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21 de enero, 2075.

Querida Mayra:

Han pasado años desde mi última carta, en ese tiempo me consideraba un viejo cuando en realidad no lo era, ahora puedo decirlo orgulloso. Soy un viejo.

Escribo esto luego de tantos años de silencio porque se que mi final está llegando. Puedo sentirlo en mis huesos, escucho los susurros de los vientos que me advierten que ya es la hora y no estoy asustado. No me asusta morir. No me entristece morir tampoco. Me resulta incluso curioso pensar en que pasará cuando ya no esté acá, adonde iré o si incluso hay un lugar al que llegar. Recuerdo cuando solíamos hablar sobre nuestras creencias con respecto a la muerte creyendo que no deberíamos preocuparnos tanto porque aún nos quedaban décadas de vida, o al menos yo lo creía así, al parecer vos tenias otros planes.

Oh Mayra, cuanto hemos pasado en tan poco tiempo.

Soy adulto ahora y viví demasiado como para acumular miles de recuerdos pero aún recuerdo esos pequeños e insignificantes momentos juntos -incluso si algunos son borrosos- y no me arrepiento de lo que nos pasó porque se que todo debió ser así. Me llevó años entenderlo pero el tiempo trae consigo sabiduría y eso me ayudó.

Tu muerte fue algo muy trágico para todos pero era necesario para lograr ser quienes somos hoy en día. Si no hubieses muerto yo no habría conocido a Emma y nunca hubiese sido padre de Mia; Los Jacks no hubiesen descubierto su pasión por la música; Nash y Cameron no hubiesen sido actores; Jacob no hubiese escrito canciones sobre vos y ganado un premio por eso; tu madre no habría ayudado a otras madres a superar el dolor de la pérdida de una hija; incluso, si Sam no hubiese muerto, nunca nos habríamos conocido.

Todo pasa por alguna razón. Aunque suene completamente estúpido y como una forma de no hacerse cargo de tu futuro y responsabilidades.

Cuando moriste creí que nunca volvería a ser feliz otra ves, eras la única persona que amaba y te habías ido para siempre. Estuve así por mucho tiempo, recordándote en cada chica morocha, cada cantante, cada novia, cada casamiento, cumpleaños y aniversarios. Todo eras vos, y tu risa, y tus ojos, y tu cabello, y tu llanto, y tu amor y tu destrucción y tu partida.

Pero luego llego Emma y algo en mi cambió. Por primera vez no te buscaba a vos, me buscaba a mi. Poco a poco me enamoré de ella y creo que una de las razones por la que lo hice fue porque no me obligó a olvidarte, nunca se quejó de vos, incluso las veces que lloré en su hombro porque te extrañaba. Luego llegó mi hija y me enamoré otra vez de manera incondicional, años más tarde ella me confesó que le gustaban las chicas y que estaba enamorada de otra Mayra y tuvo un hijo y lo amó tanto como yo la amé a ella desde el primer día; y así será una y otra vez, porque la vida nace y termina en el amor.

En ocasiones pienso que habría pasado si hubiésemos estado juntos ¿Hubiésemos durado? ¿Hubiese arruinado las cosas de tal manera de volver a vernos? ¿Hubieses muerto de todas formas? Entonces pienso que perderte pero poder seguir teniéndote fue mejor que haberte tenido y perderte para siempre, porque al menos ahora tengo estas pequeñas cartas y de otra manera tendría nada.

En ocasiones creo que me enviaste a Emma para poder seguir adelante, y su fue así te lo agradezco, otra vez me salvaste.

Te amo May, nunca dejé de hacerlo a lo largo de los años, sos mi primer amor, me hiciste descubrir quien era y siempre estuviste ahí para mi cuando era un chico confundido y triste que necesitaba amor y me lo diste, me diste tanto amor que no supe que hacer con él y por eso lo arruine todo. Lo lamento, realmente lo hago, espero que lo sepas.

Gracias por haber existido y enseñarme que los milagros existen, porque vos lo hacías.

Te amo, y espero que donde sea que te encuentres, estés esperando por mi, porque la única razón por la cual no tengo miedo de irme es porque se que volveré a mi hogar.

Siempre vuelvo a vos.


Dear Mayra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora