Capítulo 25

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N/A: No me maten por lo que ocurrirá. Tengo sorpresas más adelante ;)

— No importa quién seas, te mandaré a donde perteneces —amenazó Hyde haciendo crugir sus nudillos y quitándose rápidamente los tacones.

— ¿Y según tú, de dónde crees que pertenezco? —preguntó, clavando sus ojos parecidos a las serpientes áspid, con las escleróticas que Hyde no supo definir si eran amarillas verdosas o verdes amarillentas.

El cabello rojizo se le pegaba al cráneo y sólo llegaba por debajo de sus orejas azules. Su cuerpo estaba cubierto por pequeños lunares negros que estaban resaltados, pero resultaban fascinantes, como una piel exótica.

Hyde paseó su mirada observando su piel azul. Sentía admiración por aquella mujer, que evidentemente no se preocupaba por andar sin ropa.

Le pareció que era como un leopardo, sin razón de ocultarse porque sabía que era bello a su manera.

— A Pandora. James Cameron debe de estar preocupado por ti —le respondió Hyde.


La alarma comenzó a sonar, haciendo que un alboroto comenzara.

Varias personas chocaban con las moles inertes de Pietro y Loki, buscando desesperados a ambas chicas.

Cuando Pietro, ya harto de la situación, iba a dar el primer paso y acabar con los guardias de la única puerta que daba a los laboratorios y oficinas, se produjo una explosión.

Todos salían como ratas del edificio, atrancándose en el jardín.

La voz distorsionada de Hyde les llegó de repente.

— Pie... herida... vengan... trasera —había demasiada interferencia, además los intercomunicadores estaban dañados.

— ¡Pietro! —le gritó Loki, agitando los brazos para que lo viera.

Corrieron hacia la parte trasera del edificio, donde Allison estaba tirada a lado de un coche.

Temblaba y respiraba con dificultad.
Claramente estaba en estado crítico, teniendo las mejillas encendidas y la frente pálida.

— Tranquila, vas a estar bien, ya verás —le dijo Loki empezando a hacer movimientos con sus manos. Había recibido varios disparos en el abdomen.

— ¿Y Hyde? —Allison ya había cerrado los ojos cuando Pietro había decidido preguntarle.

Se giró desesperado a todos lados, no había absolutamente nada. Pero la preocupación le invadió inesperadamente.



— Ven acá, perra —quiso gritarlo Hyde pero le salió el tono débil, cosa que le molestó.

Aquella chica le sonrió de manera cínica. Le había dado una buena paliza, Hyde tenía que reconocerlo.

No se creía que alguien se pudiera librar de sus vueltas y piruetas, realmente le había hecho creer que iba a morir aquel día, en aquellas horas.

Se llevó una mano a su torso. Sentía claramente que le había roto varias costillas. Sabía diferenciar los dolores, eso no le supuso difícil.

Se puso de pie apoyando primero un pie, y después, se enderezó, dejando ver un delgado hilo de sangre que descendía de la coronilla de su cabeza.

— ¡No hay tiempo! —gritó una voz fuerte y rasposa, sobresaltando a Hyde.

Aquella chica salió disparada a la salida mientras que el portador de aquella voz la suplía de papeles.

Más que una StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora