﹝BICHOS﹞

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El sonido del reloj en la pared de su oficina no dejaba de sonar, yendo al ritmo de su corazón. Desde la salida con su querido Tetsuya, no había podido sacarse de la cabeza ese momento en que casi lo hacía suyo. Apretó con fuerza la hoja de cuentas que tenía en la mano antes de soltar un fuerte suspiro, los malditos bichos voladores no dejaban de moverse en su interior. Sabía que cuando una persona se enamora era normal sentir "mariposas" en el estómago, pero nunca nadie le había dicho que cuando llegabas a tocar a esa persona tan querida, las mariposas emigraban hasta otra zona y esa era su entrepierna. Se reclino en su cómoda silla. Se sentía un pervertido de solo tener en su cabeza aquella acalorada escena. La puerta de su despacho se abrió y de ella entro su secretaria, una treintañera, morena, ojos marrones y cabello teñidos de rojo, llevaba puesto el uniforme de la empresa que era una falda recta negra, camisa blanca y saco negro.

—Vicepresidente Akashi, la junta con los inversionistas empezara dentro de dos minutos.

Con los bichos molestándolo por todo el cuerpo se levantó de su asiento. Tenía que alejar por ahora ese recuerdo, además, al finalizar la junta tenía que reunirse con Kuroko y Nikko, que no sabía si era bueno o malo que niño estuviera con ellos.

...

El carro negro aparco cerca de la heladería que le había dicho Kuroko; apago el auto, respiro profundo, giro su cabeza a la derecha y lo vio, allí sentado, en las mesas al aire libre con el pequeño. Sus cabellos celestes algo despeinados y su ropa desordenada, ayudando —en lo que parecía—, con la tarea al clon. Volviendo a inhalar salió del auto, cruzo la calle y se acercó hasta ellos.

—Buenas tardes, perdón por la tardanza —saludo sacudiendo las hebras azules del menor para después tomar asiento a un lado de Kuroko, saludándolo de beso en la mejilla sorprendiendo al mencionado —. ¿Ya pidieron algo?

—T...te —carraspeo —. Te estábamos esperando.

—Sí, mi papi no me dejo pedir el mega vaso de helado de frutas silvestres con chocolate y pockys, por tu culpa Akashi —inflo sus mofletes el pequeño.

—No, te dije que no podías pedirlo porque no te lo ibas acabar solo.

Nikko le saco la lengua y después se dispuso a seguir escribiendo en su libreta.

—Lo siento —se disculpó mostrándole una sonrisa —. ¿Qué tal si lo pedimos ahora que ya estoy aquí? —propuso ganándose una mirada deslumbrante del menor, que asintió alegremente.

—No, Akashi-kun, no se lo va a acabar solo—reprendió Kuroko.

—Por eso vamos ayudarlo —lo volteo a ver con unos ojos suplicante —. Por favor, Tetsuya.

—Síííí, papi, por favor —junto sus manos el menor.

Kuroko al ver aquellos ojos de Nigous no tuvo más remedio que ceder.

—Está bien —suspiro —, pidamos el ultra mega vaso de muchas cosas.

Akashi y Nikko chocaron las manos antes de que llamara a un mesero y ordenara. Mientras esperaban Akashi ayudo al clon con su tarea, Kuroko también ayudaba, pero a cada minuto le llegaba un mensaje, logrando que en vez de ayudar solo distrajera. El chico de ojos rojos al notar los insistentes mensajes no pudo evitar sentirse irritado.

—Aquí está su orden, espero que sea de su agrado —comento una chico dejando una enorme copa con helado de color rosado, con muchas chispas de chocolate y tres picky, y tres cucharas a los lados.

Sin demora Nikko tomó la cuchara, la lleno del delicioso helado y después se la llevo a la boca de un solo mordisco, provocándole un congelamiento de cerebro.

El pequeño Kuroko #PremiosKnB2017Där berättelser lever. Upptäck nu