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La casa huele a madera húmeda y a leche derramada

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La casa huele a madera húmeda y a leche derramada. Un aroma extraño que se adhiere a las paredes como un recuerdo, como una culpa que nunca se desvanece.

No es la mansión principal, aquella con pasillos de mármol, vitrales de iglesia antigua y techos tan altos que hacían eco los suspiros. Esa ardió en una madrugada que los noticieros repiten una y otra vez: "Incendio intencional: muere magnate coreano en su propio hogar". Pero no hay cuerpo. Solo cenizas. Y preguntas que flotan en el aire como fantasmas.

Esta es otra casa. Más pequeña, aunque aún así demasiado grande para alguien que apenas puede llenar su propia sombra.

Seong Gi-hun camina descalzo por los pasillos, sintiendo el frío del suelo de madera bajo sus pies. Tiene el cabello recogido con una liga, una camiseta desteñida que parece tan desgastada como él, y los ojos tan hundidos que parecen dos heridas abiertas, sangrando recuerdos que nunca sanarán. Una taza de café frío tiembla en su mano, cada gota resbalando como las horas que se escapan sin piedad. No ha dormido bien desde hace semanas. Desde la noche del fuego. Desde que todo se partió en mil pedazos.

En el living, los juguetes están esparcidos por el suelo, un mar de colores que contrasta con la oscuridad que lo envuelve. Una mantita arrugada reposa en el sofá, un recordatorio de noches de consuelo que ahora parecen un espejismo. Ji-hoon, el mayor, está en su mundo, los auriculares puestos, viendo caricaturas en su tablet, ajeno al caos que los rodea. Los gemelos, Dae-ho y Min-su, juegan con bloques, construyendo castillos de sueños que nunca se materializarán. Uno le dice al otro que su appa va a volver "cuando terminen de curarlo". Las palabras, inocentes y llenas de esperanza, atraviesan el corazón de Gi-hun como dagas.

Gi-hun desvía la mirada, incapaz de enfrentar la fragilidad de sus propios sentimientos.

-Toc, toc.

Es la tercera visita del día. Trabajadores sociales, policías, un abogado con corbata de seda que parece demasiado joven para cargar un maletín tan pesado. La misma rutina de preguntas, el mismo guion desgastado.

- ¿Seong Gi-hun?

Asiente sin hablar, sintiendo cómo la presión del mundo lo aplasta.

- Necesitamos conversar sobre el proceso legal. Custodia, evaluaciones psicológicas, entrevistas. Es rutinario, claro.

- Lamento molestarlo de nuevo -dice una de las trabajadora social, con la voz empapada de falsa simpatía.- Pero tenemos que hablar del futuro de los niños. No pueden quedarse aquí indefinidamente.

Gi-hun asiente mecánicamente, su mente divaga. No le importa el proceso legal, la custodia o las entrevistas. Lo único que le importa es el vacío que In-ho dejó atrás, el vacío que lo consume con cada día que pasa.

- ¿Y los niños? -pregunta el abogado, desviando la mirada hacia la sala de estar donde juegan los gemelos.- Necesitarán estabilidad, rutina. No pueden quedarse aquí, no en estas condiciones.

឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵឵឵឵឵឵឵឵឵឵ ឵ ឵឵឵឵឵ ⩇⩇ . ┊ PAUSADA - 𝐔𝐍𝐇𝐎𝐋𝐘 𝐓𝟐Where stories live. Discover now