Capítulo 41

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—Paris.

Frunzo el ceño, ante ese susurro en mi oreja y me remuevo en la cama.

—Paris, despierta.

Siento un pequeño beso en la mejilla, sin embargo, continúo sin abrir los ojos.

—Vamos, Paris. Ya amaneció. Despierta.

Una cálida mano se posiciona en mi brazo y empieza a moverme con suavidad, lo cual hace que empiece a molestarme un poco, y que me vea en la necesidad de voltearme para darle la espalda a Jayden.

Escucho su suave risa sonar, lo cual hace que mi corazón de un vuelco.

—No me des la espalda, rubia.

Deja un beso ahora en mi hombro, erizándome la piel.

—No te la daría si me dejaras dormir. —refunfuño, y abrazo mi almohada.

—Pero ya es tarde, Paris bonita, y debemos ir a hacer cosas.

—Yo no quiero hacer cosas, quiero dormir. —murmuro, sin abrir los ojos.

—Prometo que cuando terminemos de hacer mis cosas, te traeré de nuevo al hotel a dormir.

Suelto un bufido y me doy la vuelta para mirar a mi casi novio con el ceño fruncido.

—Esto es tú culpa.

Alza las cejas, sorprendido.

—¿Mi culpa?

—¡Si! —clavo mi dedo índice en su pecho—. Si alguien no me hubiera mantenido hasta las 11 de la noche besándome en la playa, ya me hubiera parado desde hace horas.

Vuelve a reír y mi pecho se calienta.

Que bonito sonido...

—¿O sea es mi culpa?

—¡Si!

Pasa un brazo alrededor de mi cintura y me pega a él.

—¿Se te olvida quien se subió encima mío en la playa y estuvo besándome hasta que casi me arranca el arito?

Siento la sangre subirme a las mejillas y miro su labio, del lado donde tiene el arito, que está igual de hinchado y rojo que ayer.

Siento un poco de culpa inundarme al ver su boca así, puesto que de tanto tirar del aretito, lo lastime.

—¿Todavía te duele? —cuestiono angustiada y paso mi dedo pulgar por su labio inferior.

Niega con la cabeza y atrapa mi dedo pulgar con sus dientes, dándole un suave mordisco.

—No, pero tal vez un beso me cure más rápido.

Con una sonrisita, me levanto sobre mi codo y me inclino a su labio, dejando un beso justo arriba de su arito.

—¿Ya está?—frunce el ceño— ¿Solo eso?

Asiento con la cabeza y vuelvo a recostarme sobre la almohada.

—¿Qué no te quedó claro cuando te explique hasta con mis labios a lo que yo me refiero cuando te digo que me des un beso? —cuestiona con el ceño fruncido.

Sonrío.

—No voy a besarte hasta que me lave los dientes, Jayden.

Me levanto de la cama y me encamino hacia el baño.

—¿Insinúas que mi aliento huele mal?

Le doy una mirada divertida al ver su semblante indignado.

—No, insinúo que mi aliento me huele mal.

Enamorada de una super estrellaWhere stories live. Discover now