Así como nos invade la luz del día nos llega la sinceridad

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Despierto y lo primero que veo es un destello de luz proveniente de la ventana.

Me siento al borde de la cama y me pongo a pensar en qué momento hemos llegado Charlie y yo a la cama. Se supone que estábamos en el sofá...

Me levanto y tomo mis artículos para ducharme. Me relajo con la sensación del agua caliente sobre mi piel, mientras pienso en lo que hicimos Charlie y yo ayer. La verdad es que pasa muy a menudo, pero esta vez, mientras me besaba, sentía que me estaba volviendo a enamorar de él. No quiero que eso pase, por lo que debo pensar en una solución; tal vez debería echarlo y decirle que no me busque nunca más pero no sé si eso funcionará, por lo que dejo mis pensamientos a un lado y me concentro nuevamente en el agua corriendo por mi cuerpo.

Salgo de la ducha y encuentro a Charlie sentado en la cama y admirándome mientras estoy en toalla.

- Sal de aquí, ¡Imbécil!- le dije

- Verónica, calma. No sé porqué te comportas de ese modo ¡No he hecho nada!

- Eres un imbécil... - Le dije, pero muy en el fondo yo sabía que quería intentar que se fuera; que se fuera y me dejara para que el sentimiento más recóndito en mí no surja.

- Verónica, me iré si es eso lo que quieres que haga...- me dijo él, tratando de calmarme.

En vez de decirle que se vaya, corrí hacia donde estaba él y lo abracé con todas mis fuerzas. Podía sentir el poder de la dopamina en mi cuerpo, diciéndome que lo que estaba haciendo era correcto, por lo que dejé que esa voz en mi cabeza me convenciera.

- ¿Qué te pasa?- Me dijo Charlie, mientras me apretaba con fuerza contra él.

- Es que...

- ¡Solo dilo!

- Es que creo que me estoy enamorando de ti, Charlie- Lo miré con mis grandes ojos azules. En ese momento en que las palabras surgieron de mi boca, me odié a mí misma por decírselo; muy en el fondo yo sabía que él me rechazaría.

- ¡ESO NO PUEDE SER! ¡NUESTRA RELACIÓN SOLO SE BASA EN SEXO! ENTIENDE, VERÓNICA, QUE NO QUIERO NADA MÁS CONTIGO.

- ¡ERES UN IDIOTA, CHARLIE!- Ya estaba dicho, no podía hacer nada ahora. Él me dejará, pensé. Somos dos idiotas, en especial yo por decirle que me estaba enamorando de él.

Charlie se levantó, desnudo. Lo contemplé, esperando qué haría él. Salió de la habitación y recogió su ropa, se la puso y salió enfurecido por la puerta, sin siquiera decir adiós.

Testosterona, Oxitocina & EstrógenosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora