Coderos.

Capitulo 7.99: Historia de un pasado.

— ¡Lo acompaño!— Le grite.

Arge voltea a verme.

—Claro, ¿Cómo te llamas?— Pregunto.

No supe responder, estaba totalmente confuso. Pero con solo mirar mi expresión pudo comprenderme.

—Bueno, asistente serás— Comento mientras nos alejábamos del pequeño pueblo.

Caminábamos a bosques densos. Donde el hombre entro sin dudarlo.

Al entrar nos encontramos frente a frente con una criatura cuadrúpeda de dos metros.

—Un lobo...— Comente totalmente aterrorizado.

Este animal simplemente rodeo con curiosidad al hombre, tomando distancia, como si le tuviera algún tipo de respeto.

La criatura al rodear al hombre, rápido se abalanzó contra mí. Me tire rápidamente contra el piso intentando escapar.

Pero el animal fue detenido, el hombre había atrapado al lobo con una boleadora.

—Que lastima, por un momento pensé que tendría algún tipo de empatía o respeto— Dijo el hombre, para seguido de esto tirar de la boleadora.

La boleadora atravesó a la criatura pero sin cortarla, como si la soga le entrara en la piel.

Volvió a tirar de la boleadora, sacando una esfera amarilla del animal.

Cae el lobo encima mío, muerto.

— ¿Qué hiciste?— Pregunte espantado.

—Esencia, le saque su esencia— Me contesta. —No sé por qué me seguiste, pero despreocúpate, vas a estar bien si me seguís de cerca—

Rápidamente me levante y me puse de pie en frente del hombre, para que me proteja correctamente.

Unos pocos pasos más y nos vemos rodeados de estos animales.
—Ah, son bestias que van en manada— Comenta el hombre. —Son muchos...—

Rápidamente el hombre corre y me alza llevándome en sus hombros.

—Vamos a explorar un poco más antes de que desvivir a todos— Dijo Arge.

El hombre corre con una velocidad increíble, dejando a las bestias atrás, pérdidas entre los arbustos y árboles del lugar. Me posa delicadamente en el piso.

—Creo que ya estamos bien...— Comente.

El hombre siguió determinado, analizando la vegetación del lugar.

Caminaba mucho, kilómetros mientras yo me quedaba atrás, pero no podía, tenía que seguirlo, si me perdía yo ya estaría muerto.

—Arge, ¿cuánto falta?...— Pregunte buscando piedad.

—No sé qué tan grande sea el lugar, supongo que mucho— Contesto el hombre.

El hombre se voltea, para observarme lo atrás que quede.

— ¿Estas bien?— Pregunto.

—Sí, pero cansado— Conteste.

—Entiendo, mejor te llevo devuelta al pueblo— Dice el hombre.

—Por favor...— Conteste resignado.

—Vamos a rodear donde estaban los lobos, a ver si nos encontramos algo— Dijo el hombre.

Volvíamos con una pequeña curva en el camino. Caminando esperando que el viaje pase rápido.

—Agh, que sed— Me queje.