CAPITULO 10

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CAPITULO 10

Al final Dianna había convencido a Kiros de asistir al baile ese sábado. Claro que había sido con la ayuda de su nana Ellen. Dianna veía que cada día estaban más enamorados, y todavía no sabía por qué esos dos no se casaban.

Ya había pasado dos semanas desde el último intento contra su vida. Kiros parecía nervioso por eso, pero no le decía nada. Dianna estaba casi segura de que esos ataques contra su persona tenían que ver con el pasado que no recordaba.

Dianna estaba en la sala tomando el té con su nana Ellen. Ya faltaban dos días para el gran baile, y Dianna estaba nerviosa. Iba a volver a ver a Edward y eso la tenía muy inquieta. ¿Trataría él de volver a besarla? Dios, como deseaba que volviera a besarla. Nada más pensarlo se sonrojaba.

-¿Te encuentras bien niña? De pronto te has puesto roja – pregunto Ellen mientras se levantaba y le tocaba la frente con la mano -. No, no tienes fiebre.

-¡Oh Ellen! No pasa nada, estoy bien – dijo Dianna quitándole importancia.

-No entiendo niña, ¿por qué te has sonrojado de pronto? – preguntó Ellen mientras volvía a sentarse de nuevo.

-Es que yo…

Dios, ya estaba sonrojándose de nuevo.

-Ya entiendo – dijo Ellen mientras le sonreía con dulzura -. Has estado pensando en tu duque.

-Oh Ellen, que mala eres – dijo Dianna mientras soltaba una risilla -. Él no es mi duque.

-Pero te gustaría que lo fuera.

-No te lo puedo negar – dijo Dianna con un suspiro -. Pero no sé que siente él. ¿Y si solo está jugando conmigo?

-Bueno niña – dijo Ellen mientras le acariciaba la mano con dulzura -. Solo el tiempo lo dirá.

Dianna no quería hablar más sobre el duque, le ponía triste pensar que él solo estaba jugando con ella. Quizás todos esos coqueteos eran para poder llevársela a la cama y después despacharla. ¿Era el duque un libertino empedernido de esos que le gustaban ir de mujer en mujer? Oh dios, esperaba que no. Si fuera así ella terminaría con el corazón roto. Ya estaba completamente enamorada de él.

-¿Qué tal te va con Kiros? – le preguntó Dianna a su nana para cambiar de tema.

-Bien niña – dijo Ellen con una sonrisa -. Todo sigue igual.

-¿Por qué no te quieres casar con él nana? – le preguntó Dianna con curiosidad -. Sé que te lo ha pedido varias veces.

-¡Oh! – Ellen bajó la mirada y los ojos se le empezaron a llenar de lágrimas -. Yo… estoy bien así niña… no necesitamos casarnos…

Dianna se dio cuenta de que su nana estaba llorando. Se levantó de la silla y se acercó a ella para abrazarla.

La Reconquista De La PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora