¡Ding!.
KiBum, rápidamente, fue hacia el horno de la cocina y, con cuidado, sacó de éste un muy apetecible pastel. Sabía que Taemin no comería algo extremadamente dulce, así que hizo una especie de tarta con las distintas frutas que encontró; cítricas y dulces, y cubrió esa capa de fruta con masa por encima. Para finalizar, después de que el pastel se hubiese enfriado un poco, lo desmoldó y lo puso en el plato más lindo que encontró y, para decorar, espolvoreó un poco de azúcar en polvo sobre el pastel.
KiBum observó su creación por unos segundos, pensando qué más podía hacer, sin embargo, le pareció que ya era suficiente. Antes de salir de la cocina, tomó dos tenedores y los puso en el costado del plato.
Cuando asomó su cabeza por la puerta de la sala, respiró profundo y se decidió a ir junto a Taemin, acercándole primero el plato con aquel delicioso pastel.
— KiBum, no intentes comprarme — Taemin no apartó su mirada del televisor.
— ¡Vamos!, no intento comprarte, es una oferta de paz... Además, está hecho tal con la receta que me enseñó tu padre — Dicho eso, Taemin se vió totalmente tentado y, aunque se resistió lo más que pudo, terminó tomando el plato que le ofrecían.
— Me ofende que creas que puedes comprarme con un pastel, sólo lo acepto porque sé que no es bueno estar enojado mucho tiempo — Mintió descaradamente, y ambos lo sabían, por eso mismo, rieron juntos una vez más.
KiBum, sintiéndose aliviado, por fin se sentó al lado de Taemin en el sofá, y vieron juntos un programa de música mientras disfrutaban de aquel pastel que no les duró mucho tiempo, realmente había quedado delicioso, y KiBum se sintió orgulloso de aquello.
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Tras terminar el programa, Taemin decidió que era tiempo de seguir con su rutina; ya habían cenado, así que sólo debía bañarse. Tomó su bolso y el de KiBum, mientras caminó hacia la escalera.
— Voy a bañarme. Creo que también deberías hacerlo, te prestaré de mi ropa, pero yo voy primero, estoy cansado — Subió rápidamente la escalera, siendo seguido por el otro chico, hasta llegar a su habitación.
— ¿Aún no has decidido a qué color cambiar las paredes?. Creo que el gris no va con tu personalidad tan dulce — Dijo Kibum tras ingresar a la habitación.
— La verdad, me da igual el color, aunque tengo mis preferencias, pero no tengo ganas de hacerlo, tendría que mover los muebles, sacar la ropa, y así. Prefiero quedarme así, además, mamá criticaría cualquier color que no fuera del estilo de un alfa, ya la conoces — Dejó ambos bolsos en el suelo, cerca de la cama y, rápidamente buscó en su armario la ropa necesaria para ambos; pijamas, calcetines, toallas y ropa interior para él.
— Tienes razón, pero ya no eres un niño, deberías dejarle en claro lo que quieres y que deje esa fantasía de que eres un alfa. Yo te veo perfectamente conforme con ser un omega. Un omega muy hermoso, por cierto — KiBum tomó las cosas que le habían prestado y se sentó en la cama con pesar; su tía realmente estaba obsesionada con ese tema y eso había formado una distancia enorme entre ella y su hijo.
— Lo sé, ya lo he intentado, pero no va a ceder, incluso si papá está de mi lado. Por ahora, sólo me queda esperar hasta ser independiente y poder vivir mi vida a gusto... Bueno, voy a bañarme, ya vuelvo — Abrió una segunda puerta en su habitación, y fue a su baño.
El baño lucía exactamente igual de formal como el de un alfa; no tenía el más mínimo detalle de que pertenecía a un joven, daba más impresión de ser el baño de un hotel elegante, solamente los productos de cabello, perfume, cremas y su cesto de ropa sucia daban a entender que era ocupado por un adolescente.
Taemin dejó su ropa sucia en el cesto fuera de la ducha y colgó la ropa limpia y su toalla en un perchero cerca de la misma. Tomó una ducha tibia para relajar sus músculos, mientras su mente volvió a vagar en aquel sueño que había tenido, sin embargo, no le dió gran importancia pues, terminando de ducharse, salió renovado. Se secó y vistió con rapidez para cambiar turno con su primo, quien había estado usando su computador en el escritorio de la habitación.
