Capitulo 7.99: Historia de un pasado.

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—Por supuesto, yo solo administro para que todo sea mejor— Contesto el hombre.

Le entregue la esfera para que se marchen.

A pesar de todo eso no pasó nada interesante en todos los días.

Hasta que un día en la mina, se escucha un gran estruendo en la superficie. Todos rápidamente corrimos hacia arriba.

En la superficie le estaban desplegando una silla a Ifley. Quien miraba sobre la casita de la mina.

Observo el techo y lo miro, finalmente, logre verlo bien unos pocos segundos ya que los ojos se me llenaban de lágrimas.

—Bienvenido Arge— Dice el gobernador.

— ¿Quién es usted?— Contesto Arge desde arriba. — ¿Alguien relevante?—

—No, no, solo el que administra la ciudad— Contesto cómodamente desde su silla— Aunque si soy bastante escéptico de sus hazañas, el que más lo es del lugar, por mucho—

— ¿Y?— Pregunto sentándose sobre la casita.

—Me gustaría que compruebes tus relatos— Ordeno el gobernador, levantando el brazo y haciendo un pequeño gesto. —Con uno de mis hombres—

De la multitud se levanta un hombre, con una gran armadura dividida por miles de placas, haciéndola robusta y flexibles. Pero eso no era lo más interesante, sino lo que tenía cosido la armadura, las garras, y los músculos de piernas y brazos del lobizón que habíamos cazado.

—Claro— Contesto el hombre saltando al piso.

Al hombre de la armadura le pasaron, un mate... Uno que tenía cristales molidos que brillaban de amarillo dentro. Evidentemente era la esencia que les di.

El hombre sin quitarse el casco tomo el mate de la bombilla.

Rápidamente el casco se rompió en la parte superior al ser perforado por los grandes cuernos que le crecieron, y junto a los cuernos le creció todo el cuerpo. Ahora superaba a Arge por un metro de altura y medio quizás de ancho.

Arge no se inmuto y disparo un rayo por el dedo índice.

Destruyo el brazo izquierdo de lobizón que cubría la armadura, pero la armadura y el hombre de dentro seguían intactos.

La bestia corrió y en milisegundos estuvo frente a Arge. El hombre animal extendió su brazo derecho para rasgar al hombre.

Antes de ser tocado, disparo con su dedo medio, quitándole el pecho de la armadura y anular, sacando la misma gelatina amarilla que encontré en el lobizón.

—Qué asco, la esencia y el alma se juntaron— Comento Arge agarrando la gelatina.

El administrador Ifley se levantó de la silla y cayo de rodillas.

—Definitivamente sos una divinidad—

El ganador rio simpáticamente.

—Gracias, gracias— Agradeció Arge— Y podrían ir sacando las púas de los extremos de la ciudad, ya no hay criaturas salvajes—

—Muchas gracias, para hoy las vamos a quitar todas— Dijo el gobernador sin levantarse

— ¿Y han visto al asistente?, ¿lo trataron bien?— Pregunto el gran hombre por mi.

Lloraba junto a la multitud, la cual me dio el espacio para ir al frente.

—Mira asistente— Dijo el hombre sacando una gran tira de tela dentro de su ropa— Estas son todas las esencias de bestias salvajes, ¿las libero de ellas?—

—Por favor— Pedí mientras todas las personas imploraban que fueran liberados de los bichos salvajes.

Arge junto todas las tiras y esta se deformo, transformándose en una inmensa bolsa llenas de esferas amarillas.

Agarro firme la bolsa, metió la gelatina y el tiro la bolsa con gran fuerza hacia el cielo.

— ¿Dónde va a caer?— Pregunte.

—Al sol, que vivan ahí— Respondió la deidad. — ¿Has podido usar tu organograma?—

— ¿Qué cosa?, ¿lo que me pusiste?— Pregunte.

El hombre asintió.

—No sé si lo sabias, pero podes compartirlo —Comento Arge—Estrecha tu mano con quien tengas confianza—

Rápidamente los hombres de Ifley levantaron el gran cadáver del monstruo y lo tiraron a las arenas que había creado Arge, junto toda la basura que se tiraba en el lugar.

Estreche mi mano con mi grupo de la mina y los que me acompañaron a cazar al lobizón, con el tiempo estreche la mano con todos los del pueblo, incluso con Ifley. Y nunca me arrepentí por que fue el comienzo de una época de paz.

Con un poco de tiempo los habitantes lograron modificar la forma de la materia. Así todos juntaron metales que tengan de sombra, algunas chapas o incluso llaves y monedas que le sobren, todo para crear una estatua algo rustica de Arge en medio de la ciudad, sobre la casita de la mina.

Coderos.Where stories live. Discover now