Capítulo VII

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Me desperté al sentir una suave caricia en mi hombro derecho.

Habría mis ojos lentamente y vi a Justin mirándome a los ojos. Yo tenía mi cabeza acostada en su regazo.

-Ya despertaste dormilona, ¿estás bien?-

Coloque mi mano derecha en mi cabeza y me senté a su lado, me dolía la cabeza.

-Si-

Cerré mis ojos y los recuerdos de lo que avía pasado en las regaderas llegaron de repente. El miedo se apodero de mi cuerpo. Abrí mis ojos de repente y mire a Justin. Observe cada centímetro de su cuerpo y el estaba bien.

Me abalance sobre él y lo abrace.

Me aferre a él con todas mis fuerzas, como si quisiera evitar que alguien lo alejara de mi y el correspondió a mi abrazo.

-Todo estará bien- susurro Justin a mi oído, haciendo que mi cuerpo se relajara.

Me separe unos centímetros de él, sin romper nuestro abrazo. Lo mire a los ojos por un par de segundos y lo bese.

Justin se sorprendió por mi acción pero luego siguió el beso. El beso estaba lleno de ternura y cariño. Era lento y suave, lo suficiente como para que cada uno disfrutara por completo el sabor de los labios del otro y que yo me olvidara de todo.

Cuando estaba consciente de lo que estaba haciendo, coloque mis manos sobre su pecho y lo empuje suavemente, rompiendo el magnífico beso.

-Lo siento- susurre avergonzada de lo que había hecho y aleje mi mirada de la suya.

El agarro mi rostro suavemente con su mano izquierda y me obligo a mirarlo.

-No te disculpes y mucho menos cuando yo te he seguido el beso- susurro Justin, poniéndome la piel de gallina.

Justin acerco mi rostro al suyo para besarme otra vez, pero se detuvo y soltó una maldición por lo bajo.

-Hay vienen- dijo con voz frustrada, tapándose los ojos con su mano izquierda.

Lo mire incrédula, al no entender a que se refería. Pero luego pude escuchar unos pasos acercarse y eso me sorprendió. Justin se había dado cuenta primero que yo, de que alguien se acercaba. Su sentido de la audición había mejorado y era mejor que el mío. Eso significaba que pronto se transformaría.

Me Levante del piso, mire a los guardias y a Eric colocarse frente a la celda.

-Enciérrenla con ellos- dijo Eric y apareció una niña, seguida de dos guardias que la apuntaban con armas.

La niña se veía que tenía alrededor de 10 años. Tenía el cabello rubio un poco más abajo de los hombros y su piel era blanca. Ella tenía todo el cuerpo lleno de rasguños y golpes.

-¿Que le han hecho?- Justin se paro del suelo, se acerco a las barras de la celda y los agarro con fuerza- como pueden ser capases de hacerle daño a una niña- el odio se podía escuchar en cada una de las palabra que decía.

Uno de los guardias se acerco a abrir la celda. Justin soltó los barrotes y cerró sus manos en forma de puños. Miro cada movimiento que hacia el guardia para abrir la celda. El enojo en su rostro no parecía que iba a desaparecer. Entonces supe que Justin sería capaz de hacer alguna locura.

La transformación a felino traía barios cambios entre ellos estaba el problema de la ira, nos podíamos poner furiosos con facilidad y se nos olvida nuestra parte humana.

Cuando el guardia abrió la celda, me acerque a Justin y lo agarre con todas mis fuerzas, para evitar que él se lanzara sobre el guardia.

-Ten cuidado con lo que haces- susurre a Justin en el oído. No podía imaginar que le podrían hacer a Justin si acabara matando a algún guardia.

La niña entro con lágrimas en los ojos y pasos sigilosos. Su rostro reflejaba un profundo miedo.

Cuando sentí que Justin se había relajado un poco lo solté y él se acerco a la niña.

Justin se coloco a su altura y limpio las lagrimas que salían de sus ojos, con suavidad.

-No tengas miedo, que yo te protegeré- susurro Justin a la niña.

La niña lo abrazo y el correspondió el abrazo como un padre cariñoso.

Yo me quede estática en el lugar que estaba, mirando la pequeña escena. Era tan tierno ver que Justin se preocupaba por una niña, que no conocía.

-Justin deja a la niña y ven con nosotros- dijo Eric y vi como un guardia apuntaba con su arma a Justin, en la cabeza.

- no necesitas apuntarle con un arma, para que te obedezca- dije

-Eso creía yo de ti y eres a la que más he sedado esta semana, por mal comportamiento- dijo Eric y yo deje escapar una pequeña risa.

Justin dejo a la niña y salió de la celda.

Uno de los guardias cerró la celda. Eric junto con Justin y los guardias desaparecieron de mi vista por el pasillo.

-¿Estás bien?- pregunte con preocupación acercándome a la niña.

-Quien hubiera imaginado que me encontraría aquí a Justin Bieber- dijo con felicidad la niña que hace pocos minutos, estaba llorando con miedo.

-¿Qué?- dije confundida por su repentino cambio de ánimo.

-Tengo la mejor suerte del mundo- dijo y yo no podía creer lo que estaba oyendo- estoy encerrada con Justin Bieber- su felicidad aumentaba con cada palabra que decía.

-¿No te duele tus heridas?- pregunte ignorando lo que ella acababa da decir.

Nosotros estábamos encerados y éramos utilizados como conejitos de India. Y lo único en que pensaba esta niña era que estaría encerrada con Justin.

-Si pero estoy acostumbrada- dijo tranquilamente la niña.

-Acostumbrada- repetí extrañada.

-Claro después de tantas peleas, te acostumbras al dolor-

Esto quería decir que ella no era tan inocente como pensaba, ella era como yo.

Tigre BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora