Un Pequeño Detalle

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Estaba a punto de dar a luz, tenían todo preparado, la familia adoptiva de mi bebe había venido a verme, sobretodo la esposa de aquel general, era una mujer muy bella, cabello largo y negro, piel muy blanca, y ojos color miel, era alta, y muy amable, realmente era preciosa, me hablo un poco de lo difícil que fue para ella no poder tener hijos, no se si sabía o no por que daba a mi hijo en adopción, creo que si lo sabía, pero no me quiso preguntar.

Yo la verdad no hablé mucho y tampoco quise contarle mucho de mi, en esos momentos sentía bastante rencor por ella.

Ella sería quien viera crecer a mi hijo, podria abrazarlo, mimarlo darle todo su amor, todo eso lo haría ella en vez de yo, su verdadera madre, la verdad que ella no tenía culpa de nada pero yo no podia comprenderlo en ese entonces.

Aquella mujer se levantó y se fue, me quede sola en la habitación, no pensaba en nada, tenía la mente en blanco,

Por la noche me puse de parto, los dolores cada vez eran mas intensos, pero fue un parto rápido, tuve bastante suerte, y mi hija nació perfectamente era una niña preciosa, al ver sus ojos, supe que ella siempre me daría fuerzas aunque estuviéramos separadas.

La abracé durante un buen rato no quise soltarla, pero los médicos se la tenían que llevar para revisarla, pensar que no podría estar con ella me estaba matando en vida, no quería perderla pero ya era tarde, nunca le conté a Natasha sobre la niña, no quería que nadie lo supiera, para evitar que me juzgarán sin saber bien como paso todo.

Katia asi se llama la madre adoptiva de mi hija, vino a verme y a ver a la niña, me felicitó y me dijo que estaría en buenas manos.

-Irina aunque no te sirva de nada quiero tener este pequeño detalle contigo, como quieres llamar a la niña-dijo katia con la niña en brazos

-Natasha, quiero que se llame asi-dije yo

-un nombre precioso-dijo ella sonriendo.

La verdad es que tenía la sensación de que mi hija sería igual que mi hermana, lista, fuerte,decidida, valiente, a demas el pelito que tenía era rojizo, igual que mi hermana, estaría bien, confiaba en katia, y le estoy muy agradecida.

Llego el día, Natasha se iba con su família, se iba de mi lado, pero siempre estaría en mi corazón, la tomé en brazos, vi por ultima vez sus ojos, le di un besó en la frente, y katia, la cogió y la metió al coche con ella, a continuación vería como el amor de mi vida se iba, la persona por la que moriría, por la que mataría, lo haria todo por ella, pero ya se había ido, solo pedía que estuviera a salvo, que fuera feliz, que no sufriera nunca, y que se convirtiera en una buena mujer, y sobretodo, fuera libre de tomar sus decisiones, con lágrimas en mis ojos me despedía para siempre de mi pequeña.

-era lo correcto, Natasha sera feliz con su verdadera familia, tu Irina no podrías ser buena madre-dijo una voz detrás de mí

Yo sólo guarde silencio y me fui, en esos momentos no quería hablar con nadie, y menos responder a aquélla persona.

Los días pasaban, pero la depresión seguía no se iba con nada, el entrenamiento empezaría dentro de poco, quizás eso me ayudara, Natasha no me volvió a escribir, pero estaba bien, las dos personas mas importantes para mi estaban lejos, pero ya no podia seguir en ese Estado, volvería a ser yo, ahora ya nada me detenía, quería vengar a Iván y a Christopher, La KGB pagaría por todo lo que me habían echo.

Irina Romanoff Y Natasha Romanoff: Widow's sistersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora