Capítulo 1

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El sol me pega en la cara cuando me dispongo a esperar un taxi. Protejo mis ojos con mi mano mientras un taxi se detenía frente a mi y subía.

Me sentía un poco nerviosa. Hace 10 años que no veía a mi padre y mi hermano. Suspiré mientras trataba de ignorar aquel revoltijo en mi estómago.

En aquel internado de mierda la educación militar existía, aunque fuera el mejor en Francia; fuera de la ciudad, con los géneros separados y educación evaluada por E.E.U.U.

Aunque debo de agradecer en parte, ahí aprendí demasiadas cosas, solo que no sé el verdadero motivo de que Tony me mandara.

Pensar en Tony me ponía un poco mal, ya que antes de que me fuera veía como se ponía histérico y melancólico a la vez cuando recordaba a Pepper.

Tragué saliva y mi garganta dolió por el nudo que se me había formado.
El coche se detuvo frente a la torre y bajé.

Al entrar, la mayoría me vio de pies a cabezas mientras enarcaban sus cejas. Claro, mal vestida para la Torre Stark.

Supongo que me había acatado a las costumbres francesas, por tanto usaba blusas con mangas anchas, faldas campesinas y valerianas de colores.

Me dirigí a la chica detrás de una gran barra y ella alzó la mirada. Antes que ella dijera algo, le entregué mi identificación y noté como se le agrandaban los ojos.

— El señor ordenó que se le entregara esto — entre sus dedos delgados tenía una tarjeta. La acepté y sin decir nada me dirigí al ascensor — ¡Que tenga un buen día, señorita Stark!

Intenté sonreírle pero las puertas se cerraron.

Cuando el ascensor se detuvo en el antepenúltimo piso, entré y una voz femenina se escuchó.

— Señorita Stark, la estaba esperando — ¿qué? ¿Acaso Jarvis había tenido sus problemas con definición de género? — Mi nombre es Friday y soy un programa art...

— Sí, Friday, se qué eres — le interrumpí poniendo los ojos en blanco.

— El señor Stark le ha dejado un mensaje conmigo, dictó que le dijera la ubicación donde se encontraba ahora y fuera inmediatamente.

— Bien — me di la vuelta mientras dejaba mi maleta en la sala.

El piso se veía diferente, seguía siendo lujoso pero diferente.

Apreté mis labios mientras me sentaba en el borde de la cama desnuda.

Todo tenía una leve capa de polvo, tal vez a Babas se le había olvidado limpiar o algo.

Abrí el armario y miré la ropa recién comprada que posiblemente la asistente de Tony había comprado.

Era ropa pasada de moda, así que solo tomé un short de mezclilla súpercorto con el dobladillo dorado, una camiseta de algodón turquesa, unos Nike Satire negros y un saco negro con las mangas arremangadas.

Mientras me dirigía al piso de abajo, donde Tony trabajaba en paz y armonía, amarraba mi cabello castaño en un moño.

Al entrar, ignoré por completo la voz de Friday. Jarvis era una cosa y Friday otra; con Jarvis tenía mi vínculo familiar.

— Solo imprímelo — le interrumpí mientras veía las armaduras de mi padre. Había oído hablar de él, aunque solo un poco.

Oí los ruidos de los robots que también él había construido y noté el peculiar gorro de castigado encima de donde se supone es la cabeza de Babas.

— Oye, oye, tú el del gorro de tonto — él levantó sus tenazas, dejando a la vista su cámara — no has limpiado mi habitación, ve, anda ya.

Más que una StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora