-¡No le digas así, imbécil! ¡No lo toques! ¡¡NO LO TOQUES!!
El salón se queda en silencio.
Katsuki chispea sin querer, como siempre que está alterado. La maestra le toma los brazos, le habla con voz baja y firme, tratando de calmarlo. Lo regañan. Lo sacan del aula por unos minutos. Le dicen que no puede usar su don así. Que debe aprender a controlarse.
No preguntan qué pasó antes.
No le preguntan por qué se enojó.
Y Deku... Deku solo se queda sentado, con la cabeza baja y los ojos fijos en el piso. No dice nada.
Esa tarde, Katsuki llega a su casa pateando todo. Su mamá lo regaña. Él grita que no es justo. Que nadie entiende. Que los demás son los malos, no él.
-¡Quiero patearlos a todos! -grita, con lágrimas furiosas en los ojos-. ¡Son tontos! ¡Idiotas! ¡No entienden nada!
Masaru Bakugo intenta calmarlo. Le pregunta qué pasó. Katsuki no lo explica bien. Solo dice: "Están molestando a Deku. Todo el tiempo ¡Y nadie hace nada!".
Su papá guarda silencio un momento. Luego le dice que hizo bien en defender a su amigo... pero que hay otras formas. Katsuki no quiere oírlas. No quiere esperar. No quiere usar palabras. Él solo quiere que se detengan.
Porque Deku ya no sonríe tanto.
Porque Deku ya no corre detrás de él cuando salen al patio o al parque.
Porque ahora se sienta solo, con los ojos apagados y las manos sobre las rodillas, como si estuviera esperando algo que nunca va a llegar.
Y Katsuki no sabe cómo arreglarlo. Solo sabe que lo odia. Lo odia todo. A los niños, a la escuela, a los adultos que no ven nada.
Y eso lo hace sentir más pequeño que nunca.
Porque por más que grite o chispee o pelee, nada cambia. Deku sigue solo. Sigue triste. Y eso es lo que más le duele: que ya no lo mira como antes. Que ya no corre a contarle lo que dibujó. Que ya no sonríe con los ojos grandes y verdes, llenos de emoción. Como si estuvieran apagándose.
Así que Katsuki decide que tiene que hacer algo. Algo grande.
Primero, empieza a entrenarlo.
No es un plan elaborado. Es lo que su cerebro de cuatro años cree que haría un héroe. Como en el programa que vio con su papá, donde All Might entrenaba en la playa para ser más fuerte. Así que un día, le dice a la tía Inko que los lleve al parque después de la escuela. Pero en lugar de quedarse en el lugar lleno de columpios y resbaladillas, lo guía por los senderos de tierra detrás del área de juegos, donde casi nadie va porque hay muchas piedras y ramas secas.
-Esto es entrenamiento -declara con los brazos cruzados y cara seria-. All Might entrenaba todos los días. Tú y yo también vamos a hacerlo.
Deku lo mira sin entender, pero asiente con lentitud. Aunque esté cansado. Aunque le duelan los pies. Aunque su mochila pese más con cada día transcurrido.
Katsuki le dice que caminarán hasta la roca grande y volverán. Luego correrán un poco. Saltarán ramas. Subirán el pequeño montículo de tierra que él llama "montaña explosiva".
-Si entrenas, te harás fuerte. Y si te haces fuerte, ya no te molestarán -le dice, con tono seguro.
Deku solo lo mira, con los ojos aún tristes, pero algo en su rostro parece aligerarse. Un poco.
Y para Katsuki, eso ya es un avance.
Pero no es suficiente.
Así que idea otro plan. Uno que, en su mente, será definitivo.
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The Only Exception
FanfictionBakugo Katsuki, mejor conocido como el Héroe Explosivo: Dios de la Gran Explosión Dynamight, siempre dejó claro que no pensaba casarse. Nunca. Pero toda regla tiene su excepción. Esta es una recopilación de momentos a lo largo de su vida en los que...
