𝐂𝐫𝐞𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚 𝐃𝐞𝐥 𝐋𝐮𝐧𝐚 [𝐋𝐒]

•LXIV°

Los días en casa de Niall se sentían interminables. Louis intentaba mantenerse ocupado, ayudando con las tareas del hogar o saliendo a dar cortas caminatas por el vecindario, pero nada lograba distraerlo del vacío en su pecho. Las noches eran las peores. Apenas cerraba los ojos, los recuerdos lo golpeaban con más fuerza. La imagen del ultrasonido, la primera vez que vio a su bebé a través de esa pantalla, la sensación de Harry sosteniendo su mano y su reacción que mucho más de lo que había esperado y luego, la desesperación y tristeza en su mirada la última vez que se vieron.

Louis dejó escapar un suspiro mientras removía la comida en el plato de Ayla con la cuchara. La pequeña, sentada en su silla alta, lo observaba con curiosidad, pero se negaba a abrir la boca.

—Vamos, princesa, una más —intentó con voz suave, acercando la cuchara con un gesto animado.

Ayla negó con la cabeza, su carita redonda reflejando pura terquedad.

Louis frunció el ceño.

—¿Qué tal si hacemos un avión? —entonó, moviendo la cuchara en círculos—. Vrum, vrum...

Nada.

Louis sonrió con suavidad, pero la sonrisa se desvaneció en cuanto su mente lo transportó a un recuerdo.

Harry solía hacer esto.

Él tenía un don para hacer reír a Ayla, siempre encontraba la manera. Recordó una noche en la que intentaban darle de comer y Ayla, en su infinita travesura, se empeñaba en agarrar la cuchara por sí misma. Cada vez que lo lograba, terminaba con la comida por todas partes: en la mesa, en su ropa, en la cara de Harry.

Louis recordó cómo habían reído, la carcajada de Harry llenando la habitación mientras Ayla balbuceaba, fascinada por el sonido de su risa.

Recordó la calidez de ese momento.

La calidez que ahora se había ido.

Su pecho se oprimió.

Miró a Ayla, que lo seguía observando, y sintió un nudo formarse en su garganta. La ausencia de Harry era más fuerte en los pequeños momentos, en la rutina que compartían, en lo que antes parecía normal y ahora se sentía vacío.

Sus labios temblaron.

Las lágrimas llegaron antes de que pudiera detenerlas.

No sollozó. Solo dejó que cayeran, silenciosas, rodando por sus mejillas mientras su visión se volvía borrosa.

Ayla parpadeó, su expresión de inocente confusión solo hizo que el dolor se intensificara.

En ese momento, Niall apareció desde la cocina con dos platos en las manos.

Se detuvo en seco al ver el rostro de su amigo, el silencio se extendió por un instante pero no preguntó. No hizo comentarios innecesarios, simplemente dejó los platos en la mesa y se acercó.

Se inclinó y rodeó a Louis con los brazos, al inicio su amigo se tensó pero luego cedió. Cerró los ojos y apoyó la frente contra el hombro de Niall, dejando que el consuelo silencioso lo envolviera.

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En su oficina, Harry apoyó su espalda en el respaldo con un leve suspiro. El día estaba lejos de acabar sin embargo ese día parecía más pesado de lo normal, quizás era el cansancio físico o el dolor emocional que cargaba consigo. 

Tomó su teléfono para revisar algunos correos, pero en vez de eso buscó el contacto de Louis, miró el número varias veces, extrañaba escuchar su voz, su dedo estuvo a punto de presionar el botón de llamada sin embargo negó con la cabeza, volviendo a dejarlo sobre el escritorio. Quiso despejarse un momento volviendo a centrar su atención en la computadora, pero no tuvo tiempo antes de que se escuchara un golpe en la puerta.