Capítulo 23: Más alta que el humo

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Cualquier ser humano puede no estar a la altura de sus capacidades habituales cuando actúa movido por la prisa.

Eiji Yoshikawa

† † † 


Tumbada en la cama, miraba hacia el techo con la mirada perdida. Mi habitación en general estaba repleta de libros, hojas con apuntes y envoltorios de galletas de chocolate. Aunque la marcha de Eric a Londres me hubiera impactado como un meteorito incandescente, debía asegurar mi futuro y estudiar como pudiera, aunque me costara. "No puedo tirar mi vida por la borda por un tío. Eso lo haría una estúpida adolescente, como la bizca Bella de la saga Crepúsculo. Yo no."


Hoy no estaría sola. Veronica había insistido en venir  a verme. De Alex no sabía nada, era la clase de persona que no se mete en los asuntos de los demás, y que no soporta que los demás se metan en los suyos. A Jack no le había visto desde nuestra pequeña excursión a casa de Angelica. Y respecto a Eric... nada. 

Llamaron al timbre de la puerta. Oí cómo mi madre abría e intercambiaba unas palabras con alguien. Pasó un pequeño rato, cuando ese alguien empezó a subir las escaleras y a dirigirse a mi habitación., seguidamente, tres golpes en la puerta con unos nudillos.


- Lyla, soy la borde del flequillo de triángulo morado. ¿Se puede? - pidió Veronica permiso.

- Claro, pasa. - dije mientras seguía tumbada en la cama.


Se abrió la puerta. Una delgada Veronica entró, con una camiseta de tirantes del álbum Unknown Pleasures de Joy Division, unos shorts y sus medias rotas de costumbre, junto a unas Creepers negrasDos coletas despeinadas en su cabeza cual niña pequeña le daban un toque infantil. Entonces, algo me sobresaltó, haciendo que me incorporara de golpe.

- ¿¡Qué tienes en la nariz!?

- Pues... hola, qué tal... cómo te va la vida... - respondió Veronica sarcásticamente.

- Déjate de cordialidades. ¿Qué te has hecho en la nariz?

- ¿No lo ves bien? Es un septum tía. - se acercó haciendo una mueca arrugando la nariz y enseñándome sus dientes, mostrando así el hierro que le atravesaba el tabique nasal en todo su esplendor.

- Estás loca por hacerte eso.

- Me apetecía desde hace mucho, además me queda genial. 


En eso tenía razón. Lo extremo le iba mucho a Veronica. Era una chica con un estilo muy personal y arriesgado. Si te lo preguntasen, todo lo que se ponía Veronica pensarías que ni de coña te lo pondrías o que eso es de locos. Pero a ella todo eso le quedaba como un guante.


- Veo que el orden no existe en tu diccionario. - bromeó Veronica mientras andaba con cuidado por el suelo lleno de obstáculos.

- Cuando estoy de exámenes lo tengo todo hecho un desastre. Mis dusculpas.

- Tranquila, te perdonaré la vida. Por esta vez. - rió.

Pudo llegar a mi cama, después de unos pasos pisando con la punta de los pies.  Se sentó a mi lado suspirando.

- Cómo te va la cosa, Lyla. 

- Pues bien. Me falta estudiar algo de Historia y Castellano. Franco me puede, es demasiado odioso.

- No no, me refería a la "otra" cosa. 

- ¿Qué otra cosa?

- Ya sabes. Tema Eric.

Supongo que era inevitable que apareciera el tema.

Retrum 3: Labios de Ébano [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora