LI

970 81 3
                                        

Entró pegándole un empujón a la puerta y pasó por la tienda a un paso acelerado.
Estaba estresada ya que no encontraba esos papeles tan importantes que necesitaba rellenar y entregar el día siguiente.
Iba tan enfocada en eso que ni si quiera se dió cuenta de que no había nadie atendiendo la perfumería.

Abrió la puerta de su despacho y su cuerpo se congeló al instante de ver a Fina allí, tan tranquila, sentada en su silla.

-Ven aquí, conmigo.- dijo, con una pequeña sonrisa.

La rubia, olvidando por completo los papeles y todas sus obligaciones, caminó hacia aquella mujer.

-¿Cómo has entrado?

-Me da pena por tu secretaria, pero he tenido que decirle una pequeña mentirijilla. Espero que no me lo tenga en cuenta más adelante.- río como una niña traviesa y Marta también sonrió, hipnotizada, viéndola.

-Y... ¿Ya te lo has pensado?

Fina asintió y, sin dar una respuesta verbal, palmeó sus piernas. Y Marta, sabiendo perfectamente sus intenciones, sin pudor alguno, se sentó sobre ella.

-Es cierto que tengo mucho miedo y miles de inseguridades, pero, ¿Sabes qué es más fuerte qué todo eso?

-¿El qué?- preguntó en un susurro, perdiendo la mirada en sus labios.

-Mi amor por ti.

La pelinegra vió en la mirada de la otra mujer todas sus ganas reflejadas, incluso más que las que ella tenía, y buscando acabar con esa desesperación que las rodeaba, unió sus labios una vez más.

-Lo había hechado de menos.- murmuró la menor al separarse.

-No te preocupes, nunca volveremos a estar tanto tiempo de esta manera.- dijo la mayor. -Porque, de ahora en adelante, tú serás mi prioridad. Te juro que ni mi padre ni mi familia me hará renunciar a ti.

-Yo prometo ser paciente. Tampoco quiero renunciar a la mujer de mi vida.

^AMOR INFINITO^Where stories live. Discover now