V E I N T I U N O

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"No sé de qué demonios están hechas las almas, pero la suya y la mía son una sola."

Todos comenzaron a gritar dentro de la camioneta, con grandes sonrisas, comenzaron a bajar mientras decían que esa sería una gran ronda.

   Viera bajó de la camioneta sonriendo, y comenzó a caminar hacía Cassie pero alguien la tomó de la muñeca, se volteó y era Carlo.— Es mejor que te quedes en la camioneta, Viera.

   Ella frunció el ceño— No Carlo, yo quiero ir a la ronda.

—No Viera, te quedarás con Mark, él hará la guardia nocturna.

—¿No entiendes? No me quedaré como estúpida en la camioneta, mientras ustedes corren y se divierten sólo porque quieres.

—Hazle caso a tu hermano, Viera— ella volteó y miró enojada a Dago, que se acercó a ellos regalando una mirada seria a la chica— Es peligroso.

   Viera rodó los ojos— ¡Por favor! ¿peligroso?

—Te puedes caer...— dijo Carlo y Viera sintió el deseo de abofetear a alguien.

—Uy, no vaya a morirme con un raspón en la rodilla.

—Un raspón cura más rápido que un corazón roto— dijo Dago.

   Ella sonrió falsamente— Que suerte que no tengo lastimada ni la rodilla, ni el corazón.

—Basta— dijo Carlo. —No irás.

—Si irá— sentenció Topanga, acercándose a ellos— Carlo, Dago, es adolescente, tiene nuestra edad, ¡merece divertirse!

—No tiene nuestra edad— mencionó Dago.— Tiene 17 solamente.

   Topanga rodó los ojos— ¿Ven a Robby?— preguntó apuntando a un chico que reía con un grupo de amigos— Tiene 13 años, y correrá hoy— sonrió abiertamente— Viera correrá si ella quiere correr.

   Los chicos quisieron discutir algo, pero ella dio media vuelta y se fue.

   Viera sonrió abiertamente hacía los chicos y fue a donde Cassie, que estaba ayudando a bajar cartones con muchas botes de agua. Eran cientos y cientos, muchas botellas de agua nuevas.

—Es para después de la ronda— dijo Gio— nos cansamos, aunque no lo creas.

   Vi sonrió de lado— Pero... ¿de dónde sacan todo esto?

   Maru se acercó a ellos,— Digamos que, somos una empresa— dijo haciendo comillas en la última palabra— Vamos a ayudar a distintas fundaciones, damos clases a niños huérfanos y de bajos recursos y a cambio, las empresas nos pagan. Aparte de que claro, somos una de los principales misterios de Italia, mucha gente viene a conocer de nosotros desde distintos lados del mundo y el gobierno nos paga.

   Viera estaba aún más impresionada, definitivamente los roba besos no eran nada de lo que se rumoreaba por el mundo. Eran gente ayudando a otra gente, manteniéndose entre ellos y apoyando a los niños.

—Bueno— interrumpió Cassie— vamos a calentar, ¿correrás, no?

—Claro— sonrió y siguió a Cass hasta donde estaban todos calentando entre juegos.

   Estaban calentando cuando se agacharon hasta tocar con sus manos las puntas de sus pies, y Viera sintió que alguien le pegó en el trasero y lo apretó después. Se levantó rápidamente y sin saber quien era, soltó una cachetada al idiota que le había tocado el trasero tan descaradamente.

   Resultó ser Dago, que se tomaba la mejilla con una expresión de confusión en el rostro.

—¿Estás loca mujer?— vociferó.

El roba besos | ERB #1 | Where stories live. Discover now