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Leo en multimedia

Leo

Por alguna razón, el olor que había percibido se volvió a alejar, pero decidí seguirlo, intranquila por lo que podía significar. Caminé en dirección a mi casa, siguiendo la pista que me conducía hacia allí. Al entrar, fruncí el ceño y comencé a analizar el entorno, buscando alguna pista de lo que estaba ocurriendo.

De repente, noté un movimiento en el sofá de la sala de estar. Me acerqué lentamente, preparada para cualquier sorpresa. Y allí, para mi sorpresa y alegría, encontré a mi querida ardilla comiendo un limón. Una sonrisa se dibujó en mi rostro por aquel acto de ternura. Me acerqué aún más a ella y le acaricié su dulce cabeza. Intenté alejar el limón para que también pudiera saborearlo, ya que tenía una debilidad por los limones y la menta.

Me senté en el sillón y mi ardilla se acercó a mí, colocándose en mis muslos. Ante aquel acto de confianza, comencé a acariciar su rojizo pelaje con suavidad, disfrutando de la compañía de mi leal amiga.

Luego, Ty entró en la casa y se dirigió a su cuarto. Sabía que durante el día, él prefería descansar y recuperar energías para las actividades nocturnas en las que cazábamos juntos. Suspiré, comprendiendo su necesidad de reposo, y me levanté para preparar mi comida. Después de comer, me dirigí a mi propio cuarto, necesitando un momento de descanso después de la intensidad de este día tan inusual y lleno de emociones encontradas.

Me recosté en la cama, dejando que mi mente divagara mientras acariciaba los recuerdos del pasado y las circunstancias actuales. Aunque me sentía aliviada por haber encontrado a mi ardilla sana y salva, también había revivido recuerdos dolorosos al regresar a mi hogar y enfrentarme a mi familia. La sensación de pérdida y abandono me embargaba, pero me aferraba a la fortaleza que había cultivado durante todos esos años de ausencia. Sabía que este reencuentro traería consigo muchos desafíos, pero estaba decidida a enfrentarlos con valentía y determinación.

Con la imagen de mi ardilla y Ty en mi mente, me sumergí en un sueño reparador, listo para enfrentar lo que el mañana tenía reservado para mí. Aunque el pasado seguía latente, mi corazón estaba lleno de esperanza y el deseo de encontrar mi lugar en este nuevo capítulo de mi vida.

Walter

Me desperté con un sobresalto después del extraño sueño que acababa de tener. En mi mente se repetía la imagen de una majestuosa loba de pelaje negro, cuyos ojos, inusualmente distintivos, eran de un azul intenso, como el color del mar en una calurosa tarde de verano, o como el cielo despejado en una noche estrellada. Aquel ser misterioso se encontraba en un pueblo abandonado, cuyas calles desoladas y casas derruidas formaban un panorama desolador. Alrededor de ella yacían cadáveres sin vida, una visión perturbadora que me erizó la piel. A su lado, había un joven pálido, con rasgos que evocaban la imagen de un vampiro, creando un contraste inquietante con la loba.

Aun sintiendo el eco del sueño en mi mente, salí de mi habitación, llevando solo el confort de mi pijama. Me dirigí a la cocina, donde encontré a mi hermosa familia reunida. Mi hermana estaba inmersa en una animada conversación con nuestra madre, y me senté a su lado, tratando de apartar de mi mente las imágenes perturbadoras que seguían resonando.

El aroma de café recién hecho llenaba la estancia, mezclándose con el dulce aroma de pan tostado y frutas frescas. La luz matutina se filtraba suavemente por las cortinas, pintando tonos dorados en el ambiente y dándole un aire cálido y acogedor a nuestra reunión.

Mi madre, con su cabello castaño y su mirada cálida, sonreía mientras escuchaba a mi hermana ,menor por un año, relatar alguna anécdota divertida de su día anterior. Mi padre, un hombre apuesto con una barba bien cuidada. A su lado, mi hermano menor, con su entusiasmo juvenil, seguía el relato con atención y ocasionalmente hacía algún comentario que nos hacía reír.

La cocina, lugar de reunión y afecto, a menudo era testigo de nuestros momentos más especiales en familia. Era el corazón del hogar, donde compartíamos no solo las comidas, sino también nuestras alegrías, preocupaciones y sueños. En ese espacio, los lazos familiares se fortalecían y la sensación de pertenencia se hacía más profunda.

Mientras disfrutábamos de aquel cálido encuentro matutino, la extraña imagen del sueño se desvanecía lentamente de mi mente, dejando paso a la realidad reconfortante y amorosa de mi familia. Con cada palabra compartida, sentía cómo mi corazón se llenaba de gratitud por tener a estas personas maravillosas en mi vida.

Agradecía cada sonrisa, cada gesto de cariño y cada momento compartido juntos, recordándome una vez más lo afortunada que era de pertenecer a esta familia tan especial.

"Padre, hoy tuve un sueño extraño", comencé a contar, mientras observaba cómo él daba un sorbo a su café y se atragantaba, poniéndose pálido. Mi madre y mi hermana también parecían inquietas ante mis palabras. Ese sueño había sido tan vívido que me hacía pensar que tal vez ellos sabían algo sobre la misteriosa loba o habían escuchado algún rumor relacionado.

"En mi sueño, aparecía una loba de pelaje negro y unos ojos... azules", dije, viendo cómo sus expresiones se volvían aún más tensas ante mi descripción.

"¿Cómo era?", preguntó mi padre, claramente interesado en lo que tenía que decir.

"Tenía un tamaño imponente, como el de un Alpha, y su pelaje era de un negro intenso, más oscuro que el carbón. Pero lo más llamativo eran sus ojos... eran azules, un azul profundo que irradiaba maldad y fuerza, pero también podía ver en ellos un profundo miedo", expliqué mientras intentaba revivir los detalles del sueño en mi mente.

Un silencio se apoderó de la cocina después de mi relato, y decidí mencionar también al vampiro que acompañaba a la loba en ese panorama onírico. Mis padres se miraron entre sí y mi madre, con gesto preocupado, indicó a mis hermanos que salieran de la cocina y se fueran a sus cuartos.

Mi padre carraspeó y se pasó la mano por el pelo, visiblemente inquieto. "Parece que describiste a la perfección a la Alpha solitaria", dijo mientras tomaba un trapo que le entregó mi madre para limpiar el café derramado. "Hay rumores sobre una loba solitaria que deambula por los bosques, causando temor entre las manadas. Nadie sabe exactamente qué pasó para que se convirtiera en lo que es ahora, pero algunos rumores sugieren que su pareja la rechazó por otra y tomó el control de la manada", añadió mientras seguía limpiando la mesa.

Mi madre asintió con seriedad y agregó: "Es curioso que hayas soñado con ella, cariño. Probablemente no signifique nada importante", intentó tranquilizarme mientras acariciaba mi cabello para reconfortarme.

Asentí lentamente, aunque la imagen de la loba solitaria seguía vagando en mi mente. Por alguna razón, aquel sueño había dejado una huella profunda en mí, y sentía que había algo más detrás de todo esto. ¿Qué conexiones misteriosas podían existir entre mi sueño y esa enigmática loba de pelaje oscuro? La incertidumbre me inquietaba, pero por ahora, solo podía esperar y ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.




Los AlphasWhere stories live. Discover now