Me masajeo la pera.
—Puede ser, puede ser— Conteste —Pero me gustaría saber un poco mas—
—Podemos ir a la plaza y te cuento— Siguio el.
—Y compramos una gaseosa— Conteste.
El rio brevemente.
—Soy Carno— Dice el muchacho.
—Bueno... sabes que soy Martin—
Caminamos un rato hasta una plaza, cruzamos al kiosco del frente. Abro una heladera y empiezo a tantear entre las gaseosas.
—Gaseosa de naranja— Menciona.
La agarro, pagamos y cruzamos al frente.
—Podemos sentarnos en las paredes bajitas— Señale a las paredes que separaban la parte externa de pasto con la interna cementada.
—Obvio— Dijo, corriendo un poco de tierra, subiéndose y sentándose.
Hice lo mismo y me subí a sentarme algo distante.
Carno dibujo entre nuestro espacio un circulo grande con un circulo pequeño en centro.
—Bueno, mira la primera prueba para puntuarnos va a ser esta— Comenta el chico señalando su dibujo — La cosa es la siguiente todos estamos en los del circulo exterior y tenemos que correr al centro.
—Compa, ¿me convidan un poco?— Interrumpe un hombre desliñado.
—Si, un vaso como no— Respondí, agarrando un vaso llenándolo y entregándolo al hombre.
—Fua, que ratón, poquito— Contesta el hombre — Se creen que soy cualquier vago de la calle—
El hombre apunto con los brazos hacia la botella y junto los dedos de su mano. Formo una aguja que se dispara a la gaseosa.
La botella explota.
Saltamos de la pared y corremos hacia el ciruja.
— ¿Lo alcanzas y lo cagas a piñas?— Me pregunta Carno.
—Si lo alcanzo...—Conteste.
De repente, deje de sentir fatiga, cada paso era mas fuerte y rápido que el anterior. Ya estaba justo atrás del ciruja.
Le pego un fuerte coscacho. Tan fuerte que el vago gira, apuntando con su brazo.
Dispara una aguja y yo una piña a el.
Le pego la piña en el medio de la nariz. Mientras su aguja me roza la cara.
El vago de la piña, cae seco.
Algo me incomoda en los brazos y piernas.
Pero más me importa estar preparado, con los brazos fijos, listo para saltar a mas piñas, aunque me incomodaban los brazos.
El hombre no se muevo.
Volteo a ver a Carno, que me mira fijo con ojos grandes. Corremos en dirección opuesta al hombre.
Corriendo el muchacho voltea un par de veces.
—Se está levantando— Me comenta.
—Corramos unas cuadras mas que no nos vea— Digo.
Nos metemos bien a la orilla de la cuadra y doblamos en la primera esquina.
—¿Y ese tipo?— Comento, bajando la marcha y observando lo que tengo en los brazos
Y piernas, pedazos de fibras musculares que lentamente se van pulverizando.
—Ese es mi macro— Comenta el muchacho— A mi actual compañero no le gusta, pero vos lo usaste bien—
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Coderos.
ActionMartin, un chico normal de 15 años es destinado a ser un codero. Donde será sentenciado a practicar scripts y macroscript. Cambiando su vida drasticamente.
Capitulo 6: Convivir con un peso.
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