Los aplausos estallaron en la cara de Brenda cuando bajó a la sala de su propia casa. Tardó unos segundos en comprender lo que estaba pasando.

Muy bien, pensó. Estaba usando sus lentes y su cabello no estaba muy bien arreglado después de haber pasado toda la mañana en la universidad, sus ojos seguramente seguían rojos por lo que seguro no estaban celebrando su apariencia y menos su cumpleaños pues según bien recordaba cumplía años el mismo día que su mellizo, y hacía meses que había pasado.

Tampoco había reprobado ninguna materia en el tiempo que llevaba en la universidad como para que lo celebraran porque, por tonto y extraño que pareciese, su familia celebraba todo.

Entrecerró los ojos.

—¿De qué se trata esto? —les preguntó y Laini apareció detrás de Matt lanzándole un sobre de papel como si fuese un balón de futbol americano. Brenda apenas pudo atraparlo. Aun se sentía medio torpe por estar usando los lentes.

Como si tuviese el tiempo del mundo sacó el papel y lo desdobló para leerlo. En unos segundos sus ojos se abrieron como nunca y el recuerdo de su mal momento de ceguera se esfumó.

Levantó la vista hacia su familia que estaba reunida frente a ella, todos estaban ahí, incluso Brandon, aunque este no la veía directamente a ella. Sintió que los ojos se le llenaban de lágrimas y se dio un par de golpes con las manos sobre las mejillas para despertarse.

Volvió a leer el contenido de la carta. Las palabras que más sobresalían fueron:

Ha sido aceptada como la única practicante para la campaña otoño invierno para nuestra agencia...

Aceptada.

Única.

Practicante.

—¿Es una broma? —preguntó antes de demostrar lo feliz que estaba. Si era una broma se encargaría de hacer pagar al responsable.

Todos voltearon a ver a Laini.

Ella se encogió de hombros.

—Es real —respondió—. Yo solo me he encargado de traerte los resultados.

—¿Por qué tú? —preguntó extrañada.

—Israel me encontró en tu facultad y me dijo que te lo entregara, al parecer uno de tus profesores le informó que te sentías mal y que te trajeron a casa.

Brenda sintió que su felicidad aumentaba.

—Espera —volteó hacia su amiga—. ¿Revisaste lo que había en el sobre?

La pelirroja lanzó una sonrisa traviesa.

—Creí que era otro tipo de carta —se defendió colocando sus manos frente a ella como escudo—. No fue mi intención husmear.

Brenda rió.

—No puede ser —soltó en un murmuro.

Todos guardaron silencio mientras Brenda se inclinaba hasta quedar sentada en el piso de la sala. Tenía el sobre en una mano y la carta de aceptación en otra, por lo que se cubrió el rostro con uno de sus brazos.

Estaba tan feliz que no pudo ocultar sus lágrimas. Los lentes le estorbaron.

Después de correr a su habitación para preguntarle todo a Israel bajó de nuevo a la sala de estar y siguió el aroma de la comida hasta el patio trasero de su casa. Su familia ya estaba reunida allí.

Se sentó en la única silla disponible de la, ahora mucho más grande, mesa familiar.

—Entonces estarás en tu primera campaña publicitaria de Otoño —comentó Matt mientras comían—. Será intensa, por lo regular esas campañas se hacen bajo mucha presión.

¿Quieres ser mía? (JASN Libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora