𝗛𝗘𝗔𝗥𝗧𝗞𝗜𝗟𝗟𝗘𝗥. (🌆)
deberías saber mejor que,
si vas y la buscas,
terminarás en llamas.
𝐤𝐚𝐭 𝐠𝐫𝐚𝐡𝐚𝐦
❪ 🌆💜 ❫ 𝗲𝗻 𝗱𝗼𝗻𝗱𝗲 ━━━━━ Alanis conoce a Vi en el puente de Piltover y, luego de una intensa amistad que se vuelve algo más...
—¡Vik! —Allie golpeó la puerta con los nudillos y la empujó un poco con la cadera, cuidando de no volcar el agua de la latita que llevaba entre las manos—. ¡Tienes que ver esto, funciona!
Entró casi rebotando, con el cabello rubio sujeto en una trenza torpe y las mejillas tiznadas de carbón. En la lata improvisada —dos tapas prensadas con alambre, un pequeño grifo hecho con una cánula y una llave de paso reciclada—, un hilo de agua pasaba a través de capas de tela, carbón molido y arena fina. El agua sucia goteaba cristalina dentro de un frasquito.
—¡Mira! —dijo, orgullosa, alzándola—. He puesto el carbón más fino abajo y cambié la tela por gasa limpia. Sale sin olor... ¡ni color! Berry dice que podemos usarlo para los más pequeños cuando el agua salga verde otra vez.
La sonrisa se le congeló. Viktor no estaba inclinado sobre la mesa como siempre, ni con la lupa encajada en el ojo, ni con los dedos manchados de aceite. Estaba de pie junto a la cama, con una camisa blanca, un chaleco gris abotonado, el cabello peinado un poco hacia atrás. El bastón apoyado contra el mueble. Sobre la cama, una mochila cerrada y, encima, un sobre con un sello de cera.
Allie parpadeó, su mirada yendo del chaleco al sobre, del sobre a la mochila.
—¿Te... irás a algún lado? —la pregunta le salió en voz baja, como si al decirla pudiera convertirse en verdad.
Viktor abrió la boca y no habló de inmediato. Dejó escapar aire por la nariz, buscó sus ojos y se sentó en la cama, dando unas palmaditas en ella para que Alanis se siente frente a él. Ella se acercó y se sentó, con la lata entre las manos, aferrada al pecho.
—Llegó una carta de la Academia —empezó, midiendo cada palabra—. Un profesor... me ofreció un lugar. Una beca.
Allie ladeó la cabeza, como si esa palabra «beca», fuera un objeto sin uso en Zaun.
—¿Un lugar... allá arriba? —se le tensó la garganta—. ¿Piltover?
—Sí —admitió, con una sonrisa tímida que no terminaba de llegarle a los ojos—. Empezaré hoy. Debo irme esta tarde.
El corazón de Allie dio un vuelco seco. Bajó la latita sobre su regazo, como si de repente perdiera la fuerza para sostenerlo. El frasquito siguió goteando. Tic, tic, tic. Ese sonido, que hacía un minuto era música, se volvió molesto.
—Pero... dijiste que íbamos a probar el ungüento nuevo —susurró—. ¿Quién me enseñará cosas? ¿Quién arreglará los juguetes cuando se rompan, o a curar las rodillas raspadas? —su voz se quebró—. ¿Quién me escuchará?
Viktor apretó la mandíbula y le sostuvo la mirada, alzando su mano para ponerle un mechón de cabello rubio detrás de la oreja.
—No es un adiós, Allie. Es... algo que debo hacer. Lo hago también por ti, por todos aquí. Quiero aprender más, entender más, para poder cambiar las cosas de verdad.
Alanis negó con la cabeza, con lágrimas ya acumulándose en sus ojos. Viktor la abrazó con fuerza, como un hermano que sabía que estaba dejando atrás parte de sí mismo.
—No quiero que te vayas -murmuró, intentado tragar el nudo a la vez que lloraba contra el pecho de él. El patio zumbaba lejos con las risas de los niños. El orfanato olía a pan horneado por Berry. Todo seguía allí, salvo el aire en su pecho—. ¿Volverás? Dime que volverás.
—Volveré —afirmó sin dudar, alejándose un poco para verla a los ojos nuevamente—. Te escribiré. Y cuando regrese, te llevaré conmigo —respiró hondo—. Lo prometo.
Viktor bajó la mirada un segundo, a la lata entre las manos de Allie, y sonrió levemente con orgullo. Entonces, se levantó para ir al escritorio, revolvió entre piezas de un cajón y sacó su primer invento: un velero de juguete hecho por él que jamás prestaba. También sacó su cuaderno de notas.
—Quiero que tengas esto —dijo, dejando ambos objetos sobre la cama, junto a ella—. Quiero que hagas más, para los niños. Cuídalos. Necesitaré que sigas practicando para poder llevarte conmigo.
Allie siguió los objetos con la mirada vacía.
—No seré tan buena como tú.
—Harás esto mejor que yo —dijo con suavidad, estirando su mano para acariciar el cabello de la niña—. Ya sabes cómo detener una hemorragia, cómo calmar una fiebre y cómo ajustar un engranaje sin romperlo. Eres inteligente, amable y capaz. No dejes que nada de allá afuera diga lo contrario. Cuando dudes, Allie... recuerda quién eres.
El silencio que siguió fue denso, pero no vacío. Allie sintió que esas tres palabras se le acomodaban por dentro para quedarse. En el pasillo se oyó un toquecito impaciente, tres golpes menudos en la puerta principal. Allie supo que el tiempo se les acabó.
Viktor se enderezó. Agarró la mochila, se la echó al hombro y tomó el bastón. Se quedó un segundo más de lo necesario, mirándola como si quisiera registrarla en la memoria: la trenza, el tizne, la lata goteando.
—Volveré, Allie —repitió.
—Te esperaré —respondió ella, bajando de la cama y alzando la lata de agua limpia hacia él, como una promesa—. Llévalo, para que no te olvides de mí.
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Lexy's Note:
Hola, holaaaaaa! Hay alguien vivo acá? Ahre
Han pasado ochenta años desde que actualizo (incluso me pusieron el libro en una lista que se llama han pasado 80 años jajajajajaja) y quería decir que lo lamento mucho, pero andaba con muchas cosas de la vida que me impedían escribir y hypearme.
Pero bueno, ya estoy aquí y ando hypeada así que espero poder actualizar más seguido. Espero que les guste❤️
Como habrán notado, se le inventó un backstory a Viktor, recuerden que en la trilogía va a haber muchos cambios para darle sentido a los plots. Esperamos que les guste y si es así, no olviden votar y comentar. Si no quieren comentar, al menos voten ah, así me motivan. Gracias 🥰🥰