—¿Cómo está tu brazo? —le preguntó luego de unos segundos. Cam frunció el ceño. Liam estaba raro… muy raro. 

—Mejor —se limitó a contestar —Oye… no es que sea extraño en ti, ni nada por el estilo. Pero ¿Por qué estás sonriendo como imbécil? 

Liam giró la cabeza para observarlo, y entonces comenzó a reír. Cam arqueó una ceja. 

—No lo sé —siguió riendo —Dime, tú ¿Por qué tienes esa cara de idiota?

El rubio se tensó. ¿Tanto se le notaba? Pero no podía agarrar y decirle a Liam que Greta había ido a verlo y que casi la besa. Sería como estar a punto de cavar su propia tumba. Ya que Liam le había dejado claro que no quería que ellos se vieran hasta que las cosas estuvieran arregladas con los Montoya. 

—No… nada, nada —miró al techo tratando de pensar en otra cosa para cambiar de tema y que Liam no lo descubriera. Y de repente sonrió —Ya sé por qué estas así. 

—Ah, ¿si? ¿Por qué? —inquirió el castaño.

—Porque vino la hija del jefe —sonrió con picardía. Liam lo miró algo sorprendido. No esperaba que Cameron dijera eso —La chica de la foto que tenías escondida…

—Claro que no —aseguró.

—Oh, vamos, primo, ambos sabemos que si

—Que no, animal.

— Liam está enamorado, Liam está enamorado —comenzó a cantar.

Liam tomó una almohada y se la arrojó, golpeándolo en la cabeza. Cam carcajeó y se apretó el brazo fingiendo que le había pegado allí. 

—Pareces un niño, Cameron —lo retó —¿Qué va a pensar Greta?

Cam sonrió con soberbia.

—Ella me ama de cualquier forma.

—Si, si, seguro —ironizó Liam.

Se quedaron en silencio. Liam miró fijo al techo y una tonta sonrisa se curvó en su rostro. ¿Por qué se sentía tan tonto? Todavía tenía en sus oídos el retumbe de su risa. No había cambiado nada… era igual de contagiosa que siempre. Y se sentía extraño por lo que había pasado en la caballeriza. Si el amigo de ella no hubiese entrado, quizás él hubiese hecho una estupidez. ¿Sería solo un amigo? Había algo muy raro en ese amigo. Más bien daba la vista de ser una… amiga. Sacudió la cabeza y se levantó.

—¿Quieres que le diga a mamá que te traiga algo para desayunar? —le preguntó.

—Mmm —pensó él mientras se tapaba hasta el cuello —Puede que quiera unos waffles con mucha miel, un tazón de cereales, un poco de jugo de naranja y… ¡Tocino! Si que quiero eso. También sería muy agradable un par de tostadas con mantequilla y un café con leche, con mucha canela…

—¿Y si mejor te traigo el refrigerador completo? —le preguntó Liam con sarcasmo.

—Disculpe usted, señor Campo comedor de carne compulsivo. Pero necesito reponer fuerzas comiendo cosas saludables.

—El tocino no es saludable —dijo Liam.

—Claro que lo es. Sino mírate… te la pasas comiendo porquerías y eres el hombre por las que todas las muchachas del pueblo suspiran —hizo ojitos. 

Liam no pudo evitar reír.

—Eres un idiota, Cameron.

—Ya, vete… tráeme el desayuno.

Liam salió de allí y se dirigió a la cocina. Se detuvo al escuchar una voz allí. 

—¿Por qué me hablas así? —preguntó ella. Liam se asomó un poco y la divisó hablando desde un celular. Frunció el ceño —Ya te dije por qué acepté acompañar a papá… era importante para él que yo viniera — Liam se acercó un poco más para escuchar mejor —No me interesa nada de lo que hay en este campo, maldita sea —y sintió un presión en medio del pecho al escuchar aquellas palabras —¡Tú no quisiste acompañarme! —ella comenzó a llorar —¡Tuve que pedirle a Matt que lo hiciera! ¡Tú nunca estás disponible! —no le gustaba verla llorar, jamás le había gustado —¿Por qué me haces estás cosas, Ashton? —se tomó la frente con una mano mientras apretaba los labios —¿Sabes qué? Haz lo que quieras. ¿Quieres dejarme? Hazlo. ¿Quieres engañarme? Hazlo. ¿Quieres… irte al diablo? Hazlo. Al final Mattie siempre tiene la razón… no vales la pena —aquel infeliz que la estaba haciendo derramar lágrimas debía ser su pareja. Eso lo llenó de una extraña angustia —¡No, no me pidas perdón ahora. Siempre haces lo mismo… Aaargh, no quiero seguir hablando contigo.

Cortó y se sentó en una de las sillas con la cabeza gacha. Liam quiso entrar allí y acercarse a ella para abrazarla. Cuando eran niños siempre era él el que la consolaba y cuidaba de todo lo que pudiera hacerle mal. Tal vez ahora también podía hacerlo. Iba a entrar pero alguien se le adelantó. 

Matt ingresó a la cocina y se arrodilló frente a ella. _______ lo abrazó por el cuello rápidamente y se echó a llorar con más fuerza.

Liam sonrió con amargura. Él ya no era su mejor amigo. Ya no era el que secaba sus lágrimas, ni el que la hacía reír para hacerla sentir mejor.

Alguien más ya había ocupado ese puesto. Y al parecer no era el único puesto que le habían usurpado. Su corazón también estaba ocupado por otro. 

Soltó un suspiro. Aquello no tendría que importarle. Pero… ¡diablos! le importaba. Sacudió la cabeza y salió de allí antes de que alguno de los dos lo viera. 

Era hora de entender que las cosas habían cambiado. Él ya no tenía 13, ella ya no tenía 12. Y sus corazones estaban en distintos caminos. 

Amor Salvaje♥Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin