Epílogo.

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Nieve sobre Londres en la víspera de Navidad. La costumbre era ir a pasar las fiestas en casa de la abuela, y este año no iba a ser la excepción.

Había muchas costumbres para la víspera de Navidad, que entre los Pierce eran respetadas al pie de la letra.

Por ejemplo: la sopa de la abuela. Siempre.

O una taza de chocolate caliente antes de irse a dormir.

O Harry haciendo un concierto exclusivo para la pequeña Rosie.

 - Muy bien, Rosie. ¿Una más antes de irte a dormir?

La pequeñita asintió con los enormes ojos verdes abiertos de par en par.

 - Esta canción es muy especial... Porque se la escribí a alguien muy especial.

Francesca lo sabía. Siempre dejaba esa canción para el final. Rosie también se acordaba:

 - ¡Se la escribiste a mamá!

 - Sí, ¡se la escribí a mamá! ¿Y te gusta?

 - ¡Es hermosa!

 - ...Como tu madre.

Francesca sonrió, mirándolos desde la puerta junto con la madre de Harry. Harry comenzó a tocar, y las melodías llenaron toda la habitación. A Francesca la colmaba la felicidad.

Su celular sonó, y aunque le pareció una pena tener que apartarse de un momento tan tierno, se alejó para contestarlo. Las llamadas desde Irlanda podían costar fortunas y, además, no podía dejar esperar a Nick.

 - ¡Feliz navidad! –susurró en cuanto contestó la llamada.

 - ¡Feliz navidad, Frances! Desi te manda saludos.

Oyó a su amiga gritar un "Hola, Franny" desde lo lejos.

 - ¿Qué tal está Rosie? ¿Le has contado las buenas noticias?

 - Estoy esperando a mañana. Rosie le pidió un hermano a Santa Claus. No le quería estropear el regalo antes de tiempo. ¿Y ustedes? ¿Qué tal Irlanda? ¿Y el pequeño Chase?

 - Su tocayo vendrá a visitarlo mañana... Sabes lo encariñado que está con su ahijado... Tío Chase no quiso pasar la Navidad sin él...E Irlanda está, bueno, fría.

 - Como Londres, qué coincidencia.

Unas manos tomaron a Francesca por la cintura, se dio media vuelta y encontró a Harry detrás suyo.

 - Harry, ¿ya terminaste? ¿Quieres hablar con Nick y Des?

 - No tengo mucho que decirles... Diles que los quiero y que pasen feliz navidad.

 - Lo escuchamos, dile que gracias. –Nick comenzó a despedirse.- Sabes que esto me va a costar una fortuna, así que espero que no pretendas regalo de Navidad.

 - Tu llamado es suficiente. –la sonrisa de Frances era audible.- Nos vemos. Espero sea pronto.

Luego de un adiós, ambos cortaron. Frances miró a Harry.

 - ¿Y ahora?

 - Ahora, a prepararnos las camas. Rosie quiere dormir con la abuela. Nosotros dos vamos a mi habitación.

Su vieja habitación. Ellos generalmente se quedaban en el cuarto de huéspedes, pero la calefacción se había roto y la mamá de Harry se negó a que se queden ahí. Frances ya ni la recordaba.

Se abrió la puerta y, al encender las luces, Frances redescubrió la pared de instantáneas. ¿Cómo no iba a recordar la pared de instantáneas? Harry, en cambio, no mostró signo de sorpresa.

 - ¿No la recordabas? –le preguntó él- ¿Siendo tan especial, no la recordabas?

 - No, pero no deja de ser bueno... Se siente como la primera vez... Hay tantas cosas de las que no me acordaba.

Frances se acercó para ver las fotografías de cerca. Harry la tomó de los hombros.

 - Me sorprende, Frances. Momentos hermosos aquellos.

Mientras contemplaba fotos de una joven Frances cantando para los peatones, Harry recordó una pregunta que nunca había hecho y que lo intrigaba mucho.

 - Franny... ¿Tus padres lo supieron alguna vez?

 - Si. –lo pilló al vuelo.- Yo se los conté, hace unos años. Les comenté que te conocí por tocar en las calles durante todo el verano. ¿Qué iban a hacer ahora, castigarme? Estaba mayor, casada y con una niña en brazos. Lo único que conseguí fue que se dieran cuenta de lo mal que habían cuidado a su nena. –Su mirada se perdió entre fotos.- Espero no tratar así a Rosie... Ni al nuevo pequeño...

Harry le besó la frente.

 - No serás así. Tampoco voy a dejar que seas así, si eso te preocupa. Estamos juntos en esto. Los dos.

 - En realidad, los cuatro.


La Reina de los AcordesWhere stories live. Discover now