Capítulo 33: Salida Familiar

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Mary dio vueltas en la cama, hasta que abrió los ojos. Había amanecido. Frente a ella, Ethan yacía dormido, su respiración era uniforme y su expresión relajada. Mary sonrió al ver lo lindo que se veía cuando dormía. De repente, él abrió los ojos, al verla despierta, sonrió.

—Buenos días.

—Buenos días —le respondió.

—¿Cómo dormiste? —le preguntó él.

—De maravilla, ¿y tú?

—Siempre duermo bien cuando estás conmigo.

Ella sonrió.

—¿Cómo estás?

—¿Te duele algo? ¿De verdad estás bien?

Ella sabía a qué se refería. Ethan tuvo sumo cuidado con todo lo que hizo, y requería la autorización de Mary para proceder a hacer algo. A ella le pareció bien que él la cuidara, aunque le pareció también un poco excesivo.

—Ethan, estoy bien. Realmente bien. Me has cuidado mucho y ha sido maravilloso.

—Me alegra oír eso —sonrió él —, porque se repetirá muchas veces...

Él comenzó a besar su cuello, y Mary se estremeció.

—¿Ahora? —preguntó ella.

—¿No quieres? —él se separó para verla mejor.

—No es eso, es que es algo temprano.

—Cariño, estas cosas no tienen horario.

—Bueno, supongo que... ¡Ethan! —él se colocó sobre ella, con cuidado de no aplastarla.

Ambos rieron hasta que escucharon que alguien tocaba la puerta. Ethan no se preocupó mucho porque ésta tenía el seguro puesto.

—¡Ethan!, ¡Mary! Recuerden que hoy iremos los seis al parque de diversiones —les decía Megan—. Levántense, vístanse y bajen en veinte minutos.

—Tenemos que irnos... —le dijo Mary a Ethan.

—¿No podemos...?

—Ethan, lo prometiste. Tus hijos han esperado por días. Debemos ir.

—Pero yo quiero quedarme contigo —besó su hombro, y luego su cuello, esa era su debilidad, y él lo sabía. Estaba poniendo a prueba su fuerza de voluntad.

—Ethan, lo prometiste —repitió ella, y esta vez, él cedió.

—Bien, pero esto no va a quedar así. Lo arreglaremos en la noche.

—Claro, cariño —besó los labios de Ethan, y se fue a duchar.

***

—Llegamos —dijo Ethan.

—¡Si! —gritaron Alex y Sophie, emocionados.

—¿Podemos pasear a Blackie? —preguntó Sophie.

—Si, ¿podemos Mary? —repitió Alex.

Ella miró a Ethan, quien asintió.

—Claro, niños. Pero cuídenla, y sujeten fuerte la correa. Diviértanse.

—Gracias —corearon nuevamente y salieron corriendo.

—No se alejen mucho —gritó Ethan.

—Estarán bien, Ethan.

—¿Y nosotros qué haremos mientras ellos se divierten? —dijo él besando su cuello.

—Ethan —lo riñó Mary empujándolo levemente.

Sálvame del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora