CAPÍTULO 10: ENCUENTRO NOCTURNO.

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CAPÍTULO 10: ENCUENTRO NOCTURNO.

"Solo quien te quiere de verdad ve el dolor en tu sonrisa, el amor detrás de tu rabia y las razones detrás de tus sonrisas."

Nos dio la media noche, Dylan me llevo por un helado y después detuve el auto en el parque central, recorrimos los diferentes caminos hasta llegar frente al Reservoir, las luces de los edificios se reflejaban en el agua, el viento al moverla creaba un espectáculo digno de admirar, comiendo el helado, haciendo bromas y anécdotas pase la mejor noche de mi vida con la persona menos esperada.

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Había pasado casi una semana del baile, después de esa noche las cosas con Dylan mejoraron, acordamos en empezar siendo amigos, pero se me estaba complicando no involucrar unos recién nacidos sentimientos hacia él en la relación, únicamente, de amistad.

Eran pasadas de las diez de la noche, terminé de peinar mi cabello y salí del baño en busca de mi abrigo blanco. La noche estaba fría y según el noticiero llovería.

Fui a la cocina por un vaso con agua, llené el vaso y bebí de él, apagué las luces de la cocina y sala para regresar a mi habitación, caminé hasta el baño a buscar mi celular, miré en el espejo y mis ojos se abrieron.

Había un hombre vestido completamente de negro detrás de mí, grité y salí corriendo del lugar, no me importo usar las escaleras, corrí hacia el lobby del edificio.

Estaba temblando, ni loca volvería ahí arriba.

En un impulso llamé a Dylan, a los tres pitazos escuché su voz.

- ¿Kelsy?

- Dylan por favor, por favor, te necesito estoy aterrada, había...había un hombre y me sonrió, él sigue ahí, Dylan, sigue ahí.

- Voy para allá, no te muevas, Kelsy. Quédate donde estás, princesa. - Colgó.

Mis manos temblaban y mis ojos se humedecieron, sollozos escapaban de mí, los minutos pasaban y Dylan no llegaba. Caminé hasta la salida del edificio sin llegar precisamente a la calle y esperé ahí a Dylan.

El motor de un auto llamó mi atención y una llama de esperanza se instaló en mi pecho, Dylan salió del auto corriendo, acorté la distancia y me lancé a abrazarlo.

Sus manos se cerraron en mi cintura, mi rostro se escondió en su cuello y lo apreté más a mí en busca de calor y protección.

- ¿Kelsy?

- Él estaba ahí, Dylan. Corrí, tenía mucho miedo, no quiero regresar ahí. No lo haré, no regresaré.

- Tranquila princesa, no te obligaré a hacer algo que no quieras y tampoco permitiré que regreses ahí sabiendo que un hombre entró sin ningún costo. Pero tengo que asegurarme de que no haya nadie y si lo hay matarlo por atreverse a hacer lo que hizo.

Mi cuerpo se tensó de inmediato y aleje mi cabeza de mi nuevo escondite preferido, Dylan miró mi rostro y acarició mis mejillas.

- Estarás bien, te lo prometo. Solo subiré veré que no haya nadie y bajaré, después tu y yo iremos a mi casa, pasarás la noche ahí. Mañana cuando estés más tranquila llamaremos a la policía y veremos qué hacer.

Besó mi frente y entró al edificio con paso firme y dominante.

El camino a casa de Dylan fue realmente incómodo, sus manos se encontraban apretadas en el volante haciendo que sus venas se marcaran aún más, sus mudillos se encontraban blancos por la presión ejercida, su mandíbula estaba apretada y su rostro reflejaba enojo.

Llegamos frente un portón de metal enorme, Dylan tocó un botón y el portón empezó a abrirse, el auto avanzó hasta detenerse y por fin apagarse dentro del garaje de la casa.

Bajé antes de que Dylan llegase a la puerta del copiloto, cerré la puerta, un silencio incómodo se instaló en el lugar, lo miré, en un rápido movimiento él me atrajo hacia su cuerpo y me aprisionó en sus brazos, su mandíbula descansaba en mi cabeza.

Bajé antes de que Dylan llegase a la puerta del copiloto, cerré la puerta, un silencio incómodo se instaló en el lugar, lo miré, en un rápido movimiento él me atrajo hacia su cuerpo y me aprisionó en sus brazos, su mandíbula descansaba en mi cabeza.

- No permitiré que nada te pase, conmigo estás a salvo, Luna mía, no tienes nada que temer.

- Había alguien ahí cuando subiste? - Su cuerpo se tensó y apretó más mi cuerpo.

- No, no había nadie. - Asentí con la cabeza, sabía perfectamente que no lo había inventado.

- Posiblemente huyó por las escaleras de incendio que dan a tu cuarto.

Dylan me había traído hasta lo que supongo era habitación, me senté en su cama esperando por él, entró al cuarto con un vaso de agua y un calmante.

Tomé la pastilla colocándola en mi legua para después tomar un sorbo de agua y tragarla.

- Dormirás aquí, Luna. Descansa mañana hablaremos sobre lo sucedido.

- Espera, Dylan. No quiero dormir sola, tengo miedo. ¿Podrías dormir conmigo?

- Claro que sí, pequeña miedosa.

- Gracias, Dylan. Te quiero.

- Y yo más mi luna, yo más.

Cubrí mi cuerpo con la manta mientras Dylan entraba en la cama, sentía como mi cuerpo reaccionaba a la pastilla, acomodé mi cuerpo dándole la espalda a Dylan, su mano se colocó en mi cintura atrayendo mi cuerpo hasta el suyo, besó el lóbulo de mi oreja.

- Te amo, Kelsy.



     - Te amo, Kelsy

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ELLA ES MÍA © [E.E.M.1.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora