Una digna compañera

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  Lara estaba buscando en medio de la oscuridad, su mano presionó contra la piel de Miranda, podía escuchar la respiración pesada de la rubia, su uña raspó consiguiendo erizar a Miranda, sus labios bajaron hasta tomar los de la rubia en un beso duro, sus dientes tiraron del labio superior y lo lamió, para luego tomar la lengua de Miranda, manteniéndola cuidadosamente entre sus dientes como en el pasado, la rubia lo permitió, hasta que la lengua fue chupada y soltada, para que los labios exploradores fueran hasta las orejas y luego bajan por la larga garganta. Un recuerdo pasó por la mente de Lara, la criatura golpeándola repetidas veces y sin piedad, para luego ser encerrada, alimentada y conectada a una intravenosa que le extraía sangre hasta casi desmayarla, siendo electrocutada o golpeada si trataba de defenderse. Una bola de rabia se instaló en su estómago e, inconscientemente, sus garras se extrajeron y sujetaron a la mujer como si de una presa se tratara, los colmillos se clavaron en el hombro, luego escuchó un chillido de dolor y el olor de la sangre. El impacto fue tal que soltó a su presa y cayó de la cama, arrastrándose como un animal hasta chocar contra la pared, para abrazar las piernas contra su pecho.

—Lo siento… Lo siento…  No lo volveré a hacer. —Lloró Lara y Miranda se levantó de la cama, caminando lentamente hacía su pareja.

—¿Lara? ¿Preciosa?

—No quise hacerlo… Lo siento… ¡Perdóname!

—Tranquila, no pasa nada.

—¡Si pasa! ¡No puedo verte y te hice daño! ¡Me enojé y te hice daño! ¡Siempre lo hago! ¡Tu eres mi tesoro y te lastimé! —Gritó Lara alterada y Miranda sintió aprensión en el pecho.

—No es así, soy yo quien siempre te hace daño, Lara. Soy yo quién merece ser castigada. —Dijo con la voz mas dulce, se puso en cuclillas y acarició el cabello alvino y desordenado. —Incluso si salgo herida, me recuperaré rápido, y si tanto deseas volver a verme, yo me encargaré de que eso pase.

—¿Puedes hacerlo?

—Mi sangre puede…

—¡No! ¡Es horrible! ¡No quiero que te desangres para que yo pueda ver!

  Miranda se arrodilló y abrazó el cuerpo tembloroso de Lara, besó su cabeza y la arrulló. Miranda curaría a Lara y acabaría con la vida de Brezinski, aún a costa de su propia existencia. Su amor era tan grande como su odio.

  Kara estaba mirando el televisor en su oficina, esperaba que Sawyer la acompañara, pero la castaña no había llegado, por lo que imaginó que estaría con Miranda o Lorena. La morena no se preocupaba demasiado, ya que finalmente su pareja estaba de regreso en casa, muy pronto tendría que anunciar a todos que su pareja estaba viva, después de todo ya habían tenido una ceremonia de unión, si tuviera que hacer otra estaría encantada, nada le causaba más placer que marcar a Sawyer como suya. Alguien se acercaba, no era el olor de su compañera así que se mantuvo en el sofá.

—Vine a cumplir con nuestra cita, Alfa. —Anunció Yohana al entrar precipitosamente en la oficina de Kara. La alfa lo había olvidado, Yohana no vivía junto a la manada, por lo tanto, no se había enterado de la cancelación de las citas para pretendientes de Kara. La morena suspiró y arrimó su largo cabello hacia atrás, sintiéndose agotada de repente. —Dios que eres hermosa, Kara.

—Gracias por el piropo, pero tengo que decirte que la cita se ha cancelado.

—¿Qué? ¡¿Por qué?!

—Porque recientemente me reencontré con mi compañera.

—¡¿Quién es?! —Soltó con un chillido demasiado agudo y Kara sintió migraña.

—Se llama Sawyer. Aunque eso ya no importa. Te agradezco tus nobles intenciones de darle una pareja y un cachorro a esta manada, pero ya no hace falta, ese papel es y siempre será de Sawyer.

—Tú eres mía… ¡Siempre he esperado para que lo seas!

—Lo siento si es lo que aspirabas. Eres hermosa y seguro encuentras a alguien merecedor, Yohana.

—¡No! ¡Nadie es Kara Hunt! ¡Nadie lo será!

  Kara lo pudo ver, nada más que su nombre en los deseos superficiales de aquella mujer. Sawyer había entregado su vida por su alfa y compañera, algo que todos deberían admirar y aceptar. Si para tener cachorros con Sawyer tuviera que tratarla como un cristal frágil, cargándola en brazos hasta que diera a luz, ella lo haría gustosa. Debido a sus heridas, Sawyer necesitaría el doble de atención, pero, definitivamente, no tendría hijos con otra, primero hace alfa a otro antes que reproducirse con otra loba.

—¡Te vas a arrepentir! —Amenazó Yohana antes de irse furibunda. Kara suspiró pesadamente y cerró los ojos, aun acostada en el sofá. El dolor de cabeza había aumentado.

  Sawyer dejó sola a Tess, sintiéndose mal por la osa. Era evidente todo el amor que Tess le tenía a Miranda, algo muy dulce, especialmente al Miranda no ser totalmente indiferente a ese cariño. Miranda ya había perdido a una amante, perder a la segunda la había dejado con un trauma demasiado poderoso. Miranda quería Tess, pero amaba a Lara casi obsesivamente, un lazo creado por el dolor. Tess simplemente no podía competir con eso. Era igual para Sawyer, ella amaba a Kara, la alfa que necesitaba a su omega. El salvajismo de Zena, la amargura de Lara y la seriedad de Kara. Unas alfas bastante complicadas. Sawyer se detuvo al darse cuenta de una mirada acusadora que la seguía, para luego toparse con una pelirroja que no había visto nunca.

—Hueles a metal y a lobo. —Dijo la pelirroja, que luego se acercó acechadoramente y olfateó descaradamente a Sawyer. —También hueles a Kara. ¿Eres su guardaespaldas? Luces tosca. 

—¿Tosca? ¿Lo dices por el parche?

—Si. —Dijo Yohana simplemente, sintiendo curiosidad al hecho de que la castaña olía justo como Kara. —Nunca te he visto antes y eso que he visitado la manada varias veces este último año. Soy Yohana, amiga de Kara.

—Ah, no sabía que Kara tenía más amigos. Yo soy Sawyer.

  Yohana sintió ira, el nombre mas el poderoso aroma a Kara que estaba impregnado en la castaña, por lo que sujetó a Sawyer del cuello y la arrojó con todas sus fuerzas a la castaña hasta que chocó contra un árbol.

—¡¿Qué te pasa?!

—¡¿Kara no me quiere por una tuerta?!

—No sé qué te pasa, pero será mejor que te largues.

—La manada necesita a una compañera fuerte y completa que pueda cuidar de la alfa y que le de mucha descendencia… y lo voy a demostrar.

  Yohana se transformó en loba, gruñó mostrando sus dientes y saltó sobre Sawyer mordiendo su hombro, la castaña intentó esquivarla, pero su pierna artificial no ayudaba mucho, consiguiendo que se callera. Extrajo las garras e intentó quitarse al lobo rojo de encima, la rabia y el sentido de supervivencia de Sawyer se apoderaron de ella, por lo que, de forma inconsciente, trató de transformarse. Su lobo cayó al suelo, su prótesis se desprendió y Sawyer gruñó de la impotencia. Yohana saltó sobre ella y ambas lobas rodaron una sobre otra. Un patético lobo sin pierna, pensó la castaña rindiéndose y gimoteando del dolor y la tristeza. Ella ya no era digna compañera de Kara, no importa cuanto se engañara.

  De repente se escuchó un gruñido y un lobo blanco y negro apareció, interponiéndose entre el lobo rojo y el marrón, el rojo gruñó con intención de saltar sobre el lobo blanco y negro para llegar al marrón, hasta que una sombra negra montó sobre el rojo y lo sacudió con sus incisivos, manteniéndose en la espalda tratando de someter a Yohana. Los lobos rojo y negro rodaron, arañando y mordiendo, el rojo ahora lleno de sangre y el negro con intención de asesinar a su presa. El blanco y negro montó al negro, empujándolo contra el suelo, el rojo cojeaba sangrante y escapó. El negro sacudió a su adversario y el blanco y negro dejó de gruñir, gimoteando para calmar al negro. Un pequeño jadeo de dolor llamó la atención de ambos lobos, el marrón se arrastraba con las tres patas que tenía. El negro saltó hasta llegar al marrón y lamió su hocico. 

—“No me dejaste matarla, Lorena.” —Transmitió telepáticamente Kara a su hermana.

—“Si la matas tendremos una batalla contra su manada.” —Contestó Lorena de la misma forma.

—“¡Atacó a mi compañera!”

—“La defendí, ahora está a salvo.”

—“Gracias.” —Dijo antes de regresar a su forma humana, al igual que Lorena y posteriormente Sawyer. Kara inmediatamente cargó a la castaña, mirando con desprecio la prótesis abandonada. —Llevaré a Sawyer a mi oficina… Le dije a Miranda que viniera cuando pudiera, pero… ¿Podrías pedirle que venga antes para ayudar a mi compañera con la prótesis?

—Yo puedo ayudar a Sawyer. —Dijo Lorena y Kara miró las heridas de Lorena.

—Preferiría que te atendieras primero… Perdóname.

—No es la primera vez que nos mordemos, recuerda que me mascabas la oreja de cachorra. —Trató de calmar Lorena con una sonrisa, consiguiendo una pequeña en los labios de su gemela. —Tienes miedo de que Sawyer huya de nuevo. ¿Verdad?

   Kara no respondió, sólo aferró a Sawyer mas contra su cuerpo, alejándose con ella en brazos. Lorena prefirió no insistir, yendo a dirección contraria. Buscaría a Miranda y luego inventaría alguna cosa para que Zena no quisiera arrancar la garganta de Kara.

  Miranda se encontraba sentada en el suelo con la cabeza de Lara sobre sus muslos, mientras acariciaba la nívea cabeza con parsimonia, sonriendo a los pequeños y desordenados mechones de puntas negras. Ahora que lo pensaba, la loba pronto cumpliría los veintiséis años. Su concentración fue interrumpida por Lorena que aparecía desnuda y llena de arañazos. La loba buscó en un armario algo de ropa, una camiseta blanca y unos pantalones de algodón color azul noche, dejando sus pies desnudos. “¿Por qué diablos todas en esta familia son hermosas?” Pensó Miranda al ver el espectáculo.

—¿Se puede saber que te pasó? ¿O es que Zena se puso bruta en el apareamiento?

—Ya quisiera que sólo fuera eso. —Lorena se encogió de hombros al pensamiento de Zena enfurecida cuando se enterara. —Una idiota no aceptó que Kara no la quisiera y se dispuso a atacar a Sawyer.

—¡¿Ella está bien?! —Gritó Miranda alarmada y se calmó antes de despertar a Lara.

—Va a estarlo. Kara necesita que vayas a su oficina para que la atiendas.

—Claro. ¿Podrías? —Preguntó señalando a Lara en sus muslos.

—Un placer. —Sonrió Lorena y cargó a Lara acostándola en la cama nuevamente. Acarició la cabeza de su hermana y besó su frente. —Quisiera que Max también regresara con nosotras mágicamente, pero sé que es muy ingenuo de mi parte.

—Lorena, no quiero que le digan a sus madres hasta que curemos la vista de Lara.

—No es algo sencillo de ocultar. ¿Sabes? ¿Lara aceptó la cirugía?

—No, ella sabe que necesitaría mucha de mi sangre.

—¿Qué pretendes?

—Operarla sin que se entere. ¿Me ayudarás?

  Zena caminaba para ir por Tess, todas tenían que reunirse en la oficina de la alfa. Ella pudo escuchar los cuchicheos, ella era el gato mascota de Lorena, su capricho, decían todos a su alrededor. Ella trató de ignorarlos, no necesitaba escuchar la opinión de unos perros tontos. Zena ya había pasado la mayor parte de su vida en soledad, no iba a permitir que le arrebataran la poca felicidad que poseía.

—¿Realmente pretendes reproducirte con nuestra Lorena? —Dijo un hombre bastante atractivo, su edad era similar a los veintisiete de Lorena, pensó Zena. Él estaba rodeado de otros lobos, tres machos y una hembra.

—No es su problema. —Dijo antes de tratar de seguir con su camino, siendo detenida nuevamente.

—Hubiera sido mejor si ella se apareara con Enna, ella amaba a Lorena. ¡Una loba!

—¡Esta no es una manada de gatos! ¡Es de lobos!

—¡¿Cómo la alfa puede permitir esto?! ¡La alfa debería estar teniendo cachorros, no dejándotelos tener a ti!

  Zena los esquivó, sintiendo una piedra golpeando su espalda, la ignoró y otra mas la golpeó, varias fueron lanzadas sucesivamente, consiguiendo un rugido de rabia por parte de Zenaida. Zena sujetó a uno de ellos del cuello.

—No importa lo que haga por ustedes, nunca me aceptaran. ¡¿No es así?!

—¡Lorena… es… nuestra princesa! ¡No tuya! —Dijo sintiendo asfixia al hombre que era estrangulado.

—Lorena me pertenece, los mataré a todos si se interponen. Ella es mía. Manos, pies, vientre, labios, ojos. Cuándo llora o sonríe. ¡Todo es mío!

—¡Te mataremos! ¡Gato callejero!

  Zena había sido encerrada, uno de esos encierros por aquellos inmundos lobos. Se recordó en el bosque, sola, siempre sola, hasta que la bondad la tocó. Todos son su enemigo. Todos quieren quitarle a su rayo de sol. No lo permitiría, ella aceptó ser la mascota de la alfa, pero no sin una recompensa. ¿Los lobos querían pelea? La iban a tener. Partiría sus mugrosos huesos de estos mequetrefes.

Continuará...

Tomando posesión de ti - Una nueva eraWhere stories live. Discover now