Lunes 7, marzo del 2005.

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-Bueno chicos, bienvenidos a este nuevo ciclo lectivo- Saludó el profesor cortezmente- Podeís tomar asiento- En ese momento se sintio el chillar de las sillas, hasta que nuevamente volvió el silencio al salón- Bueno, este año comenzaremos con nuevas temas, siempre recordando de que el nivel de dificultad aumente ¿Vale?

-Si profesor- Mencionaron mis compañeros.

-Vale, y os presento a su nuevo compañero- Sonrió, ahí fue cuando la puerta se abrió y pasó nuestro nuevo compañero, un tío medianamente alto, cabello castaño y ojos verdes, junto con una mirada seria en su rostro pero algo me decía que era todo lo contrario a lo que el mostraba. Me ha llamado mucho la atención el chaval, pero, ¿Por qué?-Chasqué la lengua.

-El se llama Rubén Doblas, y espero que os trateís bien- Dió una pequeña sonrisa

-Que lindo es- Escuchaba susurros de mis compañeras. Reí por los comentarios.

-Vale y una cosa más por destacar, su nuevo compañero se ha mudado desde Noruega a España ¿No es increíble?- Y ahí fue cuando el salón exploto con sus susurros y comentarios, eso era lo que más odiaba, ¿Por qué cojones eran así? Si ellos no eran quién para criticar la vida del tío nuevo. Luego caí en que eso era la razón por la cuál me llamaba la atención.

-Oye Mahe ¿Que te parece el nuevo chaval?- Me preguntó Cheeto en un susurro.

-No sé Cheeto, no jodas ahora.

-Vale tío, no me mates- Dijo sarcástico.

En cuanto menos me di cuenta ya la clase había comenzado, y el profesor ya estaba dictando, tome mi lapicera, abrí mi cuaderno y comencé a copiar lo que Cheeto ya había escrito. Gracias a Dios que escribo rápido y mi letra es prolija.

Luego de que el profesor nos termino de dictar mínimo 1 hoja de impresora entera nos dió la hora libre con la condicion de que leyeramos lo que habíamos copiado. Estaba claro que nadie lo leería pero ¿Acaso importa? ¡Claro que no! Era comienzo de clases y casi nadie núnca hace nada.

-¿Que prefieres Cheeto, Inglaterra o Estados Unidos?- Pregunté solamente para hablar un rato.

-¿Para que quieres saber eso ahora?

-¿Que sabes? En algún futuro lejano logremos viajar a algun otro país.

-En ese caso, me gustaría ir primeramente a Estados Unidos, ya sabes comer toda esa clase comida Norteamericana me volvería loco. O al menos subiría unos 15 kilos en menos de una hora- Reí por su comentario.

-A dónde iré a parar contigo Cheeto- Dije tocándome la frente con mi mano derecha.

-No sé, si quieres aléjate de mi- Fingió tristeza.

-No podría, eres mi mejor amigo, no vivo sin ti- Le abracé.

-Ay mi mahe tu siempre con tus cosas gays- Me abrazó también y justó toco campana para el recreo- Oye tío, tengo hambre ¿Vamos por el desayuno?- Dijo levantandose.

-No hombre, igual gracias- Él solo se encogió de hombros y se fue, junto con los demás yo solo me quedé en salón, mirando por la ventana el hermoso cielo azul junto con el sol radiante.

Sentía una mirada clavada en mi. Giré mi cabeza y vi al nuevo, mirandome fijamente; ¿Por qué es tan blanco? Le resaltaban sus ojos verdes debido a su tez blanca. Y por más que lo siguiese viendo el no despegaba la mirada de mi, eso logro ponerme más nervioso ya. Giré mi vista nuevamente a la ventana, sin dejar de sentir su mirada que me hacía sentir un escalofrío por la espalda. ¿¡Por qué me sigue mirando?!. Ya comenzaba a dudar y lo unico que se me vino a la mente era de que a la salida del colegio este chaval me golpearia. Uno núnca sabe lo que podría llegar a pasar.

Quería salir corriendo, ya el tío me incómodo por completo, su rostro serio que no transmitía ninguna emoción viva estaba con la mirada fijada en mí. Parecía un depredador de la selva en algún aspecto raro. Todo esto me trae un mal rollo de aquellos.

Cheeto por favor salvame de esta.

-¡Mahe adivina quien consiguió una bolsa de bizcochos!- Cheeto al parecer escuchó mis pedidos de auxilio.

-¿Que haz hecho ahora?- Traté de sonar al natural.

-Tu sabes, un par de cumplidos, guiñitos y ¡BUM! consigues comida gratis- Ambos reímos.

De manera disimulada busque con la mirada a "Rubén" pero al parecer el ya no estaba. Ese tipo era raro.

-¿Que buscas?- Preguntó él buscando con la mirada.

-Oh... nada ¿Me das un bizcocho?- Cheeto asintió y me dio uno amablemente.

Rubén era alguien un poco intimidante a primera vista.

El chico de Noruega || Rubelangel ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora