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Capítulo 2: Problemas
Adam
2 días después, Londres.
El móvil sonó, lo llevaba en la mano mientras salía del aeropuerto, lo conteste viendo que la llamada entrante era de Nick.
—¿Hola?
—Tu madre no deja de preguntar por ti, mi abuelo llegará pronto y ya sabes que debemos recibirlo.
Resople, de nuevo con la misma mierda.
—Joder, Nick, haces un buen papel de madre, ¿lo sabías?
—Solo trae tu culo aquí, esta visita me tiene hasta la mierda.
Colgué la llamada, ya estaba en camino a palacio del Norte donde recibiríamos a Massimo Conte y su familia, tenían que ser las dos familias reales ya que Italia pertenecía al Sur y Lucia, reina del Norte era la hija de Massimo. La expectativa de ese día era grande, el parlamento estaba atento a todo y los nobles también, las visitas de Massimo Conte siempre eran importantes, Italia era el país más rico e influyente del Sur y todo era gracias al duque, a Massimo Conte se le daba un trato especial, no solo era un poderoso duque, también el padre de la reina del Norte. Pero el alboroto que formaban no era solo en su expectativa, era también en la de la princesa, después de varios años sin pisar palacio por fin visitaría, para celebrar su cumpleaños; al menos esa era la fachada.
La venida de Isabelle solo significaba una cosa para la familia real, problemas.
El coche paró frente a la verja de palacio y después del protocolo de seguridad permitieron que pasara, no faltaba mucho para que los Conte llegaran, divise a todos en la entrada, esperando, supuse. El auto se detuvo y me baje, mi madre hizo contacto visual conmigo de inmediato, me sonrió y dio dos besos en mis mejillas mientras me saludaba.
—Temía no alcanzaras a llegar— mencionó.
—Aquí estoy— respondí haciéndole saber que sabía la importancia de la visita.
Nos acomodamos en la entrada principal de palacio, habían anunciado que los Conte estaban por llegar.
A mi alrededor, bien podían estar las personas más poderosas del continente y aún así en sus rostros se leía una emoción clara, temor. George y Lucia, reyes del Norte aparentaban calma, sin embargo, George no dejaba de mirar la verja desesperado; Lucia trabajaba en su respiración, mis padres, reyes del Sur, no paraban de compartir miradas que ocultaban quien sabe cuantas cosas; Nick se veía cabreado, no era para menos, él odiaba a su abuelo, nunca soportó sus visitas, pero aquello iba más allá, esa visita lo destruiría. Harry, príncipe de Monaco y hermano de George, y yo éramos los únicos que nos manteníamos serenos; Massimo Conte nunca había supuesto miedo o temor para mi, sabía que era poderoso, sin embargo, jamás lo había tratado más allá de lo necesario.
