Capítulo 7: Padre Celoso

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 —Bueno, gracias por todo, Max —se despidió Megan —. Fue un placer.

—El placer fue mío. Espero volver a verlos por aquí.

—Dalo por hecho —ella le sonrió.

—Adiós niños.

—Adiós Max —los pequeños lo abrazaron.

—Hasta luego, hermanita.

—Te veo en la noche, tonto —dijo cariñosamente abrazando a su hermano.

Los cinco salieron del bar. Ethan iba a llevar a los niños y a Megan a su casa, por lo que Mary se disponía a caminar hasta allí, no quería molestar.

—Mary —la interpelada se volteó. Megan la llamaba —. Ven.

—No. No quiero...

—¡Ven, Mary! —suplicaban los niños.

Mary formó una palabra con sus labios que sólo Megan entendió. Un nombre. «Ethan» Megan asintió, dejándole en claro que su hermano estaba de acuerdo. Mary se acercó al vehículo.

—¿Seguro no molestó?

—¡No! —corearon los niños y Megan.

—Sube —dijo Ethan en tono frío.

—Gracias.

***

Una vez que llegaron a la casa, Ethan volvió a su trabajo a cumplir el segundo turno. Mary se bajó las mangas de su suéter, y se estremeció aunque no sólo por el frío. El clima en Boston era húmedo, y en la época del año en que estaba, a mediados de marzo, el frío estaba disminuyendo, pero el viento helaba la piel. Sin embargo, el estremecimiento de Mary fue por otra causa. «Nunca le caeré bien» se dijo pensando en Ethan. No entendía las actitudes del padre de Sophie y Alex. Desde que su esposa había muerto, él se había mantenido alejado de sus hijos; pero cuando la vio junto a Sophie, pareció despertar algo en él que ella no podía entender, pero sabía que no era nada bueno.

—¿Mary? —la llamó Megan —. ¿Estás bien? Te noto rara

—Estoy bien. Sólo...

—¿Pasó algo malo? —su tono era de preocupación.

—No lo sé... —suspiró.

—Niños, terminen su tarea —les indicó su tía.

—Pero tía, queremos jugar.

—Si. No nos gusta hacer tarea —Sophie hizo una carita tan tierna que a Mary la hubiera convencido por completo.

—Vayan —ordenó Megan —. Si terminan rápido, les compraré algo rico.

Los niños subieron corriendo por las escaleras, deseosos de ese "algo" que recibirían como premio. Tal vez chocolates, o caramelos, pero no importaba, ellos amaban los dulces y aceptarían lo que fuera que su tía les diera, mientras fuera de dulce.

—Ahora estamos solas, ¿Quieres contarme que ocurre?

—Es... —no terminó la frase. Debía ser cuidadosa con lo que dijera.

—Es mi hermano, ¿Cierto? —Mary la miró sorprendida, como si le hubiera leído la mente —. Escúchame. Ethan está muy raro últimamente, y de seguro ni él sabe por qué. Lo único que sé es que está celoso.

—¿Celoso? —luego de pensarlo unos segundos, Mary notó que «Celoso» era el adjetivo apropiado para describir a Ethan, y asintió —. ¿Por qué?

—Eso es lo que no entiendo. Él tuvo miles de oportunidades para acercarse a sus hijos, y no las aprovechó. Pero desde que tú llegaste, lo único que quiere es ver a sus hijos.

—Creo que lo que quiere es que yo no los vea —las palabras salieron de su boca sin permiso, por lo que se la tuvo que tapar unos segundos —. Perdona, no quise decir...

—No te disculpes, tienes toda la razón. Mi hermano es un idiota.

—No digas eso. Es tu hermano.

—Eso no quita que sea un idiota —ambas rieron —. Oye, cambiando el tema, dijiste que habías terminado el libro.

—Si. Es muy bueno.

—Lo sé, adoro a ese escritor. Dicen que planean la secuela.

—¿En serio? —Megan y ella siguieron conversando sobre literatura por un buen rato. Mary agradecía el cambio de tema, no se sentía cómoda hablando del dueño de casa.

***

—¡Tía, lo prometiste! —reclamaban los niños.

—Lo sé, lo sé. No tarda en llegar su premio —los tranquilizó Megan.

—Wii —festejaron los pequeños.

En ese momento, el timbre sonó.

—Vaya, ya llegó su premio.

—Yo voy —se ofreció Mary.

—Aquí tiene —dijo el chico del Delivery, un joven de unos 20 años, cabello negro y ojos grises.

—Gracias —Mary le sonrió y luego de pagar, cerró la puerta.

—¡Helado! —exclamaron los premiados.

—Querrán decir: ¡Helado y maratón de películas!

El maratón de películas era algo que Megan hacía con los pequeños todos los viernes, y aquel día no sería la excepción. Mary prácticamente estuvo "obligada" a quedarse, ya que todos insistieron por largo rato. Luego de dos películas y 1 kilo de helado compartido, los cuatro se quedaron dormidos.

Cuando Ethan llegó, cerca de las once de la noche, respetando aún su antiguo horario, los encontró a todos adormecidos en los sillones: Alex con Megan, y Sophie con Mary. Nuevamente se sintió mal al ver a su hija con esa chica. No entendía por qué, simplemente no confiaba en ella.

Sacudió la cabeza, estaba actuando como un idiota, como le diría su hermana, y tal vez esa pobre chica realmente viniera con buenas intenciones. Luego de meditarlo, decidió darle una oportunidad a Mary, pero la vigilaría completamente, hasta que confiara en ella lo suficiente.

Tomó a su dormido hijo y lo cargó hasta su habitación; luego hizo lo mismo con su hija. Finalmente, bajó dos sábanas para las jóvenes que yacían en los sofás. Las cubrió a ambas, y luego de apagar las luces, subió a su habitación.

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¡Wow! ¿Y eso? Ethan se arrepintió... Inesperado, ¿no? Pero en fin, ya era hora de que se diera cuenta de que lo que hacía estaba mal. Aunque todavía desconfía de Mary... Quién sabe que va a pasar a partir de ahora... Ah, si. Yo si lo sé,  jejeje

Pd: En multimedia sólo están Mary y Megan, porque no encontré fotos donde estén con  los niños por ninguna parte. Pero, para aclarar, ellos también estaban en el  "Maratón de películas".

Sálvame del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora