—Tienes una habilidad para encontrar libros, ¿eh?—Comenta Arath. ¿Arath? Jamás lo pensé pero escucharlo me llena el cuerpo de alivio. Está frente a mí, con la herida del hombro completamente curada, y su vestimenta presumiendo la sangre derramada junto al corte de las flechas en su ropa.
—¿En dónde estabas?—Pregunto curiosa y con cautela.
Arath, me ignora distraído. Revisa el libro, de atrás para adelante. Supongo que me escucha porque me ofrece un libro. ¡Uno de los libros! Es el de la tapa roja. Mis cejas se alzan, y alzo la mirada para verlo pero no está, espera, veo su espalda alejarse.
Lo sigo.
—No encontré el negro—Murmura cuando me acercó a él—Pero el rojo fue fácil, cómo si quisiera que lo viera.
—¿Sólo son tres o hay más?—Suelto la pregunta, sin poder retenerla más. Pues si sólo son tres sólo nos faltaría uno por encontrar, lo cuál me sería muy útil para mis planes.
Pero Arath parece no escucharme, sus ojos se balancean de un lado a otro en los estantes más altos, aquellos que no puedo alcanzar.
Mi pie indica mi impaciencia, queriendo una respuesta, segura de que el la tiene. El sonido de la madera se esparce por toda la estancia, mi pie no deja de chocar con ella. Arath me pasa el otro libro, distraído o sólo ignorando mi existencia.
Hasta que veo lo que trata de hacer. Pero los estantes son demasiado altos, deben de usar algún hechizo para bajarlos o alguna escalera para subir. Sólo que no vemos ninguna. Él se pone de puntas, pero no logra alcanzar.
Es ridículamente alto, tanto así que yo termino llegando por sus hombros, pero el estante sigue siendo más alto porque llegan hasta el techo de la biblioteca. Una pequeña risa se me escapa.
Arath se gira hacía a mí cómo un asesino. La comisura derecha se le sube un poco, aparentemente divertido. Hasta que desaparece de repente.
—¿Sabes escalar?—Se cruza de brazos, y cómo anteriormente me analiza, los gestos, el rostro. ¿Que busca?
—¿Qué? ¿Escalar?—Niego confundida. ¿A qué voy a escalar, los estantes?—¿Para qué quieres que escale?
Se pasa una mano por el pelo, desordenadolo. Luego me mira de arriba a abajo.
—El libro que falta, está ahí—Su cabeza me hace un movimiento para que mire arriba, subiendola unos centímetros.
Miro y lo capto, está arriba, sólo lo suficiente para que no pueda lograr tomarlo, si fuera un metro más alto lo lograria alcanzar. Ahora entiendo porqué no pudo tomarlo.
—¿Buscamos una escalera?—Pregunto buscando una opción y solución para conseguir el último libro.
Arath niega.
—Nos quedan quince minutos antes de que comience a salir los rayos de sol, si no nos vamos antes de que ocurra no quedaremos atrapados en esta biblioteca—Explica con frialdad. Dándome cuenta que mi aparente inconsciencia no duró instantes, duró horas.
Y eso me provoca ponerme nerviosa y desesperante, el calor sigue aumentando y no me gusta, el cabello se me pega a la cara y al cuello.
BINABASA MO ANG
A Я A T H
Mystery / ThrillerEn la Academia Real, las sonrisas son armas y los susurros, trampas. Entre salones de mármol y lecciones de traición, ella solo quería pasar desapercibida. Hasta que él cruzó su camino: un príncipe con ojos de tormenta y una elegancia que enmascara...
VI. Pocos minutos.
Magsimula sa umpisa
