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Capítulo 7: La Caja de Pandora
Adam
A veces me preguntaba, ¿qué estaba dispuesto a hacer Nicholas por la corona del Norte? Sin embargo, pude verlo con mis propios ojos, Nicholas estaba dispuesto a todo. Se estaba jugando el todo por el todo, sin importarle si dañaría o afectaría a alguien; al final eso a él no le importaba, la corona era lo único por lo que vivía y la iba a conseguir costase lo que costase.
Meter a Carlo en esto fue la decisión más estúpida y peligrosa que se le pudo ocurrir a Nicholas. Mi hermano, si es que alguna vez pude llamarlo así, estaba sediento de venganza y no pararía hasta conseguirla.
Carlo y Nicholas eran un dúo peligroso, dispuestos a ir hasta lo más bajo por conseguir lo que querían.
Ni siquiera podía ver a Nicholas a los ojos sin querer golpearlo hasta la inconsciencia por su estupidez, internarme en el inmenso laberinto de palacio había sido la mejor decisión. Estuve dispuesto a ayudar a Nicholas con su anhelo por la corona, pero ahora no sabía exactamente que hacer o que posición tomar, la idea de espantar a Isabelle a Italia se le había salido de las manos; oficialmente había abierto la caja de pandora y los miles de secretos allí dentro.
Isabelle no era tonta, tarde o temprano iba a terminar sabiendo todo y cuando eso pasará, Nicholas terminaría peor que Carlo.
Massimo Conte se encargaría de eso, lo sabía.
Había llegado a una de las salidas del laberinto, la que daba a las grandes rejas de palacio, solo para encontrarme coches y camionetas en la verja, todos con las banderas de Italia, Massimo Conte ya debía saberlo.
Sentí prudente volver al antejardín donde se había dispuesto el almuerzo antes, trote, tratando de llegar lo más rápido posible, esto se había salido de control y no tenía ni idea de cómo iba a terminar.
No me sorprendí al ver un pelotón militar italiano al interior de palacio, desde las puertas de vidrio que daban entrada al jardín, se podía ver todo. También a todos nerviosos, Nick no se esperaba la reacción de Massimo, sus impulsos por espantar a Isabelle le jugaron una mala pasada.
La mirada preocupada de Harry me alertó aun más, parecía desesperado mirando en todas las direcciones.
—¿Viste a Isabelle en el laberinto?
Mi presión arterial se bajó considerablemente, Harry no tenía que decirme nada para confirmar que Isabelle no estaba en ese jardín.
—No.
Harry atravesó las puertas que llevaban dentro de palacio desesperado, informó enseguida a la guardia real y al pelotón militar italiano, quienes se distribuyeron por todo el terreno, dentro y fuera de palacio.
Me acerqué a Nicholas que estaba acompañado de mis primos, Connor y Nina.
