Él no podía dejar de mirarla a lo ojos, esos ojos profundos de color chocolate que siempre lo habían cautivado. Pero, inevitablemente, su mirada miel bajó hasta los labios de la morena. Esos carnosos labios que había probado por primera vez cuando tenía 13 años. Y que quería volver a probarlos, justo ahora. 

Ella no pudo moverse de su lugar, simplemente parecía que sus pies estaban pegados al suelo. Su respiración era algo irregular, y sentía como su corazón latía fuerte. Tenerlo así de cerca era de unas las cosas más… maravillosas que le habían pasado en los últimos tiempos. 

Liam no podía detener la leve inclinación que estaba haciendo su rostro hacia el de ella, simplemente no podía. Él tenía que besarla, sacarse la duda, volver a sentirla.

Y justo, justo cuando estaba a muy pocos segundos de volver a hacerlo el agua comenzó a silbar y el vapor comenzó a salir, avisando que ya había hervido. 

_______ volteó con rapidez, rompiendo el encanto, y él se quedó allí, quieto, con ganas de besarla. Se alejó, algo incómodo, y volvió a sentarse. 

Ella vertió el agua en la taza azul, y ese fue el único sonido que llenó la habitación. ¿Cómo se suponía que iría a mirarlo ahora? Aquello había sido más que extraño.

Liam se rascó la nuca, nervioso. Se maldijo unas tres mil veces mentalmente. Él no debió acercarse así a ella, no. Pero el sentimiento era más fuerte que él.

Iba a decirle algo pero la puerta trasera se abrió de golpe, dejándole el paso a una mujer de pelo color castaño oscuro y tez clara. Sus ojos negros decían casi todo de ella: soberbia. 

Casi corrió hasta Liam, quién apenas se había dado cuenta de que ya había ingresado, y le echó los brazos al cuello, para luego besarlo en la boca, demasiado acelerada. 

Los ojos de _______ se abrieron como platos y su mandíbula tocó el suelo. Una repentina furia comenzó a crecer dentro de ella. Apartó la vista, repentinamente asaltada por una ola de furiosos celos. 

Las ganas que tenía de arrojarle la taza con agua hirviendo encima eran enormes. Apretó el mango de la taza con más fuerza de la habitual, y justo cuando volteó, Liam intentaba apartarse a la chica de encima. Casi sonrió, pero se mordió los labios. 

Al parecer la mujercita no tenía muchas intenciones de dejarlo en paz y _______ se sentía demasiado molesta como pensar con claridad y decirle algo. 

—Evie, Evangelina… ¿Qué haces? —murmuró él entre dientes.

—Estoy totalmente indignada contigo, Liam ¿Por qué no me devuelves las llamadas que te hago? —le preguntó ella, ignorándolo. _______ puso los ojos en blanco.

Liam suspiró, parecía un poco harto.

—¿Cuántas veces te dije que no puedes entrar aquí de esa manera, Evangelina? 

Ella se encogió de hombros.

—No lo sé —contestó y se acercó para besarlo, pero Liam corrió la cara. Se percató de que _______ seguía allí. Apartó a Evangelina, y la miró severamente.

—No estamos solos —le susurró, y entonces ella miró a la morena. 

Alzó ambas cejas para mirarla de arriba a bajo. _______ sintió como su mandíbula se tensaba y otra vez su mano apretaba con un poco de fuerza la taza.

—Señorita, ella es Evangelina —la presentó Liam. 

—La novia —puntualizó ella. _______ asintió y fingió una sonrisa.

—Ella es la señorita _______, Evie, la hija del señor Leo —le contó.

—Oh, ¿enserio? —dijo algo asombrada —No sabía que él señor Streep tenía una hija. Nunca me la mencionaste, mi amor —le habló a él. 

Amor Salvaje♥Where stories live. Discover now