Prólogo

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-¿Tienes que irte sola? Podríamos ir con los niños, y ...

-Sabes que me encantaría, pero no. Tienes que trabajar, y los niños deben ir a la escuela. Además, solo será una semana.

-La semana más difícil de todas.

-No seas tonto. Eres un Padre Perfecto, y los niños te aman.

-Pero también aman a su madre, como yo.

-También te amo -apenas rozaron sus labios, debido a unos pequeños brazos que le rodeaban la cintura a Emily.

-Mamá no te vayas -dijo un pequeño niño de unos 9 años.

-Tranquilo Alex. Volveré pronto.

-¡Mami! ¿No puedes quedarte un poco más? ¿Enserio tienes que irte ahora? - preguntó su pequeña hija, de 8 años.

-Sabes que si, princesa. Pero te traeré algún recuerdo cuando vuelva, ¿De acuerdo?

-Sí -dijo la pequeña emocionada.

-Ya ha llegado el taxi -dijo la joven cuando el auto estacionó en la acera, frente a la casa -. Te amo.

-Yo más. Cuídate, amor.

-Tú también. Y Cuida a los niños.

-Siempre lo hago.

-Sé que si. Adiós -dio un último beso a su marido y se subió al vehículo. Éste, después de unos minutos, se perdió de vista.

*Una Semana Después*

"¿Dónde estaba Emily?" Se preguntaba Ethan. Hacía 2 horas que no hablaban, y ella había prometido llamarlo cuando aterrizara en Boston para que él fuera a recogerla. Pero las horas seguían pasando, y el teléfono no había sonado aún.

Cuando Megan había traído a los niños del colegio, comieron tranquilamente, sin mencionar a Emily. Luego, cuando los niños subieron a sus respectivas habitaciones, Megan rompió el silencio.

-¿Aún no ha llamado? -su hermano negó con la cabeza.

-Ni siquiera un mensaje. Nada. -dijo desilusionado.

-Tranquilo, tal vez se quedó dormida o se olvidó. O tal vez quiere sorprenderte.

-Es posible -realmente lo era, Emily amaba sorprender a Ethan, y él amaba sorprenderla a ella. Quizás no había nada de qué preocuparse, o tal vez...

El teléfono de Ethan sonó cerca de la sala de estar, y él salió disparado hacia allí.

-¿Emily?

-¿Es usted familiar de La Señora Crawford? -una voz de hombre lo sorprendió.

-¿Quién es usted? -Ethan frunció el ceño, aún sabiendo que nadie lo veía.

-¿Es familiar o...? -la voz fue interrumpida.

-Soy su esposo, ¿Qué pasa con Emily?

-Está en el hospital Washington, tiene que venir de inmediato.

-Ya mismo salgo para allá. -colgó.

- ¿Qué pasa? -preguntó su hermana al verlo tan alterado.

-Quédate con los niños, Emily está herida. -gritó desde la puerta antes de cerrarla y subir a su auto.

Herida. Herida no era exactamente la palabra. Se podría decir que su hermana había tenido razón, inconscientemente, diciendo que Emily se había dormido. Sólo que lo había hecho para siempre.

-Muerta. Estás muerta -dijo él mirando a su esposa, o mejor dicho, al cuerpo de su esposa -. ¿Cómo pasó esto? ¿Cómo puede ser que te haya pasado esto?

-Señor Crawford, hay algo más que debemos mostrarle.

-De acuerdo - ¿Algo más? ¿Ese algo era peor?, ¿Podría haber algo peor que saber que su amada Emily no volvería? El oficial lo llevó hasta el lugar donde habían dejado las maletas de los pasajeros muertos (Sólo se habían salvado 10, y hasta el piloto había fallecido), y allí vio la maleta de Emily: dentro de ella una de las bolsas tenía su nombre; la otra decía "Alexander" y la otra, "Sophie". Incluso había uno que decía "Megan". Emily había comprado regalos para todos, pero ya nunca los iba a poder entregar ella personalmente.

Él agradeció al oficial y, luego de hablar con una agencia funeraria, volvió a su casa con la maleta para dar las desgraciadas noticias a su familia.

-¡Ethan! Te has tardado toda la tarde. ¿Dónde está Emily? ¿Por qué...? -Megan no terminó la pregunta, solo corrió a abrazar a su destrozado hermano, quien con los ojos completamente hinchados, lloraba la muerte de su esposa. Él se sentó y le contó todo lo sucedido. Ella se largó a llorar junto con él y tuvieron que consolarse mutuamente. ¿Cómo decirles a los niños? ¿Qué decirles? "Niños, su madre ha muerto, el avión se estrelló y el golpe de la caída mató a su madre. Ahora estamos solos." No, no podría decirles eso. Sin duda les diría que su madre había muerto, pero tendría que buscar una forma más sutil para explicarles a sus pequeños lo sucedido -.Tenemos que hablar con ellos, Ethan. -él asintió, y subieron hacia las habitaciones de los niños.

Sálvame del DolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora