Sasuke apartó la mirada, aparentemente incapaz de enfrentarse a la expresión de Naruto. -Mejor vete. No quiero seguir discutiendo.

Naruto lo miró fijamente durante un momento, buscando algún rastro del Sasuke que conocía, pero solo encontró un muro infranqueable. Sin decir nada más, se giró y salió de la biblioteca.

El sonido de sus pasos se fue apagando poco a poco, dejando al Uchiha solo entre los libros, con el eco de sus propias palabras resonando en su mente. Pero en lugar de alivio, sintió un peso creciente en el pecho.

Sasuke no podía quitarse el peso de las palabras que había lanzado a Naruto. Sabía que había sido más duro de lo que debía, pero no podía evitar sentirse frustrado con la insistencia del rubio.

Sin embargo, al mirar sus reacciones, al escuchar sus palabras rotas, Sasuke comenzó a arrepentirse profundamente. Sabía que Naruto no podía controlar sus emociones, especialmente cuando se trataba de él, y en el fondo eso era algo que le tocaba el corazón más de lo que quisiera admitir. Pero en ese momento, la rabia había nublado su juicio.

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Naruto había regresado a su cuarto lanzandose sobre la cama para hundir su rostro en la almohada tratando de ahogar sus sollozos.

Sus lágrimas caían sin cesar, porque su corazón se sentía vacío, como si todo lo que había construido con Sasuke estuviera desmoronándose en un abrir y cerrar de ojos. No entendía por qué el Uchiha lo había tratado así, por qué parecía tan distante, como si ya no fuera importante para él.
El rechazo que sentía de su parte lo golpeaba con más fuerza de la que imaginaba, y las palabras de Sasuke resonaban en su mente una y otra vez.

Naruto intentaba respirar profundamente, pero su pecho se sentía cada vez más pesado. Podía sentir la ansiedad apoderándose de él, como una sombra oscura que no podía evitar. Se quedó ahí recostado, tocándose el pecho con sus manos temblando. Trataba de calmarse porque sentía que se ahogaba, hasta que el cansancio por llorar finalmente lo venció, cayendo en un sueño agitado mientras las lágrimas seguían marcando su almohada.

Sasuke, por su parte, pasó horas en la biblioteca, sin poder concentrarse en nada.

Las palabras del rubio seguían dándole vueltas en la cabeza, pero prefería estar ahí, rodeado de libros, que regresar a su cuarto. No quería enfrentar a Naruto de nuevo, no sabía cómo arreglar las cosas. Cada vez que pensaba en acercarse, sentía que todo se complicaba más. Cuando finalmente sintió que sus ojos ya no podían mantenerse abiertos, decidió regresar a su cuarto, con la esperanza de que tal vez, al descansar, podría encontrar una forma de calmarse.

Al entrar a su cuarto, se dio cuenta de que Naruto no estaba ahí. Un ligero alivio lo invadió, aunque también una extraña inquietud, como si algo no estuviera bien.

Salió rápidamente a verificar que el rubio estuviera en su habitación. Al abrir la puerta, lo vio recostado en la cama, dormido, con el rostro tranquilo pero aún marcado por las huellas de sus lágrimas.

Sasuke sintió una punzada en el pecho al verlo tan vulnerable, tan lejano, pero decidió no molestarlo. No quería acercarse demasiado, no en ese momento. En lugar de eso, cerró la puerta suavemente y salió en busca de algo que lo relajara; como un baño caliente. Pero en su interior, una sensación extraña lo inquietaba, como si la brecha entre ellos se estuviera abriendo aún más.

Después de un baño rápido y silencioso, Sasuke se acostó, pero el sueño no llegó tan fácilmente. Sabía que debía hablar con Naruto. Pero no sabía cómo hacerlo sin que las palabras salieran erradas, como lo habían hecho esa tarde.

Cerró los ojos tratando de descansar, pero el recuerdo de lo que había dicho y hecho seguía rondando en su mente, mientras el silencio de la noche lo envolvía.

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