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Joseph...
Mi mente no deja de recordar a ese tipo que me salvo la vida. No se quien es, no le pude ver el rostro, pero sea como sea le debo una. Por la forma en que se movía y se corto las venas sin preocupación lo mas probable es que sea un licántropo. Debo de encontrarlo.

Al fin llego a mi casa. En el estacionamiento de enfrente hay como 4 autos estacionados. ¿Que pasa aquí?
Entro despacio, no se porque, pero estoy nerviosa. Camino a la sala y veo a casi una docena de licántropos platicando entre si. Cuando entro todos me miran.

-¡Dalia!

Un chico sale de entre la bola de gente y me abraza fuertemente. Ahogo un grito.

-¿Donde estabas? Recibí tu mensaje, pero se corto. ¿Que paso? ¿Estas bien?
-Cuidado Daníel-digo alejándolo de mi.- Recibí una gran golpiza.

Mi hermano me toma del rostro y me inspecciona. Esto es vergonzoso.

-Ya Daníel, mejor dime que hacen todos aquí.

Un hombre robusto y moreno dio unos pasos al frente. Marco, un amigo de la familia.

-Marcamos a tu celular y no contestaba mi señora. Después de oír el mensaje de voz, no perdimos tiempo e hicimos un equipo de rescate.
-Ay, no puede ser-digo rodando los ojos.
-¿Que paso Dalia?-dice mi hermano.

Antes de responder mire bien los rostros de los licántropos, esperando reconocer al licántropo que me salvo. Pero ninguno se parecía a mi salvador.
Me separo de Daníel y miro seria a los demás lobos.

-Fue un descuido mío señores, si me hacen el favor de retirarse para poder hablar con mi hermano, me harían un gran favor.

Todos me miran confusos, pero en seguida salen de la casa. Al cerrarse la puerta me tiro en el sillón exhausta. Fue un largo día. Daníel se sienta en frente de mi y me mira inquieto esperando una explicación.

-Daníel. Unos cazadores me atacaron...

Daníel hace ademán de protestar pero continuo antes de que diga algo.

-... Pero un licántropo me salvo. No se quien es. Solo se su nombre. Joseph.
-Joseph-dice para si.
-Además, tengo algo que te interesara.

El me mira con ojos entrecerrados. Ok, debo de decírselo.

-Antes de iniciar el entrenamiento con los novatos. Un chico me ataco. No fue exactamente a golpes pero estaba allí. Era el chico del club, del que estabas hablando con los chicos en la mañana.
-¿Te hizo algo?-pregunta preocupado
-No. Pero creo que me vigila. ¿Cómo sabría que estaría en la basílica? Sabes que no creo en las coincidencias.

Mi hermano se recarga en el sofá y pone un dedo en su mentón, pensativo.
Tal vez exagere pero nunca hay que tener pocas posibilidades. Si ese chico de verdad me esta siguiendo la pregunta es ¿Que quiere de mi? Y la peor de todas ¿Que es él?

-Primero lo primero Dali-dice al fin Daníel.- Tengo que encontrar a ese licántropo que te salvo la vida y agradecerle.

Pongo los ojos en blanco.

-Segunda, si ese... Animal de verdad te persigue, tenemos que capturarlo y averiguar que es lo que quiere.
-¿Ósea que me usaras de a carnada?-digo indignada.
-Así es querida.

Odio este plan, pero mi hermano tiene razón, si solo me sigue a mi, es mi deber capturarlo.

-Ahora-dice Daníel.- Arréglate.
-¿Para que?
-Hoy habrá una junta con los hijos de Lilith.
-¿Ahora que quieren esos chupasangre?
-No seas pesada Dalia. Hoy es la segunda junta para las tácticas de muerte a los mortales. La iba a cancelar si no aparecías, pero ya que estas aquí todo sigue a su paso.

El corazon oscuro también lateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora