Smiling Seas

Preguntas respondidas, preguntas forjadas [14]

-Dime, Marco. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que Oden falleció?

Frunció el ceño, sabiendo muy bien que Barbablanca sabía exactamente cuánto tiempo había pasado, pero respondió de todos modos -15 años, yoi.-

El hombre gigante se frotó la barbilla y miró hacia el horizonte con una mirada distante. -Así ha sido. -La triste sonrisa que se dibujó en su rostro hizo que el corazón de Marco se acelerara y su propio rostro se contrajo de dolor al recordarlo.

-¿Por qué? -No recibió respuesta durante un rato y Marco se puso cómodo, encorvándose hacia delante y apoyando los codos en las rodillas, observando distraídamente la actividad en la cubierta.

-¿Qué tal si les cuento una historia y ustedes sacan sus propias conclusiones? Temo que mi juicio pueda estar sesgado.-

Marco frunció el ceño, sabiendo perfectamente que su padre casi nunca se equivocaba, pero accedió de todos modos-Está bien, los buscaré.-

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Sabo arrastró a Ace, que se mostraba reacio, mientras Luffy avanzaba a saltos con Marco, señalando cosas al azar y sin duda hablando sin parar. No le preocupaba la petición del capitán de verlos, pero sí le inquietaba. Era difícil ocultar algo cerca de Barbablanca y, aunque el hombre nunca lo presionó, Sabo tenía la sensación de que sabía más de lo que ellos querían que supiera. Los tres se detuvieron frente a la silla gigante; Marco se separó y saltó para sentarse en el hombro de Barbablanca, casi desapareciendo en el fondo por la presencia del capitán.

-Me dijeron que te podrían gustar las historias -Barbablanca le sonrió y Sabo vio que los ojos de Luffy se iluminaban, instantáneamente enganchado. Su vigoroso asentimiento hizo que el pirata se riera y les hiciera un gesto para que se acercaran-¿Entonces, has oído hablar del ascenso del Rey de los Piratas?-

Luffy tarareó e hizo un gesto de balancín con las manos. -Uhm ¿Algo así? Papá nunca entró en tantos detalles. -
Una amplia sonrisa se extendió por el rostro de Luffy y rebotó donde estaba parado-¡Ohoooh! ¡Tienes que decírnoslo!-Agitó los brazos y Sabo esquivó una extremidad de goma que no lo alcanzó y golpeó a Ace en la cara.

-¡Parece que te ha contado tan poco.-Barbablanca se frotó la barbilla, sonrió mientras los miraba -Pónganse cómodos, tengo una historia que contarles.-

Luffy vitoreó y levantó las manos con entusiasmo antes de lanzarlas hacia adelante, decidiendo que el regazo de Barbablanca era el lugar más cómodo que podía encontrar. Sabo probablemente pensó que también era así para no perderse ninguna de las historias del hombre, sabiendo que su hermano pequeño prácticamente vivía de ellas. Se preguntó si esto sería algo que Luffy no supiera, ya que su madre tenía la costumbre de susurrarle al oído cuando podía, llenando su imaginación con historias del mundo.

Ace resopló y se dejó caer a su lado, contento de sentarse a los pies del capitán y apoyarse en su espalda, con los brazos detrás de la cabeza. Miró a Sabo y tocó el espacio junto a él. -Vamos. Sabes que no podremos irnos hasta que Luffy se haya saciado- Sabo pudo ver la rigidez en los rasgos de su hermano y frunció el ceño, sabiendo que esto era algo que a Ace le costaba escuchar. Ahora era más fácil de lo que había sido, el amor de Luffy por él casi se llevaba la oscuridad de su corazón, pero todavía estaba allí, Sabo odiaba pensar que nunca desaparecería del todo.

Él se rió y asintió, aceptando el hecho de que así era, se sentó junto a su hermano, inclinando la cabeza hacia arriba para mirar la cara sonriente de Luffy mientras Barbablanca comenzaba.

-El rey pirata, Gol D. Roger, era el hombre más libre que he conocido. -Sabo hizo una mueca de dolor y echó una rápida mirada a Ace, poniéndole una mano tranquilizadora en el hombro y frunciendo los labios por lo rígido que estaba.