✎Passage 6✎

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Robert se levantó de su cama, como cualquier otro día, como un día normal, pero... ¿Hoy lo iba a ser? Él presentía que algo iba a pasar hoy, puede que bueno, o puede que no, ¿Quién sabe?

Se puso el mono que debía llevar todos los días para poder salir de la cabaña donde pasaba los días y la mayoría de su tiempo libre. Dispuesto a salir de allí e ir a hablar con J, guardó los últimos diarios que hizo debajo del colchón para que así, nadie los viera. Ahora sí, abrió la puerta y en tan solo milésimas de segundo, el aire frio le envolvió para luego, cerrar la puerta y salir corriendo dirección a la cabaña del subjefe, J.

–Buenos días, J. –dijo una vez ya estaba dentro de la cabaña.

–Buenos días, R. –dijo él, levantando la vista de sus papeles para mirarme.

–He venido para hablar contigo sobre mi cabaña, señor. –dijo poniéndose firme y los brazos detrás unidos por las manos enlazadas entre ellas.

–Bien, ¿Qué quieres decirme sobre eso? –dejó los papeles a un lado y juntó sus manos levantando la vista para poder ver mis expresiones.

–Sobre los muebles, cada día están más blandos, señor.

–Sabes perfectamente que ese tema no se puede resolver, R. Es normal, estas al lado de un lago, ¿Qué esperabas?

–No es normal, pero tampoco lo es no poder ver a Rebecca. Esto es mucho mejor que la sensación de no verla.

–No sabes lo que dices, R –bufó–. Esa chiquilla no merece la pena, donde de verdad tienes que estar es aquí, conmigo, con nosotros, con tu familia, tu verdadera familia...

–No pienso estar aquí si no me dejas verla al menos una vez.

–Como quieras ­–levantó los brazos, dando a entender que se rendía de seguir con esta conversación–, pero solo te dejaré una vez, R.

Así que, sin más dilación, susurró un "gracias" y salió, apresuradamente de esa cabaña para dirigirse a la suya.

Preparó algunas cosas y también escondió otras, pero no iba a ir hoy, hoy acabaría las últimas actividades que le quedaba hacer por esta semana y, cuando pudiese, se iría a verla.

–Mirar a quien tenemos aquí, ¿Qué tal amigo? –dijo mi amiga Marlene.

–Bien, y tú Marlene, ¿Cómo estás?

–Mejor, cada día me recupero de mi lesión en la rodilla de hace dos semanas. El médico dice que voy progresando.

–Me alegro, Marlene –le besó su mejilla derecha–. Tengo que irme, he de acabar las actividades que me quedan por hacer esta semana, luego te cuento, M.

Caminó sin esperar respuesta, a paso rápido, intentando pensar qué haría cuando viera a Rebecca, pero una voz, le desconcentró e hizo que se girase para ver de donde procedía.

–De acuerdo, ¡suerte, Robert! –dijo Marlene.

Le dijo adiós con la mano y corrió, corrió lo más rápido que pudo para llegar a la B12 y acabar todas las actividades.

Pasaron tres días desde la charla entre Robert y J, y cada día le quedaban menos actividades para poder ir a ver a Rebecca.

–¡Hey!

–M, ¿Cómo estás?

–Mírame –dio una vuelta sobre sí misma–. ¡Ya estoy recuperada!

–¡Qué bien!

Robert (Fleeting eyes  #1)Where stories live. Discover now