto, las cejas las afinaron y oscurecieron aún más, me pintaron verrugas verdes y moradas, me pegaron vello en las orejas, y me pintaron grandes ojeras. El traje era en su total negro, sencillo prácticamente igual al que usaba de práctica. Las zapatillas, grises de seda, amarrandose a las piernas. El cabello me lo dejaron suelto después de alborotarlo un poco, y me colocaron un sombrero negro con pelusa. Me sentía un espanto en su totalidad.

A Я A T HWhere stories live. Discover now