Cuando me estoy levantando, Noah ya conduce de nuevo hacia Mercury.
Corro persiguiendo el coche.
- ¡Esperaaa!- grito pero me callo al recordar que puedo atraer a algún zombi.
Me deja sola, sola en medio de una carretera solitaria, desolada.
Rompo a llorar, soltando todo el miedo, tristeza y odio.

Me quedo sentada en medio de la carretera. Echo un vistazo dentro de la mochila y comprueblo que tiene lo que me dijo Noah.

Está anocheciendo y tengo sueño, mucho sueño pero no puedo dormirme, no sabiendo que puede venir un zombi por cualquier parte y en cualquier momento.

No sé qué hacer ni hacia dónde ir. No tengo ningún mapa, no soy de esta zona, soy de California, no de Nevada, nunca he estado aquí.
Me siento más sola que nunca y temo perder la razón.
Debo pensar en algo que me distraiga. Ese algo es mi bebé, no sé si será un niño o una niña, no sé quién es el padre porque perdí una parte de mi memoria, ni siquiera sé con seguridad de cuantos meses estoy. Y temo el momento en el que vaya a salir, temo que esté sola y nadie pueda ayudarme a tenerlo, temo morir ese día sino muero antes.

Empecé a sospechar que estaba embarazada hace mucho, cuando empezó a retrasarse mi periodo menstrual, luego me llegaron las ganas de vomitar y aparecieron los antojos, y además, lo más evidente, estaba engordando y sin motivo aparente, no comía mucho, solo lo suficiente.

Cuando se hace de noche, saco una linterna de la mochila y alumbro alrededor.
Empiezo a caminar por la carretera, de un lado a otro.
Iría hasta Indian Springs pero un tornado está pasando por encima.
Estoy bastante lejos pero desde aquí se puede ver claramente a la luz de la luna, da miedo.

Paso la noche así, caminando de un lado a otro, observando el tornado hasta que desaparece al amanecer.
Creo que me estoy volviendo loca.
Estoy atenta a cualquier ruido e incluso a veces me parece escuchar algo pero no es más que el viento o la fina lluvia que caía hasta que empezó a amanecer.
Apago la linterna, ahora puedo ver con claridad.
Tengo miedo, nunca había tenido tanto miedo, en la vida.
No sé pelear contra un zombi, no sé defenderme, les tengo puro terror.

Parece que pensar en ellos los atrae porque justo en este momento, oigo gruñidos.
Empiezo a temblar con un cuchillo en las manos, era la única arma que había en la mochila.

Miro para todos lados, doy vueltas en círculos como una loca, preparada para lo peor.
Bueno, en realidad no estoy preparada para enfrentarme a ellos y menos ahora que sé que llevo una criatura dentro y tengo que protegerme por dos.
No creo que sea capaz de matarlos.
Cada vez lo oigo más cerca.
Hubiera preferido tener un arma de fuego antes que un cuchillo. Aunque no sepa disparar ni tenga puntería, me sentiría más valiente, más poderosa.

Entonces aparecen tras unos árboles secos de troncos gruesos.
Son dos y se dirigen hacia mí.
Es cierto que he matado alguna vez a uno de ellos, a mi madre pero en ese momento me invadió la locura.
Puede que si me vuelva loca ahora, logre sobrevivir.

Pero no, no puedo.
Mi cuerpo tiembla violentamente, estoy aterrorizada, cagada de miedo.
Gritaría si supiera que eso no puede atraerlos.

Sigo alejándome de ellos, a pasos más rápidos para que no me alcancen.
Quisiera ir hacia ellos y clavarle el cuchillo en el cráneo pero, aunque lograra matar de milagro a uno sin que me muerda, el otro habría llegado a mí y me habría matado.
Estoy perdida. Puedo echar a correr pero es que ni eso puedo, estoy aterrorizada, sola, desolada.
Por un momento me pregunto si no es mejor morir y descansar en paz, dejar de sufrir como lo estoy haciendo ahora.

Escucho algo a lo lejos, otro ruido.
Más enfermos, más mordedores, más zombis.
Lloro y tiemblo sabiendo que estoy acabada.

El otro ruido se acerca cada vez más, logro reconocer de dónde procede, de detrás mía, pero no quiero quitarles el ojo de los zombis que me persiguen por delante.

Apocalipsis Zeta - Parte 3: Venganza...Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt