CAPÍTULO 18

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No he tenido el debido atrevimiento para mirar a Jamie mientras preparábamos los preparativos de mi fiesta. Sí, he podido toparme en diversas ocasiones con su mirada, pero enseguida rompía la conexión; no sé cómo sentirme acerca de lo sucedido. No es cómo si pudiera dejarlo pasar. Esta ahí, quiera o no. Quizás, lo mejor es dejarlo estar hasta que acabe el día y hablarlo tranquilamente mañana.

Llaman a la puerta.

-¡Abro yo! - grito para que me escuchen. Nada más abrir, me veo suspendida en el aire, rodeada por unos brazos que hacen que de vueltas - ¡Max!

-Felicidades, preciosa. Espero que estés preparada para cumplir 19, es algo que no se vuelve a recuperar.

-Por favor, me hago más vieja, no es algo que celebrar.

-No es más vieja, - hace una mueca disgustada - es una año más de sabiduría y madurez. - intenta parecer serio.

-Oh, entonces algo no me cuadra... - doy golpes en mis labios mientras lo miro con los ojos entrecerrados - ¿Por qué tú no presentas esos síntomas?

Se echa una mano al pecho y hace un gesto de dolor; podría ser actor: -Eso me ha dolido, realmente.

Volvemos a abrazarnos mientras reimos. Todo a ido viento en pompa con Max; no se ha disipado ningún problema en este tiempo. Por mi parte, lo que ocurrió aquella vieja noche está olvidado.

-¿Liss?

-¿Mm?

-¿De quién es el perro?

Me separo de él, sus facciones con extrañeza, para mirar hacía abajo y ver a Dexter.

-Oh, ¿esto? Bueno... Es un regalo de cumpleaños.

-Déjame adivinar, - tuerce la boca en una sonrisa sin gana alguna -¿Jamie?

Quiero decir algo, pero cierro la boca cuando no sé muy bien el qué: - Ni siquiera esperaba regalos...

-Bueno, siento decirte que yo también tengo uno, aunque no tan bueno.

Introduce la mano en su bolsillo y saca una caja roja de terciopelo. Por un momento, creo que me falta la respiración. Me la entrega, y la cojo con vacilo.

Cuando la abro, veo una deslumbrante pulsera de plata; es fina y brillante, como si una elegante rama de un árbol hubiera sido unida en sus extremos y la hubieran bañado en plata.

No puedo apartar la vista de ella. Es perfecta en todos los aspectos.

-Max, yo... - se me atragantan las palabras.

-Sabes que eres alguien imprescindible para mí. Desde aquel día en la biblioteca, Liss, ya supe que te quería en mi vida. - coloca la pieza de bisutería en mi muñeca - Lleva... Pensé que, si algun día pasara algo que nos separara definitivamente, aún así, pudieras recordarme.

Me doy cuenta de sus palabras al ver su nombre grabado, en letras pequeñas, en la pulsera.

Ya que las palabras me han abandonado, me lanzo a su cuello en un fuerte abrazo; lo amo, no de la manera que me gustaría o que él mismo desea, pero es mi Max, y no lo cambiaría por nada del mundo.

-Es perfecta, enserio. No puedo... Es imposible decir lo que siginifica para mí, aunque hubiera sido un simple llavero, hubiera sido increíble.

Aleja una lágrima traviesa de mi mejilla que no me había dado cuenta que había dejado escapar.

-Ya tengo el próximo regalo de cumpleaños; un llavero.

Niego con la cabeza mientras rio. Nos dirigimos con los demás, al salón, donde las chicas están terminando de decorar.

Por el camino, Max me pregunta algo: -Tengo que saberlo, - lo miro sin saber a qué se refiere - ¿Mejor que el perro?

-Digamos que, estáis empatados.

-Los animales siempre serán las debilidades de las mujeres. Bien, cambiaré el llavero por un hámster.

Y con eso, consigue que una carcajada brote de mí.


La gente comenzó a llegar hace un par de horas; perdí la cuenta de los que entraron, salieron o me felicitaron.

Megan lleva una copa de más, aún no mucho; Naty está con Kevin hablando con compañeros de clase. No veo a Max, ni a Jamie. Solo sé que me encuentro con Sue tumbada en la cama.

-¿Qué harás este verano, Liss?

-Pensaba ir a casa, - digo mirando el techo - pero ahora no lo sé. No puedo permitirme demasiados gastos... Puede que busque un trabajo aquí. ¿Y tú?

- Iré a mi querido pueblo con mi familia, pero sólo un mes o moriré de aburrimiento.

-¿Allí tienes amigos?

-Sí, muchos vuelven en vacaciones al igual que yo. Además tengo algunos primos de mi edad. Estará bien, supongo.

-Yo también tengo primos de mi misma edad. - suspiro, sin querer, porque los hecho de menos - Ahora comenzarán las llamadas de felicitación.

- Oye Liss, si quieres puedo prestarte algo de dinero. Sé que no es mucho, pero podrías conseguir un vuelo a buen precio.

-No, no, Sue. No podría aceptarlo aunque quisiera, cariño. - nos sonreimos tristes - No te preocupes, conseguiré el dinero e iré en vacaciones de Navidad. Tú lo has dicho: solo me faltarás un mes y estará Jamie, creo. Puedo sobrevivir.

Me abraza, y lo agradezco. Sussan es una de las personas con las que puedes deshaogarte sin preocuparte del qué dirá. Intenta que te sientas bien en todo momento, quiere darte la luna cuando ni siquiera sabe cómo atraparla.

-Venga, vamos a la fiesta. Hay demasiado desconocido ahí fuera, y Meg ...bueno, ya sabes cómo es.

A los 18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora