Martes 8, marzo del 2005.

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Luego de a ver pasado todo un día de escuela y enseñanzas, tocaba las dos horas de educación fisica, pero claro tocaba a las 4:30 p.m. y recién eran las 3:15 p.m.
Estaba sentado junto a Cheeto bajo la sombra de un árbol, mientras comíamos nuestro almuerzo. Estaba todo realmente tranquilo, poseíamos una vista perfecta del colegio, en ocaciones Cheeto y yo nos poníamos a ver cuantas personas se tropezaban, moríamos de risa por como algunos caían de manera épica al suelo.

–Ay no tío- Respiró– No doy más de la risa– Secó sus lagrimas de risa.

Reí –Yo menos– Tomé aire.

–Disculpadme– Al escuchar eso, Cheeto y yo dirijimos nuestras cabezas de manera brusca hacia dónde provenía la voz; sus ojos verdes resaltan demasiado, tanto que llegan a hipnotizar. Pero aún así, no demostraba reacciones ni emociones vivas, lo que incomodaba un poco.

-¿Q-Qué sucede?- Pregunté algo nervioso por su presencia.

-No conozco esta escuela, y no se dónde se encuentra el baño, de lo grande que es este lugar me voy a perder. ¿Alguno de ustedes podria enseñarme el lugar? Por favor.

Miré a Cheeto con la esperanza de que el fuera quien lo acompañase ya que yo seguía pensando en lo incomodante que seria estar con este tío. ¿Pero que más podría esperar de este cabrón?

-Ve tu Mahe, yo tengo que ir a hablar con Alex sobre un tema de Física- Dicho eso, se levanto y se fue.

No me moví de dónde estaba ya que aún seguía con la bronca, puto Cheeto joder. ¡Sabía que me haría eso! ¡Me debe miles!

–Y... ¿Me vas a enseñar el lugar, por favor?– Me apuró.

–Eh-eh sí, espera un minuto– Dije y me levanté del suelo; era definitivo este tío traía algo  con el que me hacía sentir una mala espina, es demasiado serio y misterioso, por así decirlo. Incluso recuerdo que ayer, logré hasta pensar de que podríamos ser amigos, y ahora me retracto. ¡No podría ser amigo de alguien que parece que me fuera a asesinar con la mirada! 
Terminé de colocar todas mis pertenencias en mi mochila y me la puse. Suspiré agobiado.

–¿Vamos?– Pregunté y el solo asintió. Comencé a caminar y el se puso al lado mío, este sería un largo día. 

Mientras dábamos un pequeño recorrido por el colegio yo le enseñaba y explicaba todo, hasta llegué a aclarar los horarios en los cual se encontrarían abiertos algunos lugares del lugar. Por suerte escuchó todo atentamente y en algunas ocaciones me preguntaba una que otra cosa para satisfacerse a si mismo.

–Miguél– ¿Cómo sabía mi nombre?

–¿Que pasa?–Ignoré el tema.

–Aún no me haz enseñado el baño... y ya no me aguanto– Por primera vez hizo una sonrisa de lado, que fue tan pequeña que en menos de un segundo desapareció.

–Oh si.. discúlpame, por aquí es...– Informé y el comenzó a seguirme hasta el segundo piso del colegio. Le mostré la puerta del baño y el pasó casi corriendo, yo entré por atrás, ya que necesitaba ponerme mis pantalones de gimnacia.

Me metí a un baño y cerré con seguro, me cambié e hice mi necesidad, salí del baño y ví a Rubén mirándose al espejo con un poco disgusto por si mismo. ¿De que se quejaba?

–Gracias Miguél– Agradeció.

–¿Por qué?– Dije algo dudoso.

–Por haber tomado un poco de tu tiempo para poder enseñarme el lugar, que lindo y grato de tu parte, te debo una– Me dió unas palmadas en el hombro derecho y se fué sin nada más que decir. Y yo, estaba extrañado y algo ruborizado. 

Sacudí mi cabeza ¿Que coño me pasaba?, me acerqué al lavamanos y me moje la cara, saliendo de una vez por todas del baño. Miré por algunos lados y ya aquel chaval desapareció rapidamente. Es demasiado extraño.

Me fuí a buscar a Cheeto que supuestamente se debía encontrar con Alex. Di unas vueltas por la escuela y los encontré a los dos sentados al frente de la cancha de Basquetball, hablando de cualquier cosa.

–Al fin llegas hombre– Dijo Alex.

–Sí, lo siento, es que estuve como guía turístico– Dije irónico.

–¿Y eso?

–Hay un chaval nuevo en nuestro salón, el cual parece ser de Noruega que habla perfectamente el español, pero bueno... sin desviarme– Aclaré– Hoy estaba con Cheeto almorzando, todo perfecto, hasta que de un momento a otro cae este chaval, el cual no conocía el colegio, preguntando si alguno de los dos podría enseñarle el lugar, y pues, es por eso que recién llego.

–Cheeto cabrón ¿Por que no fuiste con él?– Preguntó Alex.

–Que se joda el Mahe, yo no tengo ganas de andar mostrando un lugar que no me gusta.

-Que te pireh Cheeto de los cojoneh– Dije y todos reímos.

(...)

Como había dicho era comienzo de clases y los que no hicieran nada estaban perdonados de todo. Asi que había una gran cantidad de chicos sin hacer nada mientras que un pequeño grupo jugabamos al basquetball. Era algo divertido y realmente me gustaba el deporte. 
El chico nuevo era del equipo contrario y demostraba que era muy deportista gracias a él, su equipo nos ganaba por 8 puntos. Tenía una gran resistencia. 
Todo iba bien hasta que el accidentalmente me empujo y caí al suelo bruscamente raspandome todo el codo, el freno de golpe; tiró la pelota a cualquier otro lado y fue corriendo a donde estaba yo.

–Joder tío, discúlpame no fue mi intención– Se agachó.

–Eh.. claro, total no lo haz hecho por maldad– Dije sentandome bién en el suelo.

–¿Me dejas ver tu codo?

–V-Vale– El me tomó del brazo delicadamente y me vió el codo serio, como siempre.

–Te sale un poco de sangre, pero no es una gran herida, lo más probable es que te salga un moretón. Aún así... ¿Quieres una curita?– Me miró a los ojos fijamente, logrando volver a ponerme nervioso.

–Eh-Eh... no tranquilo ya me voy a lavar al baño– Me levanté del suelo como un flash, me acomodé la ropa y me fui corriendo al baño.

El chico de Noruega || Rubelangel ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora